miércoles, febrero 03, 2021

Causalidad, Parte II

Publicado en: Seminario Realidad y Proceso | Citación

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Causalidad, Parte II

Gerardo Trujillo Cañellas
Universidad Nacional de Educación a Distancia, España

Newton's Cradle de Tony Lin. Fuente: Flickr.com

Esta segunda parte de la crónica sobre el tema de la «causalidad» del Seminario Realidad y Proceso, presentamos el debate que prosiguió a la presentación y desarrollo de la Mtra. Benazir Flores (Universidad Complutense de Madrid). Este fue moderado por el Dr. Carlos Sierra-Lechuga (Fundación Xavier Zubiri).

1. Debate

El Dr. Sierra-Lechuga agradeció la presentación del texto y abrió las intervenciones para el debate. A continuación relatamos un resumen de las mismas, por subtemática abordada.

1a. Cognición humana en la conceptualización de la causalidad

Iniciando el debate, el Dr. Edgar Blanco (Universidad Central de Venezuela) le pregunta a la expositora si esta propuesta de Zubiri no presenta semejanza con la causa sui spinoziana. También, a modo de debate para todo el grupo, Blanco plantea que si comparamos las ideas de Zubiri con la lectura de espacio y tiempo en Kant, acaso eso no nos pone justamente en la línea del sujeto, que hemos venido discutiendo desde sesiones pasadas.

Benazir Flores respondió a la primera pregunta diciendo que según su lectura de Zubiri el movimiento causal no es igual al de natura naturans, aun cuando en ambos hay una determinación. De acuerdo a la expositora, en Spinoza este movimiento quizá aparece más indefinido. Sin embargo, Zubiri piensa siempre estructuralmente, y este no es el caso con Spinoza.

Posteriormente, Karolina Enquist (Universidad de Estocolmo) se refiere, críticamente, al tratamiento que recibe la causalidad de Kant en el desarrollo zubiriano. Y es que en la Crítica del Juicio de Kant encontramos en el juicio reflexionante una cierta idea relacional que a ella le parece que puede coincidir con la idea de respectividad de Zubiri, ya que ese juicio se realiza en un proceso, sin principios, ni leyes, basado en una continua relacionalidad entre diferentes ámbitos del ser cognitivo humano. Y la finalidad de la naturaleza, como concepto total del cosmos, según Kant, funda esos juicios.

La intervención de Enquist generó dos respuestas. La primera fue de Edgar Blanco, quien resaltó la aproximación del juicio reflexionante (que él prefiere llamar juicio estético) entre el determinismo de la naturaleza y la libertad como algo indeterminado. De acuerdo a Blanco, Zubiri va más hacia el aspecto determinista, hacia el pensamiento de Spinoza a su parecer, aunque no sea de manera muy explícita.

La Dra. Teresa Álvarez (Universidad Complutense de Madrid), por su parte, considera que el juicio reflexionante sí se podría incorporar en la crítica de Zubiri porque el argumento teleológico o problema de la finalidad justamente está centrado en el efecto. En esto último Enquist planteó su desacuerdo, dado que considera que en Kant, a diferencia de la teleología, la finalidad no la conocemos sino que solo la presuponemos. Enquist ve en el juicio reflexionante solo una estructura paralela al desarrollo zubiriano.

1b. Causalidad del todo e interconexión de sustantividades

Ignacio Clavero (Universidad de Zaragoza), tomando la palabra, resaltó la importancia de anclar la causalidad a la realidad misma. No obstante, es difícil encontrar una causa concreta y, por ello, Zubiri nos remite a la causalidad del todo, lo que parece alejarnos de una solución concreta para el problema de la causalidad. Pero aun así, propone Clavero, podríamos detenernos a medio camino, en el que no se dieran efectos plurales del dinamismo total, pero tampoco se entienda la relación causa-efecto de forma unívoca. Aquí podría pensarse en campos de causalidad como condiciones para la causalidad.

En este punto, Benazir apuntó que la causalidad, por fundarse en la respectividad, remite a la interconexión y que, en efecto, sería interesante delimitar los campos para así evitar cadenas causales infinitas.

El Dr. Sierra-Lechuga apuntó que hay unas reflexiones en torno a estas ideas en la obra de Bohm La totalidad y el orden implicado1, donde ese orden no es explícito sino implícito a las ecuaciones de la física. Además, considera que resultaría interesante pensar la causalidad como condicionamiento, que es lo que significa la aitía griega, justamente. Esto tendrá su importancia cuando se trate en el seminario la idea de la persona.

1c. Funcionalidad e inteligencia sentiente

La Dra. Pilar Ruíz-Lapuente (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España) introdujo una pregunta acerca de la filosofía de Zubiri. Cuando el filósofo habla de que la inteligencia sentiente es capaz de conocer directamente la funcionalidad de lo real, ¿se da en él un cierto realismo ingenuo? Esto le pareció a ella en la lectura del texto.

El Mtro. Gerardo Trujillo (Universidad Nacional de Educación a Distancia) realizó un pequeño apunte sobre la filosofía de Zubiri, donde la idea de inteligencia sentiente se refiere a la primera impresión y no implica un conocimiento, sino la presencia o actualización de la realidad. Ahora bien, en cuanto al tema de la causalidad, Trujillo ve la coherencia de Zubiri al plantearlo como un problema de la realidad y de dinamismo de la estructura de lo real. En ese sentido, la funcionalidad de lo real, que es anclada en la misma formalidad de lo real, tiene esa respectividad a la totalidad y que luego hay que concretar en las particularidades, o estabilidades que vemos en la naturaleza. Esa misma apertura de la realidad se da en la apertura de la funcionalidad. Por ello la causalidad puede ser un tipo de esa funcionalidad de lo real.

En esta línea, Sierra-Lechuga plantea que la causalidad, que no es lo mismo que causa, se da en la intelección sentiente. Y esta causalidad se ve incluso en la ciencia, cuando se me da una ecuación no se me muestra una causa y un efecto. Se muestra la funcionalidad de una sustantividad constructa como en el ejemplo de la ecuación de la segunda ley de Newton. No se me dice que la fuerza sea la causa de la aceleración, sino más bien pura funcionalidad, a saber: la tasa de variación de la velocidad en función de la fuerza, o a la inversa. El problema es determinar la causa en cada caso, lo cual ya es un problema de cada ciencia2. Visto filosóficamente, si cada ciencia puede determinar una causa es porque todo se da en causalidad.

1d. Distinción entre esencias abiertas y esencias cerradas

La Dra. Teresa Álvarez toma la palabra y se pregunta dos cosas. Primero, si las esencias abiertas y cerradas tienen una relación con las notas adventicias y constitucionales, respectivamente. En segundo lugar, si ninguna cosa tiene plenitud sustantiva y todas son momentos abstractos del todo, ¿cómo podemos hablar de esencias cerradas? La única manera sería pensar en la idea de esta sustantividad como puntos en un universo discontinuo, de lo contrario, debería responderse cómo, porque no queda claro.

Sierra-Lechuga, entre paréntesis, apela a una cuota de moderación respecto de cómo entendemos a las esencias cerradas, dado que siempre habrá limitación del lenguaje3. En cuanto a las esencias abiertas, por otro lado, se refiere al ejemplo arquetípico del ser humano, que tiene notas no sólo naturales sino también por apropiación, debido a su apertura estando en la sociedad y en la historia. Esto es diferente al caso de las esencias cerradas, que no tienen notas por apropiación sino sólo por constitución, por naturaleza. Una esencia cerrada es un de suyo, y una esencia abierta además de “de suyo” es suya, es decir, se posee así misma.

Luego de esto, Benazir se refiere al ejemplo que Zubiri expone en el libro, para contraponer esencias abiertas y cerradas. A saber, el hombre, como esencia abierta, se enfrenta a lo real sabiendo que él mismo es una realidad, y el electrón, como esencia cerrada, es en sí y nada más, es decir, solo se comporta según su carácter de realidad (sin saberlo; actúa “de suyo” pero sin ser “suyo”).

1e. Sobre el azar y la (dis)continuidad del todo

Llegado a este punto, Miguel Ramón (Universidad Complutense de Madrid) se pregunta: ¿qué concepciones del azar se manejan en la física o la biología? Zubiri le recuerda mucho a la dialéctica de Hegel en la que, según Miguel, se mantiene un principio de continuidad del todo. La pregunta es si eso choca con la física cuántica, en el que encontramos observables cuyas magnitudes están cuantizadas.4

El Mtro. César Rodríguez (Escuela Andaluza de Salud Pública), por su parte, considera que Zubiri sí admite discreción en el sentido de discontinuidades, pero no como huecos de vacío, sino por la distinción de los diferentes tipos de dinamismos o formas de causalidad, como se verá en sesiones futuras. Por lo demás, hay un autor que, de acuerdo a Rodríguez, reflexiona sobre esto: Gregori Bateson, en su obra Steps to and ecology of mind, Mind and Nature5. En dos cuestiones importantes pone énfasis Bateson. Primero, que la palabra “mente” es extensible a toda la realidad, entendida de forma similar a como Zubiri entiende la realidad, como dinamismo y pura funcionalidad. Y segundo, que esta “mente” tiene procesos analógicos (continuos) con azar, y digitales (discretos) con determinabilidad.

Al comentario de Rodríguez, Sierra-Lechuga agrega que muchas de las ideas de Bateson, así presentadas, están también presentense en el panexperiencialismo que usualmente se le atribuye Whitehead.

También y especificando más, Ignacio Clavero se refiere a tres citas de Zubiri en su libro6. En la pág. 96 se dice que en la talidad hay niveles, en la pág. 100 que la respectividad no es unívoca, sino que depende de las esencias, y en la pág. 104 se habla de escalas de realidades. Además, hay una distinción entre mundo (carácter de lo real) y cosmos (lo talitativo), ambos dentro del todo; distinción que funciona durante toda la exposición de Zubiri. Entonces, Clavero indica que la pregunta importante a trabajar sería cómo articular esa discontinuidad entre cosmos y mundo.

No se deja esperar el comentario de Sierra-Lechuga, quien señala que Ignacio ha dado en el clavo. Enfatiza que, precisamente, esos discontinuos, donde puede haber saltos, ocurren en el “cosmos”, esto es, en la realidad en términos talitativos (los contenidos de esa realidad). Allí puede haber discontinuidad, en lo real. No obstante, “mundo” es la respectividad por vía del solo carácter de realidad, y en ese sentido la realidad siempre es “continua” (formalmente). Por eso, aunque hubiera muchos cosmos inconexos, seguiría habiendo un mismo mundo.

Más adelante, la Dra. Guadalupe Llanes (Universidad Central de Venezuela) toma la palabra para señalar que la continuidad en el universo es un tema filosófico bastante complejo. Un continuo cuantitativo es fácil de comprender, ya que son gradaciones de cosas (grados de ser, grados de pensar, etc.), además que estos continuos llevaron a las teorías del principio de plenitud desde la Antigüedad hasta el siglo XX. Pero los continuos cualitativos son problemáticos. Lovejoy, de acuerdo a la Dra. Llanes, afirma que estos continuos son una contradicción de términos, dado que en el universo, más bien, vemos continuas quiebras en la continuidad.

El comentario de Llanes genera la respuesta de la Dra. Ruiz-Lapuente, quien considera que en el universo, particularmente con la descripción de leyes y el dinamismo, no hay un problema de discontinuidad o saltos, si bien vemos indeterminismo tanto en la física clásica como en la física cuántica. No obstante, Sierra-Lechuga agrega que la mejor forma de entender un continuo cuantitativo es con las cortaduras de Dedekind, y que un continuo cualitativo, si es que es una contradicción, bien podría relacionarse con lo que Hegel ya señalaba: es el salto de la cantidad a la cualidad.

1f. Causalidad en la biología, la física y la medicina7

Sierra-Lechuga señala que el tema de la causalidad se ve bien en los temas de la ecología, ya que se supera esa idea mecánica vulgar que tenemos muchas veces en mente, como el ejemplo trivial de las bolas de billar. Incluso en desarrollos posteriores de la física como los formalismos de Lagrange y Hamilton de la mecánica, o inclusive el energetismo de Maxwell y Faraday, deja en evidencia que la causalidad, realmente, es algo mucho más complejo que la imagen intuitiva e ingenua de las bolas de billar. ¿Será que los biólogos del grupo tendrán otra idea de la causalidad, como causalidad en el sentido de transformación, funcionalidad y/o relaciones?

El ecólogo Dr. Dancizo Toro (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España) interviene en el debate para señalar que él se interesa en la causalidad recíproca entre organismos y medio ambiente. Por lo que aquí no estaríamos hablando de organismos con una identidad discreta sino más bien difusa, en relaciones simbióticas con otros organismos y con el medio ambiente. Y, por consiguiente, dentro de este esquema, no hay una manera clara y discernible de entender donde empieza, funcionalmente (no así formalmente), un organismo y termina otro. Aquí se habla, entonces, de un anidamiento de funciones recíprocas o asociaciones simbióticas. En síntesis, de acuerdo al Dr. Toro, habría una causalidad recíproca entre organismo y medio ambiente; este organismo, por sí mismo no es discernible de otros porque establece con ellos relaciones funcionales; y todas estas relaciones son temporalizadas e interdependientes.

Adicionalmente, la astrobióloga Rosa Reyes (Universidad Nacional de Colombia) interviene para poner énfasis en la coherencia estructural de la realidad, aun cuando la funcionalidad de los organismos no siempre es posible comprenderlos por los medios técnicos vigentes. Como sea, ella considera que la forma más sencilla de dibujar la causalidad en la biología es como un paisaje adaptativo que, topológicamente, va cambiando. En dicho paisaje, la emergencia de toda propiedad subyace a las potenciales que ya se encontraban en sistemas (niveles) previos ya estudiados que se configuran para generar novedad en el tiempo. Entonces, es posible encontrar verdades que pierden vigencia dependiendo del sistema en el que uno se sitúe y, dado que nuestro conocimiento sobre la funcionalidad de cada uno de estos sistemas puede no ser el mismo, surgen varias discontinuidades epistémicas, e incluso sesgos. Un ejemplo concreto de paisaje adaptativo es el paisaje evo-devo, en el que nuestra astrobióloga ve una coherencia dinámica que, a pesar de las mencionadas discontinuidades, evidencia la complejidad de la causalidad. Adicionalmente, Rosa plantea, como ejemplo muy relevante, el enorme desfase entre el tiempo que toma entender en términos científicos una entidad vírica y el tiempo involucrado en el fenómeno mismo.

El Dr. Manuel David Morales (Centro de Ciencia y Fe) posteriormente se refiere a cómo se concibe la causalidad en la física relativista. Aquí entra en juego el cono de luz, que viene a ser una sofisticación de la causalidad entendida, ingenuamente, como una cadena lineal de eventos. Dentro de este contexto, el Dr. Morales menciona el problema del horizonte en cosmología, el cual parte del hecho de que todo lo que ha ocurrido en nuestro universo, después de su origen, está causalmente conectado −porque así lo observamos en la radiación de fondo de microondas que, a gran escala, es homogénea e isotrópica8. Esto quiere decir que las señales que se transfieren del pasado del universo hasta nuestros días no pueden superar la velocidad de la luz. Una cuestión importante además que señala el Dr. Morales es que, en presencia de campos gravitacionales fuertes como los producidos por agujeros negros, la relatividad general predice deformaciones en los conos de luz a medida que los cuerpos se acercan al horizonte de eventos, complejizando aun más la noción de causalidad. Sin contar, además, que la simultaneidad, tanto en la relatividad especial como general, va a depender del sistema de coordenadas, por lo que para el Dr. Morales es claro que estamos en presencia de una superación de la idea de causalidad lineal tal como se entendía algunos siglos atrás.

El Mtro. César Rodríguez vuelve a tomar la palabra, para señalar que, bajo su percepción, en la comunidad médica sigue estando vigente un entendimiento muy simplista de la causalidad. La razón práctica y de fondo es que en las ciencias de la salud la urgencia es curar, salvar vidas, y poner soluciones. Si, por ejemplo, sube el número de infartos, se contratan más cardiólogos y no se analizan más causas de fondo. Aun así, el Mtro. Rodríquez considera que estas áreas sí se ven beneficiadas por estudios de otras tales como la ecología, la filosofía, o más directamente las ciencias sociales, considerando, por ejemplo, la investigación sobre ese carácter de sistema en donde aparecen los determinantes sociales de los problemas de salud. De acuerdo con Rodríguez, urge ver este tipo de problemas desde la complejidad que supone tener instancias superiores asociados a lo político, lo social y/o lo cultural, ejerciendo influencia sobre instancias medias asociadas a lo fisiológico, lo celular, etc., las que, a su vez, dependen de instancias inferiores como pudiera ser el pH del suelo, entre otras cosas.

Ahora bien, Sierra-Lechuga complementa las intervenciones científicas con dos puntos. Primero, que causa es distinto de causalidad. La causa siempre será problemática incluso en un sentido vulgar. Pero, enfatiza, podemos destilar que si hay causa, hay causalidad, y que esta sería la funcionalidad de lo real, como en los nidos ecológicos en donde se ejemplifica, claramente, la cuestión de la respectividad, o en el cono de luz de la física, que impone un límite para la velocidad de transmisión de información útil dentro de un orden explícito, si bien no implicado, como lo postulara Bohm. Y segundo, que en torno a los determinantes sociales, inclusive pudieran explorarse nexos con Aristóteles, que recurrió a la palabra griega aitía, que significa “lo requerido para”, lo que condiciona, y de allí “causa”. También considera que la noción de causalidad top-down, en línea con el planteamiento sistémico de Rodríguez sería, precisamente, la funcionalidad de lo real en tanto que real,al margen de que un sistema esté arriba o abajo.

2. Comentarios finales

A modo de cierre, Sierra-Lechuga plantea una última idea. Si la causa la distinguimos de la causalidad, él considera que también podríamos distinguir la causación. Así, entonces tendríamos que si la causa estuviera vinculada al de suyo y, por otro lado, la causalidad es la funcionalidad de lo real, es decir el dar de sí, entonces la causación podría ser entendida como condicionamiento, determinante o fundamento, esto es, el dar lugar a. De suyo, dar de sí y dar lugar a serían constitutivos íntimos pero distintos entre sí.

La sesión finaliza con unas palabras de despedida de Benazir, quien agradeció el fructífero intercambio de ideas. No será hasta después de las fiestas de Navidad y Año Nuevo que el grupo se volverá a reunir para una nueva sesión de trabajo.


  1. BOHM, D. La totalidad y el orden implicado. Kairós, Barcelona, 2008; BOHM, D. Wholeness and the Implicate Order. Routledge Classics, 2002.
  2. Sierra-Lechuga aquí pone el ejemplo del asesino en una mansión. ¿Quién mató al dueño de la mansión? Al final dependerá de a quien se le pregunte. Si nos acercamos al perito y le preguntamos, dirá que fue el cuchillo, el médico dirá que fue un paro cardíaco, etc. El problema de la causa será siempre problemático, abierto, porque será la cuestión de una causa en específico para un determinado efecto.
  3. En la elaboración de esta crónica, Sierra-Lechuga nos comenta que su intervención apela, básicamente, a que “cerrado” no significa lo que en la ciencia, por ejemplo en la termodinámica, podría significar “adiabático” u otras nociones por el estilo. Esto es diferente.
  4. Nota del editor: Por “cuantizadas”, Miguel Ramón hace alusión, esencialmente, a cantidades físicas cuyos valores numéricos solo abarcan valores discretos: el radio de la órbita del electrón, los fotones o “paquetes” de energía de la luz incidente en el efecto fotoeléctrico, etc.
  5. BATESON, G. Pasos hacia una ecología de la mente. Lumen. Buenos Aires, 1997; Id. Espíritu y Naturaleza. Amorrurto, Buenos Aires, 1993. Id. Steps to an Ecology of Mind: Collecte Essays in Anthropology, Psychiatry, Evolutión, and Epistemology. University Chicago Press, 2000; Id. Mind and Nature: a Necessary Unity (advances in Systems Theory, Complexity and Human Sciences). Hampton Press, 2002.
  6. ZUBIRI, X. Estructura dinámica de la realidad. Alianza Editorial / Fundación Xavier Zubiri, Madrid, 1989, 71-104.
  7. Nota del editor: El Dr. Manuel David Morales, ha contribuido en el desarrollo de esta subsección, para especificar de forma más explícita varias de las cuestiones científicas aludidas en la sesión.
  8. Valga la aclaración que el problema del horizonte, en lo concreto, consiste en que aun cuando observamos isotropía y homogeneidad en la radiación de fondo de microondas, existen regiones del universo del universo lo suficientemente distanciadas que sus conos de luz futuros no han tenido tiempo suficiente para llegar a intersecarse desde el origen del universo hasta la actualidad. La solución estándar que se plantea para resolver este problema, es la inflación cósmica.

Citación (ISO 690:2010): TRUJILLO CAÑELLAS, Gerardo. Causalidad, Parte II [en línea]. Revista RYPC, 3 febrero 2020. <https://www.revista-rypc.org/2021/02/realidad-y-proceso-causalidad-parte-ii.html> [consulta: ].