"Burka-reuters". Fuente: eleconomista.es. |
Cristina E. Mancilla
Introducción
Recientemente leí un reportaje sobre una familia afgana: "El librero de Kabul"1. Su escritora, la periodista Asne Seierstad vivió como huésped en la casa de la familia del librero, Sultán Khan, por seis meses. Durante este tiempo compartió con cada uno de los miembros de la familia, logrando conocer las profundidades que se ocultan generalmente a simple vista de una visita extranjera. Su libro fue abiertamente criticado, la llevo a juicio, pero al mismo tiempo se tradujo ya a 42 idiomas. El problema de la controversia radicó aparentemente en la honestidad del relato y la divulgación de secretos de familia2, pero personalmente creó que a veces "la verdad" nos parece un balde de agua fría y a pesar de repetirlo constantemente, en realidad no queremos conocer la verdad ni ser libres.
Así que, escribo el siguiente artículo sobre la situación de las mujeres cristianas en Guatemala, no como una reseña teológica sobre el movimiento feminista, ya en esta revista la doctora Marilú Rojas hace una exposición impresionante al respecto3, ni como un reportaje documentado de una muestra representativa de esta parte de la sociedad, al contrario como el libro de Seierstad, deseo relatar un punto de vista desde adentro: la verdad que muchas mujeres cristianas vivimos a diario, pero que pocas llegamos a tener el valor de confesar y divulgar.
La realidad es nuestra verdad
" ...me serví de la burka para meterme en la piel de una afgana, para darme cuenta de lo que es.."4
" Poco a poco, las mujeres nos hemos armado de valor, usamos la palabra para compartir nuestras experiencias... y también para denunciar las distintas formas de violencia... que afrontamos"5
La población guatemalteca está conformada en un 51 por ciento de mujeres, sin embargo la presencia femenina en puestos de poder es escasa6. Los índices de violencia contra la mujer en el país, son alarmantes comparados con el resto del mundo (ver gráfico 1).
Sin embargo, la violencia no se concentra solo en cifras sino que se da de muchas maneras diferentes, que a menudo pasan por alto: discriminación laboral, maltrato psicológico, agresión verbal, dependencia económica o acoso sexual7.
Al mismo tiempo el país es 90 por ciento cristiano. No existe ningún censo oficial de afiliación religiosa. Pero, el reporte del departamento de derechos humanos de USA del 20128 indica que la Conferencia Episcopal Católica Romana de Guatemala calcula que 65 a 70 por ciento de la población es católica. La Alianza Evangélica, la organización oficial que reúne a los grupos protestantes, calcula que 43 por ciento de la población es protestante. Los católicos y los protestantes tienen presencia en todo el país, y sus fieles se encuentran en todos los principales grupos étnicos y partidos políticos. Si esto es un hecho, es imposible no preguntarse: ¿cómo pueden ambas verdades convivir en un solo país? ¿Porque se mantiene la desigualdad entre géneros cuando es un principio cristiano?
La fotógrafa, Stephanie Sinclaire después de 9 años investigando y capturando la vida oculta de la novias infantiles de muchos países, podría darnos la respuesta en voz de una de sus entrevistadas:
La falta de educación en nuestro país nos condena a vivir encadenados a la ignorancia, a repetir patrones corruptos y perpetuar así el ciclo de la ignorancia y la desigualdad entre géneros. Miles de pastores continúan predicando contra el "intelectualismo occidental" vedando a sus feligreses la oportunidad de estudiar y desarrollarse. La mayor parte de iglesias evangélicas y católicas enseñan que el lugar de la mujer es el hogar, tener los hijos que Dios manda y dedicar su vida a su cuidado sin la menor preparación. Este tipo de pensamiento condena al pequeño porcentaje de mujeres que decidimos esforzarnos por una educación superior. Por años viví un sentimiento de doble vida: de lunes a viernes trabajando como química ejercí mi poder de decisión y autoridad sobre el personal a mi cargo, pero el sábado al presentarme en la clase del seminario bíblico y el domingo, al entrar a la iglesia, me transformaba en "la mujer sumisa" que "bíblicamente" debía ser. Es imposible negar los años de adoctrinamiento que la educación escolar cristiana hizo en mí y en mis compañeras. A pesar de estar en contra de muchas de las enseñanzas que escuche, pocas veces tome el valor para rebatirlas y cuando lo hice el nerviosismo y la falta de práctica anularon mi argumento.
Quienes hemos vivido este conflicto interno, nos vemos identificadas con las mujeres de medio oriente. La burka inicialmente fue diseñada para cubrir la belleza de las mujeres y protegerlas de la vista de hombres ajenos a ellas. De la misma forma, no puedo negar que muchos de los principios cristianos que se enseñan en nuestras iglesias y escuelas fueron diseñados con el objetivo de protegernos. Sin embargo, al pasar el tiempo , ambos aspectos se han desvirtuado y lejos de ser una protección se han convertido en una cárcel que llevamos a cuestas, por cultura, por educación, porque simplemente "así ha sido siempre".
La verdad bíblica como esperanza del mañana
Mientras leía el reportaje de la familia de Kabul, recordé mis promesas a Dios y los sueños que un día planeamos juntos. Me pregunte: ¿Cuando las mujeres perdimos el derecho a soñar y a hacer planes? ¿Cuando el tener hambre por el conocimiento y la superación se convirtió en un pecado contra el género opuesto? ¿Quién nos inculcó que morir a nuestros sueños, planes y vida es la forma loable de vivir como mujeres cristianas? ¿Quién nos mintió diciendo que el propósito de Dios para nuestras vidas es negar por completo quienes somos, negar nuestra identidad?
Semejante a la burka, muchas de nosotras hemos sido vestidas con velos morales para "protegernos" del mundo secular, nuestros pasos han sido acortados , nuestro campo de visión disminuido, vivimos detrás de un velo: temerosas a alzar la voz, a luchar, a defendernos, a tomar lo que por derecho es nuestro y sobre todo por regalo divino.
Me pregunto, ¿Cuando desvirtuamos la verdad bíblica? El mandato parece ser bastante claro, aunque no sencillo: Cristo amo a la iglesia y de la misma forma el hombre debe amar a su esposa. El sacrificio, abnegación y servicio de una autoridad por el amado es correspondido automáticamente con el mayor respeto y devoción. El honor de tener tal hombre como cabeza sería eso, un honor y no una carga. El vernos amadas y apoyadas, haría crecer en nosotras la luz y la gracia a la que fuimos llamadas. Es el amor a través del servicio lo que trae la autoridad, no el autoritarismo que generalmente es impuesto a través del temor.
La tergiversación de esta verdad ha dado lugar a múltiples posturas al respecto, de las cuales a mi criterio la más dolorosa e hiriente para la iglesia es aquella donde las mujeres deciden no dar su lugar al hombre como cabeza, por temor a la pérdida de la libertad o el sufrimiento. La famosa escritora de mujercitas, Luisa May Alcott, escribió:
Espero no ser malinterpretada, no avalo los matrimonios presurosos con el único fin de no ser "solterona", pero consideró que el creer que el matrimonio es una pérdida de libertad, felicidad y amor propio es dar crédito que todo hombre sobre la faz de la tierra no será capaz de amar a una mujer y tomar su lugar como siervo para guiar un hogar.
La lucha de géneros perjudica a ambos. La pareja base de la familia se limita. Tanto en una familia patriarcal como en la matriarcal se pierde el propósito que Cristo tenía para su iglesia. El machismo limita el crecimiento del hombre y no el de la mujer, al restringir que la ayuda idónea se desarrolle, los hombre limitan su propio crecimiento. De la misma forma, el feminismo socaba toda relación sana.
Me sorprendió la identificación que sentí con las mujeres afganas, sin embargo es peor el reconocer nuestra ignorancia como pueblo cristiano, la desobediencia deliberada al mandato de Cristo y la limitación que le hemos impuesto a la iglesia. Como Bonhoeffer diría: "Puesto que el seguimiento es negación de sí y unión con Jesús, en ningún momento puede tener curso libre la voluntad propia, dominada por el placer."13
Sinceramente, espero que el crecimiento y madurez, nos lleve como iglesia a seguir a Cristo fielmente con sabiduría y entonces entender la verdad que: "Dos son mejor que uno si actúan como uno".
Introducción
Recientemente leí un reportaje sobre una familia afgana: "El librero de Kabul"1. Su escritora, la periodista Asne Seierstad vivió como huésped en la casa de la familia del librero, Sultán Khan, por seis meses. Durante este tiempo compartió con cada uno de los miembros de la familia, logrando conocer las profundidades que se ocultan generalmente a simple vista de una visita extranjera. Su libro fue abiertamente criticado, la llevo a juicio, pero al mismo tiempo se tradujo ya a 42 idiomas. El problema de la controversia radicó aparentemente en la honestidad del relato y la divulgación de secretos de familia2, pero personalmente creó que a veces "la verdad" nos parece un balde de agua fría y a pesar de repetirlo constantemente, en realidad no queremos conocer la verdad ni ser libres.
Así que, escribo el siguiente artículo sobre la situación de las mujeres cristianas en Guatemala, no como una reseña teológica sobre el movimiento feminista, ya en esta revista la doctora Marilú Rojas hace una exposición impresionante al respecto3, ni como un reportaje documentado de una muestra representativa de esta parte de la sociedad, al contrario como el libro de Seierstad, deseo relatar un punto de vista desde adentro: la verdad que muchas mujeres cristianas vivimos a diario, pero que pocas llegamos a tener el valor de confesar y divulgar.
La realidad es nuestra verdad
" ...me serví de la burka para meterme en la piel de una afgana, para darme cuenta de lo que es.."4
" Poco a poco, las mujeres nos hemos armado de valor, usamos la palabra para compartir nuestras experiencias... y también para denunciar las distintas formas de violencia... que afrontamos"5
La población guatemalteca está conformada en un 51 por ciento de mujeres, sin embargo la presencia femenina en puestos de poder es escasa6. Los índices de violencia contra la mujer en el país, son alarmantes comparados con el resto del mundo (ver gráfico 1).
Gráfico 1. Fuente: womanstats.org/newmapspage.html. [Click para agrandar] |
Sin embargo, la violencia no se concentra solo en cifras sino que se da de muchas maneras diferentes, que a menudo pasan por alto: discriminación laboral, maltrato psicológico, agresión verbal, dependencia económica o acoso sexual7.
Al mismo tiempo el país es 90 por ciento cristiano. No existe ningún censo oficial de afiliación religiosa. Pero, el reporte del departamento de derechos humanos de USA del 20128 indica que la Conferencia Episcopal Católica Romana de Guatemala calcula que 65 a 70 por ciento de la población es católica. La Alianza Evangélica, la organización oficial que reúne a los grupos protestantes, calcula que 43 por ciento de la población es protestante. Los católicos y los protestantes tienen presencia en todo el país, y sus fieles se encuentran en todos los principales grupos étnicos y partidos políticos. Si esto es un hecho, es imposible no preguntarse: ¿cómo pueden ambas verdades convivir en un solo país? ¿Porque se mantiene la desigualdad entre géneros cuando es un principio cristiano?
La fotógrafa, Stephanie Sinclaire después de 9 años investigando y capturando la vida oculta de la novias infantiles de muchos países, podría darnos la respuesta en voz de una de sus entrevistadas:
"Cuando ni la chica ni el hombre tienen una educación, él tratará de ser superior y hacerla inferior a ella. El hombre será el jefe. Pero si tienes educación, sabrás que debe haber igualdad..."9
La falta de educación en nuestro país nos condena a vivir encadenados a la ignorancia, a repetir patrones corruptos y perpetuar así el ciclo de la ignorancia y la desigualdad entre géneros. Miles de pastores continúan predicando contra el "intelectualismo occidental" vedando a sus feligreses la oportunidad de estudiar y desarrollarse. La mayor parte de iglesias evangélicas y católicas enseñan que el lugar de la mujer es el hogar, tener los hijos que Dios manda y dedicar su vida a su cuidado sin la menor preparación. Este tipo de pensamiento condena al pequeño porcentaje de mujeres que decidimos esforzarnos por una educación superior. Por años viví un sentimiento de doble vida: de lunes a viernes trabajando como química ejercí mi poder de decisión y autoridad sobre el personal a mi cargo, pero el sábado al presentarme en la clase del seminario bíblico y el domingo, al entrar a la iglesia, me transformaba en "la mujer sumisa" que "bíblicamente" debía ser. Es imposible negar los años de adoctrinamiento que la educación escolar cristiana hizo en mí y en mis compañeras. A pesar de estar en contra de muchas de las enseñanzas que escuche, pocas veces tome el valor para rebatirlas y cuando lo hice el nerviosismo y la falta de práctica anularon mi argumento.
Quienes hemos vivido este conflicto interno, nos vemos identificadas con las mujeres de medio oriente. La burka inicialmente fue diseñada para cubrir la belleza de las mujeres y protegerlas de la vista de hombres ajenos a ellas. De la misma forma, no puedo negar que muchos de los principios cristianos que se enseñan en nuestras iglesias y escuelas fueron diseñados con el objetivo de protegernos. Sin embargo, al pasar el tiempo , ambos aspectos se han desvirtuado y lejos de ser una protección se han convertido en una cárcel que llevamos a cuestas, por cultura, por educación, porque simplemente "así ha sido siempre".
"...no tienen otra opción que seguir el movimiento del rebaño;
buscar a las otras es imposible, por no hablar de detenerse o cambiar de rumbo"10
La verdad bíblica como esperanza del mañana
Mientras leía el reportaje de la familia de Kabul, recordé mis promesas a Dios y los sueños que un día planeamos juntos. Me pregunte: ¿Cuando las mujeres perdimos el derecho a soñar y a hacer planes? ¿Cuando el tener hambre por el conocimiento y la superación se convirtió en un pecado contra el género opuesto? ¿Quién nos inculcó que morir a nuestros sueños, planes y vida es la forma loable de vivir como mujeres cristianas? ¿Quién nos mintió diciendo que el propósito de Dios para nuestras vidas es negar por completo quienes somos, negar nuestra identidad?
Semejante a la burka, muchas de nosotras hemos sido vestidas con velos morales para "protegernos" del mundo secular, nuestros pasos han sido acortados , nuestro campo de visión disminuido, vivimos detrás de un velo: temerosas a alzar la voz, a luchar, a defendernos, a tomar lo que por derecho es nuestro y sobre todo por regalo divino.
"...porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.."11
Me pregunto, ¿Cuando desvirtuamos la verdad bíblica? El mandato parece ser bastante claro, aunque no sencillo: Cristo amo a la iglesia y de la misma forma el hombre debe amar a su esposa. El sacrificio, abnegación y servicio de una autoridad por el amado es correspondido automáticamente con el mayor respeto y devoción. El honor de tener tal hombre como cabeza sería eso, un honor y no una carga. El vernos amadas y apoyadas, haría crecer en nosotras la luz y la gracia a la que fuimos llamadas. Es el amor a través del servicio lo que trae la autoridad, no el autoritarismo que generalmente es impuesto a través del temor.
La tergiversación de esta verdad ha dado lugar a múltiples posturas al respecto, de las cuales a mi criterio la más dolorosa e hiriente para la iglesia es aquella donde las mujeres deciden no dar su lugar al hombre como cabeza, por temor a la pérdida de la libertad o el sufrimiento. La famosa escritora de mujercitas, Luisa May Alcott, escribió:
"Una de las pruebas de toda mujer es el miedo a ser una solterona. Para escapar de esta terrible fatalidad, las jóvenes se precipitan en el matrimonio con una imprudencia que asombra al observador; sin detenerse a recordar que la pérdida de la libertad, la felicidad y el amor propio es mal pagado por el infructuoso honor de ser llamado " señora" en lugar de "señorita"12
Espero no ser malinterpretada, no avalo los matrimonios presurosos con el único fin de no ser "solterona", pero consideró que el creer que el matrimonio es una pérdida de libertad, felicidad y amor propio es dar crédito que todo hombre sobre la faz de la tierra no será capaz de amar a una mujer y tomar su lugar como siervo para guiar un hogar.
La lucha de géneros perjudica a ambos. La pareja base de la familia se limita. Tanto en una familia patriarcal como en la matriarcal se pierde el propósito que Cristo tenía para su iglesia. El machismo limita el crecimiento del hombre y no el de la mujer, al restringir que la ayuda idónea se desarrolle, los hombre limitan su propio crecimiento. De la misma forma, el feminismo socaba toda relación sana.
Me sorprendió la identificación que sentí con las mujeres afganas, sin embargo es peor el reconocer nuestra ignorancia como pueblo cristiano, la desobediencia deliberada al mandato de Cristo y la limitación que le hemos impuesto a la iglesia. Como Bonhoeffer diría: "Puesto que el seguimiento es negación de sí y unión con Jesús, en ningún momento puede tener curso libre la voluntad propia, dominada por el placer."13
Sinceramente, espero que el crecimiento y madurez, nos lleve como iglesia a seguir a Cristo fielmente con sabiduría y entonces entender la verdad que: "Dos son mejor que uno si actúan como uno".
__________
- Seierstad, A. El librero de Kabul. México, Océano exprés, 2011.P. 11 (este libro es presentado en forma de novela). ↩
- The Guardian theguardian.com/books/asne-seierstad [consulta:2 de abril del 2014].↩
- Rojas M. Teología feminista en México revista-rypc.org/2014/02/teologia-feminista-en-mexico.html [consulta:2 de abril del 2014]. ↩
- Seierstad, A. El librero de Kabul. México, Océano exprés, 2011.P. 11.↩
- Grijalva F. Voces Insumisas, Prensa Libre Guatemala, 26 de marzo del 2014. p.17↩
- Macías P. Mujeres invisibles, Revista Entre mundos, tema de portada, Guatemala, marzo-abril 2014.↩
- Ibid, 14.↩
- International Religious Freedom Report for 2012, United States Department of State • Bureau of Democracy, Human Rights and Labor photos.state.gov/libraries/guatemala/788/pdfs/IRF2012Guatemalasp.pdf [consulta:2 de abril del 2014].↩
- Sinclaire S. Novias Infantiles: Sobrevivir después de la boda, Apertura, Rev.MarieClaire, Año24, no.8. México, Agosto 2013.P.36↩
- Seierstad, A. El librero de Kabul. México, Oceano exprés, 2011.P. 90.↩
- Biblia: Efesios 6:23-29 VRV1960↩
- Alcott L. Short Stories, Happy Women. New York 1996 Dover Pub. P40.↩
- Bonhoeffer D. El precio de la gracia, Sigueme, Salamanca 2007. P90.↩