martes, marzo 02, 2021

Cosmologías, Parte II

Publicado en: Seminario Realidad y Proceso | Citación

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Cosmologías, Parte II

Miguel Ramón Moldes
Universidad Complutense de Madrid, España

Expanding Universe de Mblegacy. Fuente: Wikimedia Commons

Continuando con la sesión sobre las cosmologías, en la presente parte veremos el debate que vino a continuación de la exposición y desarrollo de la Dra. Pilar Ruiz-Lapuente (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España) en torno a la obra de Xavier Zubiri1, bajo la moderación de la Dra. Karolina Enquist Källgren (Universidad de Estocolmo). Dicho esto, veamos el debate.

1. Debate

1a. El dinamismo de las leyes del universo

Posteriormente a las indicaciones dadas por la Dra. Enquist, la primera pregunta fue lanzada por el Dr. Alfonso de la Puerta (investigador independiente): ¿cómo es posible que cambien y evolucionen las leyes? Se pregunta, puesto que no es lo mismo decir que cambien los paradigmas relativos al conocimiento del mundo (por ejemplo, el paso de la gravedad newtoniana a la relatividad general de Einstein), que decir que cambien las mismas leyes constitutivas de la realidad. Para el Dr. de la Puerta, lo primero sería más intuitivo que lo segundo.

La Dra. Ruiz-Lapuente trajo en respuesta que cambian las leyes porque, según el modelo del Big Bang (incluyendo algunas cuestiones todavía no probadas como lo es la unificación de la mecánica cuántica y la relatividad general), en el inicio del universo era una ley única, una «superley». Posteriormente, cuando el universo se empezó a enfriar, dicha ley se fue desgajando, emergiendo así de esta otras, y de estas otras, otras más, hasta lo que hoy conocemos como las cuatro interacciones fundamentales de la materia: gravitacional, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil.

A propósito de esto, el Dr. Carlos Sierra-Lechuga (Fundación Xavier Zubiri) comentó que, a su juicio, cuando Zubiri habla de que las leyes son dinámicas2, pudiera estarse refiriendo a que las leyes expresan dinamismo, dado que en su tiempo no se tenía muy claro que las leyes, efectivamente, cambien. Las leyes de la electrodinámica se expresan en ecuaciones diferenciales (las ecuaciones de Maxwell) y, por tanto, muestran el cambio de los campos eléctricos y magnéticos, tanto en el espacio como en el tiempo.

La Dra. Karolina Enquist planteó, como contrapunto a esto, que Zubiri muy posiblemente conoció las ideas de Sir Arthur Eddington quien postulaba la evolución de las leyes del universo en otras −en los años 1930. Por tanto, posiblemente, cuando se refiere a variación de las leyes, Zubiri no solo tiene en mente las ecuaciones diferenciales, sino efectivamente a que las leyes mismas cambian.

Respondiendo al Dr. Alfonso de la Puerta, Miguel Ramón Moldes (Universidad Complutense de Madrid) comentó que la concepción de estudiar las leyes del universo como eternas3 pudiera ser problemático. Los biólogos, por ejemplo, cuando no están trabajando de manera instrumental, se preguntan si realmente la vida presenta leyes, puesto que la vida en su acción evolutivo-estructural contempla grandes ambigüedades4. Pero la física, sin embargo, se presenta aún como un cuerpo de leyes, abriendo las preguntas ¿de dónde vienen y porqué son así las leyes? Aquí Miguel trajo a colación la hipótesis de Lee Smolin5. Según ésta, sería posible que, de colapsos de agujeros negros se crearan nuevos universos con leyes fundamentales ligeramente diferentes, y de estos, otros con otras leyes, y así sucesivamente. De este modo no se podría hablar de leyes en sentido de “universales a todo tiempo y lugar” sino solo de leyes relativas a un universo.

Al comentario de Miguel Ramón, la Dra. Pilar Ruiz-Lapuente respondió que conoce esta hipótesis de universos cíclicos en las que también ha trabajado Roger Penrose, y que son tesis alternativas al escenario Big Freeze que plantea que el destino del universo es su muerte térmica. Penrose concretamente piensa que los universos cíclicos surgirían de la propia inestabilidad cuántica del vacío. No obstante, ambas tesis, pese a ser conceptualmente consistentes, no han conseguido evidencias6.

A raíz de este tema surgieron más preguntas, por parte de los miembros. Gerardo Trujillo (Universidad Nacional de Educación a Distancia) preguntó si esas leyes, desde una concepción dinámica, siguen posibilitando una visión determinista. Tanto el Dr. Sierra-Lechuga como la Dra. Ruiz-Lapuente respondieron que las leyes dinámicas, en las ciencias físicas, prácticamente todas son deterministas y reversibles en el tiempo, y a pesar que expresen dinamicidad, ello no implica que el dinamismo sea determinista7. No obstante, hay algunas, como las ecuaciones que describen ciertos sistemas complejos, que no son reversibles en el tiempo por su alta sensibilidad a las condiciones iniciales del sistema y, por lo tanto, no son deterministas.

Víctor García (Universidad Autónoma de Barcelona) posteriormente toma la palabra para plantear la importancia de distinguir si, al hablar de leyes y, al margen del contexto histórico en el que Zubiri las plantea, nos estamos refiriendo a nuestra teorización de lo que sucede en el universo o, más bien, al comportamiento subyacente de este último8.

Volvió entonces a tomar la palabra el Dr. Alfonso de la Puerta, quien aparte de enfatizar el papel que Zubiri jugó como divulgador de la nueva física de su tiempo9, lanzó la pregunta que pudiera estar dejando abierta la concepción del Big Bang: ¿qué había antes del Big Bang? y ¿qué había antes de esa concentración infinita de materia y energía, que llamamos singularidad, la cual no se puede decir que estuviera en ningún espacio ni ningún tiempo?

Planteada la pregunta del Dr. de la Puerta, la Dra. Guadalupe Llanes (Universidad Central de Venezuela) comenta lo que, a su juicio, constituye un cambio de paradigma desde las metafísicas medievales-clásicas a las actuales, concretamente refiriéndose a la de Tomás de Aquino, por un lado, y la de Alfred North Whitehead, por otro. En la metafísica tomista, pese a que no se tomaba una posición absoluta por si el universo tiene comienzo o es eterno (ya que a Santo Tomás ambas posiciones le parecían razonables10), el Aquinate creía que tenía origen.

Entendido esto, podemos abordar la cuestión que La Dra. Llanes planteó; para el Aquinate, en la creación del universo, lo primero que aparecería serían las leyes del mismo, estas leyes, rigen previamente cómo ha de formarse, combinarse, y evolucionar el contenido del propio universo, en definitiva, su devenir. De tal modo, se parte siempre de un orden dado por las leyes. Es así, que «el general devenir», ocurre siempre en orden a partir de las leyes, pese a que ocurran determinados desórdenes particulares, estos, serían desviaciones accidentales de esas leyes generales11. Pero, si lo comparamos con Whitehead, podemos ver que, para el matemático y filósofo inglés lo primero no son las leyes, estas son emergencias del universo, cada vez que se forma una «entidad actual». De tal modo, se puede decir que «el universo es creativo», en el sentido de que, las leyes del mismo, se van creando con la forma de sus respectivos entes, como una estrella, o un átomo, una molécula, etc. Es necesario, según Whitehead, que cuando se crea un nuevo ente, se genere con él un «reacomodo» de las leyes existentes para con el nuevo ente, o «nueva ley», que englobe a ese ente con el conjunto del universo. De tal modo, el cambio de paradigma respecto a los clásicos-medievales es evidente, puesto que, si para los primeros las leyes son el espacio de configuración inicial desde el cual organizar la materia, para Whitehead, las leyes van construyéndose con el devenir del propio universo, son «emergencias».

La Dra. Ruiz-Lapuente, tras agradecer las dos intervenciones anteriores, respondió en primer lugar a Alfonso. Y es que hemos visto a partidarios de los universos cíclicos, pero también hay otros físicos que no contemplan esta hipótesis, considera. Tal es el caso de Aleksandr Vilenkin, quien piensa que el Big Bang, y por ende el universo primigenio, emergió de la “nada”12. En cualquier caso, según la expositora, ni los físicos ni los filósofos saben qué decir al respecto. Por otro lado, respondiendo a Guadalupe, Pilar personalmente considera que la emergencia entendida como epifenómeno, no cabe en la física, tal y como cabe en otras ciencias como la biología o la psicología, puesto que lo que emerge se puede reducir a lo que ha dado lugar a esa emergencia.

1b. Realidad, sustantividad y substancia

El Dr. Carlos Sierra-Lechuga, entonces, una vez acabado el debate sobre las leyes del universo, remarcó que el problema del devenir no es un problema del ser al no-ser13, sino mas bien es un problema de las realidades. Devenir es dinamismo, el dar de sí de las sustantividades, siendo (en gerundio) la realidad que se es.

A raíz de esto surgieron nuevos temas. La Dra. Enquist planteó dos críticas relacionadas con el lenguaje y la metafísica. En específico, Karolina primeramente se refiere a la cuestión de “hacer cópula al «dinamismo»”, de tal forma, que si en vez de decir “α «es» β” y, teniendo en cuenta que «ser» es siempre substancial, si en su lugar usamos, “α «está siendo» β”, una crítica posible sería que esto simplemente es un cambio lingüístico-formal superfluo, toda vez que muchas lenguas, como el sueco nativo de la Dra. Enquist, carece de gerundios, de modo que, en realidad, en el contenido se está diciendo lo mismo, y que es tan substancial «ser» como «estar siendo». Como segunda crítica, Karolina señala que los partidarios de un sistema que pretenda sustituir el concepto de substancia por el de sustantividad, como forma propia de las realidades, deberían antes hacer una autorreflexión de cuál es el espacio lógico que ocupa el nuevo concepto en el nuevo sistema. Entonces, la Dra. Enquist se pregunta si realmente difiere algo, desde la formalidad lógica, el concepto de sustantividad frente al de substancia, a excepción quizá de una mejor descripción del devenir ¿cuáles son las características necesarias para postular la sustantividad?

El Dr. Sierra-Lechuga se presentó a responder, extendidamente, a la Dra. Enquist. A la primera crítica, va a decir decir que no es así, ya que la cuestión no es que haya una cosa que «esté siendo» otra cosa o unas propiedades extrínsecas, sino que, ese «estar siendo» es todo lo que se presenta; en definitiva, es un “estructurándose”, un de suyo dando de sí. De tal manera que el «estar siendo» es intrínseco, no una cópula, y las sustantividades o cosas no son, esto es así, si «ser» se entiende de manera absolutamente estática, pues la sustantividad es dinámica. No se trata, prosigue Sierra-Lechuga, de una mera cuestión nominal expresada en gerundio, pues este dinamismo puede expresarse, en sueco y todas las lenguas, en el lenguaje estándar de las ecuaciones diferenciales que es propio de las ciencias exactas y naturales. La razón formal del dinamismo no es el gerundio, sino al revés: la razón formal del gerundio es el dinamismo, y por eso este dinamismo puede expresarse de muchos otros modos sin necesidad del gerundio. Siempre hay una tendencia a tratar a las cosas como sujetos, pero esto es un logicismo, no algo reológico, piensa Sierra-Lechuga. Este además fue un error de Maxwell, y en general del siglo XIX en la física, que hicieron substancialización de la idea de campo. Similar fue el caso la idea de éter, contínua Carlos, que constituye la substancialización del espacio en el que devienen las realidades, es decir, como un medio en el cual se darían las realidades en dinamismo, de tal modo, no se conciben las cosas como estructuras dinámicas per se, sin necesidad de un «subjectum» sino como cosas dinámicas en virtud de una estructura substancial; el éter. No fue hasta el trabajo de Hendrik Antoon Lorentz, que se dejó de intentar reducir las leyes electromagnéticas a las leyes mecánicas.

Con respecto a la segunda crítica, Sierra-Lechuga señala que es cierto, que desde la formalidad lógica solo se está quitando un concepto por otro, pero es que el asunto consiste en que la formalidad lógica no es nunca lo radical en estos problemas −a la postre, reológicos, piensa Sierra-Lechuga. Además, el cambio no es arbitrario, sino que provendría desde lo que nos trasladan los conocimientos de las ciencias, ¿qué categoría formal es más consistente con las realidades?, ¿la sustantividad o la substancia? Si somos físicamente responsables, Sierra-Lechuga considera que, en definitiva, serían las sustantividades (bien que actualizadas), y no las substancias. El cambio lógico no sería nunca arbitrario, sino que pendería de lo que reológicamente se esté exigiendo14.

1c. Un caso concreto: ¿Es sustantiva una explosión?

Continuando con el debate, el Dr. Jesús Ruíz Pozo (Universidad de Guanajuato) toma la palabra para plantear un ejemplo. En concreto, se preguntó si una explosión podría considerarse una cosa real, es decir, una sustantividad de acuerdo a Ruíz Pozo, ¿o más bien sería una nota de una cosa real? La motivación de esta pregunta, en palabras de Jesús, radicaría en buscar un término medio entre la postura de la Dra. Enquist y la del Dr. Sierra-Lechuga15, considerando los conceptos de respectividad, sustantividad y dinamismo.

Se aventuró en responderle primeramente César Rodríguez (Escuela Andaluza de Salud Pública), en su consideración, siguiendo las ideas de Zubiri, no se puede equiparar «sustantividad» como “única realidad”. Dicho más técnicamente, no es el caso, que una cosa real sea real si y solo si es una sustantividad. De tal modo, si se diera el caso, de que una explosión no es una sustantividad y fuera una nota de una sustantividad, igualmente sería real. La explosión, en cualquier caso, sí sería real porque en la aprehensión tiene formalidad de real, señala Rodríguez. Pero esta explosión, siendo un de suyo, ¿sería una sustantividad o una nota de una sustantividad? La explosión, a su juicio, sería, o bien una nota, o bien un sistema de notas adventicios. La explosión, en cualquiera de los dos casos, es fruto de la interacción de diversas sustantividades, formando factores condicionales, es decir, condicionantes que harían emerger dicha explosión.

El Dr. de la Puerta también se animó a responder. Para entender bien el asunto, a su juicio, es conveniente entender bien la relación que hay entre los conceptos de respectividad, sustantividad y dinamismo. Para explicar dicha relación entre los tres conceptos, a consideración de Alfonso, podríamos hacer la visualización de un triángulo, en el que cada uno de sus tres vértices corresponda a uno de los tres conceptos, de tal manera, cada uno de los tres, sea nota de los otros dos, y esto con cada uno. Así las cosas, no habría dinamismo sin más, sino sustantividad dinámica y respectividad dinámica. De igual forma, no habría respectividad sin más, sino sustantividad respectiva y dinamismo respectivo. Y finalmente, no habría sustantividad sola, sino dinamismo sustantivo y respectividad sustantiva. Por otro lado, sustantividad es lo que sustituye al concepto de substancia, como ya se ha propuesto en sesiones pasadas, y la sustantividad cabe entenderla, a juicio de Alfonso, como estructura que tiene partes interconectadas que son funciones específicas del sistema en respectividad con los demás sistemas.

Luego, continua Alfonso, respectividad sustituye al concepto de relación, puesto que relación se da entre substancias, o notas hechas (a entender del que escribe, notas acabadas16), mientras que, respectividad se da entre notas en función con otras, es decir, funda relatos. Es así, que una sustantividad concreta, una cosa del mundo, por ejemplo una piedra, un árbol, etc, está en respectividad interna, consigo misma; y en respectividad externa, con el resto de la realidad, de tal forma, es nota del resto del universo. Es así, que sustantividad sólo es en rigor el universo. Así las cosas, el Dr. de la Puerta mantuvo que una explosión es un dinamismo, es un dar de sí, es decir, una realidad estructural dando de sí. Y, si se dice que es una “cosa real”, lo que se está haciendo es sustantivar el dinamismo, o bien si se dice que es una “propiedad de una cosa real”, se estaría conceptualizando como una nota estática.

El Dr. Carlos Sierra-Lechuga, tomó el relevo para dar su juicio al respecto. Si afirmamos que una explosión es una realidad estructural dinámica, entonces es una sustantividad, afirmó. La explosión sería un proceso. Además, continua, es claro que no es una substancia. Pero siendo un proceso, ¿qué es un proceso? En la sesión de hoy, enfatiza Carlos, se vio que Zubiri afirma que «proceso» es una expresión del dinamismo; el dinamismo no consiste en ser procesual, pero si hay proceso, es porque ha habido dinamismo, entonces explosión es expresión de un dinamismo. Pero si dinamismo es convertible con realidad, es decir, con estructura dinámica, entonces el proceso al ser una forma de dinamismo, este sería expresión de una realidad, y por ello, debe ser una sustantividad, concluye Sierra-Lechuga.

Por otro lado, el Dr. Sierra-Lechuga comenta que la sustantividad no es una cosa estática, de tal modo, si sustantividad es un sistema de notas constitucionales dinámico, donde lo importante está en la respectividad entre notas y entre sustantividades, ¿dónde está el problema de entender la explosión como una sustantividad? Aunque es menester determinar, hasta qué punto, algo es una sustantividad. Esto, a fin de cuentas, es trabajo de los metafísicos modernos. La respectividad, coincidiendo con Alfonso, no es una mera relación entre cosas, a tal punto que podríamos decir que estructura es todo lo que hay17, a juicio de Sierra-Lechuga.

A modo de réplica, el Dr. Alfonso de la Puerta, volvió a tomar la palabra para aclarar que él está de acuerdo con lo que Carlos Sierra-Lechuga dice, enfatizando que su intervención anterior se enfocó, mas bien, en articular una crítica a la sustantivación del dinamismo, entendido como un dinamismo separado de la cosa. A juicio de Alfonso, el dinamismo es siempre dinamismo de una sustantividad dando de sí.

Para cerrar el tema, César Rodríguez plantea dos cuestiones sugerentes. Primero, es que si a la explosión se le considera como sustantividad y no como nota adventicia tal como él inicialmente lo propusiera (que no está motivado en pensar la sustantividad como substancia, sino en un reconocimiento de la comunicación entre sistemas de notas-de), bien que valdría la pena preguntarnos sobre la membrana (o límites) que tendría dicha explosión entendida como sustantividad. Y segundo, si siempre es válido hacer la distinción entre ser sustantivo y ser real. ¿Es posible zanjar, de forma concluyente, estas dos cuestiones? En el debate, por lo pronto, quedaron abiertas.

2. Conclusión

A modo de cierre diremos que, por último, el Dr. Carlos Sierra-Lechuga, volvió a recordar que una metafísica científicamente responsable, no puede partir de «a prioris», debe partir de lo que nos ofrecen las ciencias, y lo que, a su juicio, nos dicen las ciencias, es que lo real, es «estructuración dinámica de las distintas realidades», entonces, no mera estructura modal o legaliforme, ni tampoco estructura acabada, sino que es un estructurándose. Acabado esto, agradecimos a la Dra. Pilar Ruiz-Lapuente la exposición y finalizamos la sesión hasta el siguiente día.


  1. ZUBIRI, Xavier. Estructura dinámica de la realidad. Alianza editorial, Madrid, España. 1995. pp. 41-67. Esto abarca, concretamente, el capítulo IV de la primera parte (Dinamismo y Cambio).
  2. ZUBIRI, X., op. cit., p. 54.
  3. De tal modo, habría cambios de paradigma relativos al conocimiento del universo, pero nunca cambios, si se quiere, ontológicos del propio universo, del propio objeto de estudio basal, pues una ley solo es ley si y solo si es universal en todo espacio y todo tiempo.
  4. A raíz de esto en BERGSON, Henri. La evolución creadora: Obras escogidas. Madrid, Editorial Aguilar, 1963, pp. 451-452, dice lo siguiente: “Una vez más, no existe ley biológica universal que se aplique enteramente, automáticamente, a no importa qué ser vivo. No hay más que direcciones en las que la vida lanza a las especies en general. Cada especie particular, en el acto mismo por el cual se constituye, afirma su independencia, sigue su capricho, se desvía más o menos de la línea, a veces incluso remonta la pendiente y parece volver la espalda a la dirección original”.
  5. Que sostiene para defender el principio antrópico de manera no divina, pero que aquí fue traída para justamente hablar del cambio de leyes que se dan en la propuesta de Smolin, esta hipótesis Smolin la bautizó como «teoría de los universos fecundos» y puede encontrarse en su obra: SMOLIN, Lee. The life of the cosmos. New York/Oxford, Oxford University Press, 1997.
  6. Penrose pensó que se podría encontrar una prueba en el fondo de radiación de microondas, pero todavía no se ha encontrado. La hipótesis de Smolin, por otro lado, se contrapone con la denominada radiación de Hawking, dado que, a la larga, agujeros negros generadores de nuevos universos se disiparían.
  7. Y no por ello, se tienen que interpretar de modo substancialista, como pudiera ser, por ejemplo, la ecuación de Schrödinger, que no modela ni campos ni partículas, sino, mas bien, funciones de onda.
  8. Nota del editor: La pregunta de Victor no se respondió explícitamente en el debate. Aun así, vale la pena mencionar que por lo planteado en sesiones anteriores, uno de los objetivos del seminario es, precisamente, reconocer en lo que sabemos de las ciencias aspectos de la realidad misma, aun cuando haya una mediación mental. Y es que las leyes de la física se proponen porque hay hipótesis que, contrastadas con experimentos, arrojan resultados favorables. De allí que, como bien lo explicó el Dr. Morales y el Dr. Sierra-Lechuga en la sesión inaugural, desde el puzle de la ciencia es que podemos acceder, de forma procesual (no algorítmica, ni logicista) a la realidad, para luego tomar el desafío de construir metafísicas científicamente responsables. Más información en: ENQUIST KÄLLGREN, Karolina. Inauguración del seminario Realidad y Proceso [en línea]. Revista RYPC, 4 noviembre 2020. <http://www.revista-rypc.org/2020/11/inauguracion-realidad-y-proceso.html> [consulta: 18 febrero 2021].
  9. Aludiendo al libro: ZUBIRI, Xavier. Naturaleza, Historia, Dios. Madrid, Alianza editorial, 1944.
  10. Tomás de Aquino, creía que el universo tenía un origen temporal, lo aceptaba, digamos por Fé, pensaba que era una verdad revelada; no obstante, no creía que pudiera demostrarse filosóficamente que el universo había tenido un comienzo. Para el Aquinate era tan racional pensar lo uno como lo otro. Por todo ello, fue uno de los más acérrimos detractores del argumento cosmológico Kalam, que intenta llegar a Dios a partir del principio temporal del universo. Este argumento era defendido, entre otros, por San Buenaventura. Es así, que para Tomás de Aquino, la tesis de que el universo empezó a existir, no se puede demostrar racionalmente. Sin duda la huella de Aristóteles está presente en su pensamiento. Para más información al respecto, este ensayista recomienda leer el opúsculo de St. Tomás Sobre la eternidad del mundo, Opuscula philosophica, 2002.
  11. Para más información sobre este asunto, este ensayista recomienda leer; Aristóteles, Física (II-4-6) y también Metafísica (V 30.1025ª14-21;VI 2,1026b30-33), así como Analíticos Posteriores (II,11, 95a 8-9.), Reproducción de los animales (IV 3, 770a6) y Sobre la generación de los animales (IV 4,770b5-20).
  12. Aunque no una nada, entendida como no-ser absoluto, o nada parmenídea, lo que nos lleva a preguntar si, realmente, tiene sentido apelar a dicho término, o más aún, si es legítimo identificar la singularidad del Big Bang con el inicio absoluto del universo.
  13. Tal y como se ha ido exponiendo en este artículo, puesto que ser es un término substancial.
  14. Si se quiere saber el por qué, el escritor de esta crónica recomienda seguir las distintas crónicas de este seminario, publicadas en esta revista, así como todo lo que vaya saliendo de este seminario «Realidad y Proceso».
  15. Nota del editor: Si bien no fue mencionado explícitamente por el Dr. Ruiz Pozo, esta pregunta bien pudiera ser relevante si lo que buscamos es interpretar metafísicamente el Big Bang, ya que este, desde su formulación física más temprana, se ha entendido precisamente como una explosión.
  16. Por ejemplo, al modo de ver de este cronista, un modo substancialista de ver este tema podría visualizarse así; si $R$ es una relación binaria, y $a$ y $b$ dos objetos tales que: $ < a,b > \in R$, diremos que “$a$ está conectado con $b$ por medio de $R$” −también se puede escribir «$aRb$», o también «$R \left( a,b \right)$». De la forma que sea, implica una noción de $a$ y $b$ como cosas en acto, estáticas, de ellas, emerge «la relación $R$», que las une −aunque también se puede entender como que «la relación $R$» conecta $a$ y $b$. En cualquiera de los dos casos, $a$ y $b$ siguen siendo igualmente substanciales.
  17. Aunque no debe ser entendida, a juicio de Sierra-Lechuga, como la entienden los partidarios del realismo estructural óntico, es decir, como estructura modal objetiva. Es menester, entenderla como la hemos ido entendiendo en este seminario.

Citación (ISO 690:2010): RAMÓN MOLDES, Miguel. Cosmologías, Parte II [en línea]. Revista RYPC, 2 marzo 2021. <https://www.revista-rypc.org/2021/03/realidad-y-proceso-cosmologias-parte-ii.html> [consulta: ].