Publicado en el canal divulgativo: Mosaicos Teológicos | Citación
Crítica de la razón "bíblica"
Rubén Baidez Legidos
¿Crees que la autoridad de la Biblia se ve cuestionada por el empleo de los métodos críticos?
1. Introducción
El 17 de Febrero del 2014, los telediarios de todo el mundo se hacían eco de una noticia que saltó a los medios de comunicación. El Pastor Jamie Coots, ministro en Middlesboro de Kentucky en EEUU, falleció por la mordedura de una serpiente cascabel mientras la utilizaba en un servicio religioso basado en el texto de Marcos 16:18. Tras recibir la mordedura de la serpiente, se negó a recibir asistencia médica pues según él creía: “los verdaderos creyentes son inmunes a la mordedura de las serpientes” (quizás tenían en su mente el incidente de Pablo en la Isla de Malta cf. Hechos 28). Una hora después murió.1
Otra conocida historia es el suceso ocurrido en Corea a tres chicas que con el afán de asistir al culto en el que predicaba una señora de nombre Yun Hae Kyung la cual tenía grandes concentraciones juveniles en las montañas de Samgak, llegaron a un río desbordado a causa de las lluvias torrenciales de aquellos días. Tras citar a Pedro y su andadura sobre las aguas, se dispusieron a repetir el mismo milagro. Resueltamente las jóvenes entraron en las aguas. Tres días después sus cadáveres fueron hallados flotando en el mar. Este triste caso tuvo repercusión en toda Corea. Los periódicos no cristianos atacaron la fe. Traían titulares tales como éste "El Dios de los cristianos no pudo salvarlas", o éste otro: "¿Porqué su Dios no contestó sus oraciones llenas de fe?".2
¿Son estos casos aislados o realmente acciones similares (quizás no tan llamativas, pero basadas en los mismos razonamientos) decoran el mural actual de las iglesias evangélicas? ¿De qué modo estamos hoy interpretando aquello que llamamos Palabra de Dios? ¿Es correcta esa forma de entenderla o simplemente nos encaminamos juntos (como el mal de muchos y consuelo de tontos) a un suicidio colectivo “intelectual” como el de los seguidores del Pastor Jin Jones?3 ¿Se podría definir lo que ocurre hoy en algunas iglesias, respecto a la interpretación bíblica, como aquel epigrama satírico en el que podemos leer: “Hic liber est in quo quarit sua dogmata quisque; invenit et pariter dogmata quisque sua”. (Este es el libro en que cada cual busca su opinión; y en él cada cual halla también lo que busca)?4
2. Inspiración en el texto
Un punto de partida común en la creencia de todos los cristianos es, en mi opinión, entender la Biblia como Inspirada por Dios. La Inspiración bíblica, debe diferenciarse de la inspiración de los poetas, pintores, novelistas, etc. aun cuando –obviamente- los escritores bíblicos hiciesen libremente uso de su propia creatividad e inspiración artística. Una es la Inspiración que insufla ese mensaje divino en el texto, mientras que la otra, es la inspiración de “lucidez creativa” de una persona que no necesariamente está impulsada por el Espíritu Santo.5 ¿Pero cómo debemos entender tal inspiración?
Según Dionisio Byler, la Biblia no desarrolla una “doctrina” de inspiración como tal. Salvo en 2 Timoteo 3:16, en el cual tenemos el término “inspiración”, que se traduce del vocablo griego θεόπνευστος. Término que se emplea esta única vez en la Biblia. El término en sí, viene a expresar una acción de Dios: respirar o soplar. Acción que guarda estrecha relación con πνεo en griego, que tendría que ver con el πνεῦμα (espíritu). Esto vendría a decir que los textos sagrados de las Escrituras, más allá de la idea de haber sido compuestos por escritura automática o por una especie de trance místico, comparten con lo divino ese “no sé qué”. Al leerlos o al oírlos uno tiene un encuentro con el aliento o el soplo de Dios.6
El hecho de ser inspirados por Dios y que Dios mismo se manifieste por sus palabras no ha eximido a la Biblia históricamente de enfrentarse en muchas ocasiones a la crítica, al análisis de los estudiosos y teólogos. Por ejemplo podríamos hablar del canon protestante, que al igual que el judío, rechazan libros que para otras confesiones –así, los católicos- se consideran “sagrados”. Categorizar estos escritos de “Sagrada Escritura” no supuso ni aún en los primeros tiempos ninguna objeción para la crítica libre y franca de estos escritos. Como muestra tendríamos al gran erudito cristiano Orígenes de Cesárea el cual publicó en el s. III una edición amplísima y esmeradamente crítica de los textos de la Biblia Hebrea. Habló de la paternidad literaria de algunos escritos, contradicciones existentes, etc. Otro caso conocido sería el de Dionisio de Alejandría, un autor que rechazaba la autoría del Apocalipsis por el apóstol Juan. Por esta razón, no debemos caer en el error de creer que la crítica bíblica surge como una invención en el “Siglo de las luces”, sino que existían ciertas bases ya en los cuatro primeros siglos de la Era cristiana.7 ¿Pero realmente se puede someter la Sagrada Palabra de Dios escrita a métodos-críticos? ¿No provoca tal cosa, que nos convirtamos en “cristianos de cafe”8? ¿Desautoriza tal cosa a la Santa Biblia?
En los siglos XIX y XX el protestantismo se cruza inevitablemente con el debate respecto al uso de la Biblia, y se encuentra en la bifurcación entre fundamentalismo y liberalismo teológico: frente a la teología liberal tiene lugar una reacción que considera fundamental la lectura literal de la Biblia, la proclamación de su inerrancia y un uso imperativo de la misma.9 Esto da lugar a dos corrientes interpretativas (incluso más, pero estas dos son las principales). Por un lado aquellos que hacen uso de los métodos críticos y, por otro lado, los evangélicos que interpretan la Biblia de un modo literalista (una corriente con bastante influencia o seguidores). La forma pues de acercarse a la Revelación de Dios y de interpretarla nos da como resultado diferentes respuestas sobre el mismo texto y esto provoca cierta tensión entre ambas. Por ejemplo, respecto al Génesis podemos encontrar varias lecturas, incluso contrarias entre sí. Pongamos de un lado al profesor de termodinámica y teoría de la combustión de la Universidad de Leeds, Andy Mcintosh, el cual es creyente evangélico. Este autor afirma sobre el origen del mundo que la Escritura no es un libro histórico ni científico, pero en los pasajes donde el Señor toca estos temas, tanto la Historia como resto de ciencias deben subordinarse a la revelación de Dios (argumento por otro lado bastante antiguo y medieval, pues ya lo usaba el mismo Santo Tomás de Aquino). Acaba afirmando que la creación tiene 6.000 años (desde nuestros días hasta la creación)10. Y por otro lado, lo que afirma R. Bernal en su artículo sobre la creación:
3. ¿Qué respuesta se puede acercar más a la “verdad”? ¿Cómo debemos realmente entender el texto bíblico?
Como bien apunta Drane, la narración histórica y la fe están tupidamente entretejidas. Por esta razón es necesario que, basada en una cuidadosa investigación, se tracen las líneas por las que fue evolucionando la Biblia Hebrea a lo largo de las generaciones, entendiendo que muchos de estos libros están impregnados del contexto vital en el que se desenvolvieron. Para ello, se requeriría un estudio comparado respecto a las creencias religiosas y las aspiraciones de otras naciones de aquel tiempo: cosas tales como el sacrificio de animales y algunos elementos del sistema cultural israelita, también formaban parte de diversos contextos culturales del periodo veterotestamentario. Este análisis nos conduciría a una más precisa comprensión de las cuestiones presentes en el Antiguo testamento. Además, revelaría que el contexto histórico-cultural de entonces es muy diferente al del cristiano y mulsumán de hoy.12
En la línea de este argumento, Dodd concluye:
Esto nos lleva a afirmar que hacer teología es pensar en Dios narrativamente.14 Por lo cual debemos de ser conscientes que delimitar un texto que se va a leer, ésto es, asignarle un principio y un fin, es comprometer ya el sentido del relato. Decidir acerca de los límites del texto es un primer gesto interpretativo que podría desvirtuar el sentido del texto.15 Dicho lo cual podríamos preguntarnos: ¿Son correctos los límites que algunos establecen dentro del mismo texto? ¿No sería mejor abastecernos de todo el conocimiento humano a nuestro alcance como el que nos provee las ciencias -historia, psicología, arqueología, etc- para arrojar luz a la hora e entender e interpretar el sentido del propio texto?
Pues éste es precisamente el sentido de la crítica bíblica. Pues ésta no se basa en conjeturas, ni preferencias o gustos personales, sino que se emplean métodos científicos, que están perfectamente comprobados en otros campos de la ciencia (están comprobados y sirven para comprobar). Por lo cual, podemos llegar afirmar que la crítica bíblica se trata de una disciplina racional y científica, y que sus conclusiones son verdaderas o falsas de acuerdo con las pruebas alegadas en cada caso particular. Y aunque también es cierto que tales conclusiones son a menudo provisionales o inseguras, ello se debe a la naturaleza de la materia, y tal inseguridad no desacredita al método. Los resultados pueden y deben ser discutidos en virtud de las pruebas y competencia de las personas que las maneja. Por lo cual podemos concluir, que la crítica intenta ser objetiva, racional y científica. Es posible que con el futuro se mejoren sus métodos y revisen sus presupuestos, pero no deja de ser un capítulo que se justifica por sí mismo en el esfuerzo de la razón en busca de conocimiento, y su abandono sería huir de la razón.16
4. Conclusión
Afirma Juan Stam: “Cuando se suprime la exégesis y no se tolera la crítica, se termina imponiendo tradiciones humanas en lugar de la Palabra de Dios.”17
Es así como podemos concluir que la Biblia como palabra de Dios es una revelación de la verdad divina en forma de historia de acontecimientos. Es una revelación en movimiento y que dicho movimiento es trascendido en una unidad de aprehensión. Por ello, la forma correcta de interpretarlo no es hacer burdos intentos de “justificar o modernizar” sus palabras. Entendiendo que por medio de los métodos críticos, podemos llegar a entender con una mayor lucidez el texto, llegando incluso a poder comprender el porqué de ciertas situaciones, el contexto socio-cultural en el que ocurrieron los hechos, motivaciones, etc... Como bien dice Dood: “un gran servicio que puede prestarnos el estudio histórico de la Biblia (por ejemplo) es hacernos conscientes de las preguntas que tenían planteadas los autores, de modo que entendamos sus respuestas antes de aplicarlas a nuestros propios problemas”. Es así, como podremos llegar a leer el texto con humildad, sin interrumpirle para compaginar lo que dice el texto con lo que nosotros creemos que debería haber dicho.18 Los métodos críticos aplicados a la Biblia hacen de la interpretación bíblica algo coherente y no enajenado de sí misma, que dé como resultados acciones como las que veíamos al principio: enajenadas, supersticiosas o locas.
La misma palabra de Dios nos habla de los Bereanos, ejemplares estudiosos de las escrituras, que "recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hch 17:11). La misma criticidad bíblica ante toda tradición humana y toda enseñanza humana fue enseñada por Jesús cuando denunció a los escribas y fariseos, "habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición" (Mt 15:6).19
Creer en las Escrituras como Palabra inspirada del Dios vivo no la convierte “per se” en un documento de fe “infalible” e “inerrable”. Bien dice el dicho popular: “Que Dios escribe derecho en renglones torcidos”. Y es en esos renglones torcidos por la mano humana (interpretaciones propias del autor, cultura, traducciones bíblicas, prejuicios del escriba, etc...) que podemos toparnos de frente con la verdad del Dios que lo llena todo, trayendo a nuestra vida la manifestación plena de su gloria. Y es tras esa abundante paja que podremos encontrar el grano que dará fruto a ciento y uno. Pero para ello debemos trillar y aventar todo aquello que envuelve el grano, con todo el conocimiento y ciencia que esté a nuestra disposición. Pues es así, por medio del empleo de los métodos críticos, como llegamos a descubrir el sentido y autoridad original que el texto tiene y tenía, manifestando la verdad que el mismo deseaba revelar, y es la no aplicación de estos métodos la que desautoriza y desvirtúa el sentido original del texto, enajenándolo, descontextualizándolo y llevando a los creyentes a una praxis no piadosa sino “enajenada” de su fe, como bien ejemplificábamos en la introducción.
Citación (ISO 690:2010): BAIDEZ LEGIDOS, Rubén. Crítica de la razón "bíblica" [en línea]. Mos. Teol. (Rev. RYPC), 23 enero 2016. <http://www.revista-rypc.org/2016/01/critica-de-la-razon-biblica.html> [consulta: ].↑
Crítica de la razón "bíblica"
Biblia. Fuente: Protestantedigital.com. |
¿Crees que la autoridad de la Biblia se ve cuestionada por el empleo de los métodos críticos?
1. Introducción
El 17 de Febrero del 2014, los telediarios de todo el mundo se hacían eco de una noticia que saltó a los medios de comunicación. El Pastor Jamie Coots, ministro en Middlesboro de Kentucky en EEUU, falleció por la mordedura de una serpiente cascabel mientras la utilizaba en un servicio religioso basado en el texto de Marcos 16:18. Tras recibir la mordedura de la serpiente, se negó a recibir asistencia médica pues según él creía: “los verdaderos creyentes son inmunes a la mordedura de las serpientes” (quizás tenían en su mente el incidente de Pablo en la Isla de Malta cf. Hechos 28). Una hora después murió.1
Otra conocida historia es el suceso ocurrido en Corea a tres chicas que con el afán de asistir al culto en el que predicaba una señora de nombre Yun Hae Kyung la cual tenía grandes concentraciones juveniles en las montañas de Samgak, llegaron a un río desbordado a causa de las lluvias torrenciales de aquellos días. Tras citar a Pedro y su andadura sobre las aguas, se dispusieron a repetir el mismo milagro. Resueltamente las jóvenes entraron en las aguas. Tres días después sus cadáveres fueron hallados flotando en el mar. Este triste caso tuvo repercusión en toda Corea. Los periódicos no cristianos atacaron la fe. Traían titulares tales como éste "El Dios de los cristianos no pudo salvarlas", o éste otro: "¿Porqué su Dios no contestó sus oraciones llenas de fe?".2
¿Son estos casos aislados o realmente acciones similares (quizás no tan llamativas, pero basadas en los mismos razonamientos) decoran el mural actual de las iglesias evangélicas? ¿De qué modo estamos hoy interpretando aquello que llamamos Palabra de Dios? ¿Es correcta esa forma de entenderla o simplemente nos encaminamos juntos (como el mal de muchos y consuelo de tontos) a un suicidio colectivo “intelectual” como el de los seguidores del Pastor Jin Jones?3 ¿Se podría definir lo que ocurre hoy en algunas iglesias, respecto a la interpretación bíblica, como aquel epigrama satírico en el que podemos leer: “Hic liber est in quo quarit sua dogmata quisque; invenit et pariter dogmata quisque sua”. (Este es el libro en que cada cual busca su opinión; y en él cada cual halla también lo que busca)?4
2. Inspiración en el texto
Un punto de partida común en la creencia de todos los cristianos es, en mi opinión, entender la Biblia como Inspirada por Dios. La Inspiración bíblica, debe diferenciarse de la inspiración de los poetas, pintores, novelistas, etc. aun cuando –obviamente- los escritores bíblicos hiciesen libremente uso de su propia creatividad e inspiración artística. Una es la Inspiración que insufla ese mensaje divino en el texto, mientras que la otra, es la inspiración de “lucidez creativa” de una persona que no necesariamente está impulsada por el Espíritu Santo.5 ¿Pero cómo debemos entender tal inspiración?
Según Dionisio Byler, la Biblia no desarrolla una “doctrina” de inspiración como tal. Salvo en 2 Timoteo 3:16, en el cual tenemos el término “inspiración”, que se traduce del vocablo griego θεόπνευστος. Término que se emplea esta única vez en la Biblia. El término en sí, viene a expresar una acción de Dios: respirar o soplar. Acción que guarda estrecha relación con πνεo en griego, que tendría que ver con el πνεῦμα (espíritu). Esto vendría a decir que los textos sagrados de las Escrituras, más allá de la idea de haber sido compuestos por escritura automática o por una especie de trance místico, comparten con lo divino ese “no sé qué”. Al leerlos o al oírlos uno tiene un encuentro con el aliento o el soplo de Dios.6
El hecho de ser inspirados por Dios y que Dios mismo se manifieste por sus palabras no ha eximido a la Biblia históricamente de enfrentarse en muchas ocasiones a la crítica, al análisis de los estudiosos y teólogos. Por ejemplo podríamos hablar del canon protestante, que al igual que el judío, rechazan libros que para otras confesiones –así, los católicos- se consideran “sagrados”. Categorizar estos escritos de “Sagrada Escritura” no supuso ni aún en los primeros tiempos ninguna objeción para la crítica libre y franca de estos escritos. Como muestra tendríamos al gran erudito cristiano Orígenes de Cesárea el cual publicó en el s. III una edición amplísima y esmeradamente crítica de los textos de la Biblia Hebrea. Habló de la paternidad literaria de algunos escritos, contradicciones existentes, etc. Otro caso conocido sería el de Dionisio de Alejandría, un autor que rechazaba la autoría del Apocalipsis por el apóstol Juan. Por esta razón, no debemos caer en el error de creer que la crítica bíblica surge como una invención en el “Siglo de las luces”, sino que existían ciertas bases ya en los cuatro primeros siglos de la Era cristiana.7 ¿Pero realmente se puede someter la Sagrada Palabra de Dios escrita a métodos-críticos? ¿No provoca tal cosa, que nos convirtamos en “cristianos de cafe”8? ¿Desautoriza tal cosa a la Santa Biblia?
En los siglos XIX y XX el protestantismo se cruza inevitablemente con el debate respecto al uso de la Biblia, y se encuentra en la bifurcación entre fundamentalismo y liberalismo teológico: frente a la teología liberal tiene lugar una reacción que considera fundamental la lectura literal de la Biblia, la proclamación de su inerrancia y un uso imperativo de la misma.9 Esto da lugar a dos corrientes interpretativas (incluso más, pero estas dos son las principales). Por un lado aquellos que hacen uso de los métodos críticos y, por otro lado, los evangélicos que interpretan la Biblia de un modo literalista (una corriente con bastante influencia o seguidores). La forma pues de acercarse a la Revelación de Dios y de interpretarla nos da como resultado diferentes respuestas sobre el mismo texto y esto provoca cierta tensión entre ambas. Por ejemplo, respecto al Génesis podemos encontrar varias lecturas, incluso contrarias entre sí. Pongamos de un lado al profesor de termodinámica y teoría de la combustión de la Universidad de Leeds, Andy Mcintosh, el cual es creyente evangélico. Este autor afirma sobre el origen del mundo que la Escritura no es un libro histórico ni científico, pero en los pasajes donde el Señor toca estos temas, tanto la Historia como resto de ciencias deben subordinarse a la revelación de Dios (argumento por otro lado bastante antiguo y medieval, pues ya lo usaba el mismo Santo Tomás de Aquino). Acaba afirmando que la creación tiene 6.000 años (desde nuestros días hasta la creación)10. Y por otro lado, lo que afirma R. Bernal en su artículo sobre la creación:
“La mayoría de los evangélicos de hoy en día se escandalizarían y no llegarían a admitir que por ejemplo, la historia de la Creación de nuestro canónico libro de Génesis está elaborada a partir de mitos populares del mundo antiguo sobre los orígenes del cosmos (principalmente de Mesopotamia y Egipto). Creerían que este descubrimiento atenta contra la verdad de la Biblia y reaccionan negativamente ante él.”11
3. ¿Qué respuesta se puede acercar más a la “verdad”? ¿Cómo debemos realmente entender el texto bíblico?
Como bien apunta Drane, la narración histórica y la fe están tupidamente entretejidas. Por esta razón es necesario que, basada en una cuidadosa investigación, se tracen las líneas por las que fue evolucionando la Biblia Hebrea a lo largo de las generaciones, entendiendo que muchos de estos libros están impregnados del contexto vital en el que se desenvolvieron. Para ello, se requeriría un estudio comparado respecto a las creencias religiosas y las aspiraciones de otras naciones de aquel tiempo: cosas tales como el sacrificio de animales y algunos elementos del sistema cultural israelita, también formaban parte de diversos contextos culturales del periodo veterotestamentario. Este análisis nos conduciría a una más precisa comprensión de las cuestiones presentes en el Antiguo testamento. Además, revelaría que el contexto histórico-cultural de entonces es muy diferente al del cristiano y mulsumán de hoy.12
En la línea de este argumento, Dodd concluye:
“Lo característico de este libro sagrado, o literatura religiosa, es que el elemento religioso brota directamente del crudo tejido de la vida humana tal como ésta es vivida en sus múltiples fases. Por esta razón, sea cual fuere el significado religioso de la Biblia, hay que buscarlo en todo el conjunto de la vida, en lo humano, en lo secular, etc...se da en diversidad de formas y de contenidos. Hay prosa narrativa, histórica, ficción, códigos legales, proverbios y máximas morales e incluso correspondencia personal. Una gran variedad que debería de ponerse bajo diversos epígrafes. Incluso algunos sin un carácter especialmente religioso, expresando preocupaciones corrientes y seculares de la humanidad. La Biblia ofrece un amplio “desfile” de la vida humana a través de muchos siglos pasando de los nebulosos ámbitos de los mitos a las leyendas hasta elevarse a la verdadera historia. Por esta razón, es imposible entender el texto bíblico sino es en relación con la vida del grupo en sus fases cambiantes.”13
Esto nos lleva a afirmar que hacer teología es pensar en Dios narrativamente.14 Por lo cual debemos de ser conscientes que delimitar un texto que se va a leer, ésto es, asignarle un principio y un fin, es comprometer ya el sentido del relato. Decidir acerca de los límites del texto es un primer gesto interpretativo que podría desvirtuar el sentido del texto.15 Dicho lo cual podríamos preguntarnos: ¿Son correctos los límites que algunos establecen dentro del mismo texto? ¿No sería mejor abastecernos de todo el conocimiento humano a nuestro alcance como el que nos provee las ciencias -historia, psicología, arqueología, etc- para arrojar luz a la hora e entender e interpretar el sentido del propio texto?
Pues éste es precisamente el sentido de la crítica bíblica. Pues ésta no se basa en conjeturas, ni preferencias o gustos personales, sino que se emplean métodos científicos, que están perfectamente comprobados en otros campos de la ciencia (están comprobados y sirven para comprobar). Por lo cual, podemos llegar afirmar que la crítica bíblica se trata de una disciplina racional y científica, y que sus conclusiones son verdaderas o falsas de acuerdo con las pruebas alegadas en cada caso particular. Y aunque también es cierto que tales conclusiones son a menudo provisionales o inseguras, ello se debe a la naturaleza de la materia, y tal inseguridad no desacredita al método. Los resultados pueden y deben ser discutidos en virtud de las pruebas y competencia de las personas que las maneja. Por lo cual podemos concluir, que la crítica intenta ser objetiva, racional y científica. Es posible que con el futuro se mejoren sus métodos y revisen sus presupuestos, pero no deja de ser un capítulo que se justifica por sí mismo en el esfuerzo de la razón en busca de conocimiento, y su abandono sería huir de la razón.16
4. Conclusión
Afirma Juan Stam: “Cuando se suprime la exégesis y no se tolera la crítica, se termina imponiendo tradiciones humanas en lugar de la Palabra de Dios.”17
Es así como podemos concluir que la Biblia como palabra de Dios es una revelación de la verdad divina en forma de historia de acontecimientos. Es una revelación en movimiento y que dicho movimiento es trascendido en una unidad de aprehensión. Por ello, la forma correcta de interpretarlo no es hacer burdos intentos de “justificar o modernizar” sus palabras. Entendiendo que por medio de los métodos críticos, podemos llegar a entender con una mayor lucidez el texto, llegando incluso a poder comprender el porqué de ciertas situaciones, el contexto socio-cultural en el que ocurrieron los hechos, motivaciones, etc... Como bien dice Dood: “un gran servicio que puede prestarnos el estudio histórico de la Biblia (por ejemplo) es hacernos conscientes de las preguntas que tenían planteadas los autores, de modo que entendamos sus respuestas antes de aplicarlas a nuestros propios problemas”. Es así, como podremos llegar a leer el texto con humildad, sin interrumpirle para compaginar lo que dice el texto con lo que nosotros creemos que debería haber dicho.18 Los métodos críticos aplicados a la Biblia hacen de la interpretación bíblica algo coherente y no enajenado de sí misma, que dé como resultados acciones como las que veíamos al principio: enajenadas, supersticiosas o locas.
La misma palabra de Dios nos habla de los Bereanos, ejemplares estudiosos de las escrituras, que "recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hch 17:11). La misma criticidad bíblica ante toda tradición humana y toda enseñanza humana fue enseñada por Jesús cuando denunció a los escribas y fariseos, "habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición" (Mt 15:6).19
Creer en las Escrituras como Palabra inspirada del Dios vivo no la convierte “per se” en un documento de fe “infalible” e “inerrable”. Bien dice el dicho popular: “Que Dios escribe derecho en renglones torcidos”. Y es en esos renglones torcidos por la mano humana (interpretaciones propias del autor, cultura, traducciones bíblicas, prejuicios del escriba, etc...) que podemos toparnos de frente con la verdad del Dios que lo llena todo, trayendo a nuestra vida la manifestación plena de su gloria. Y es tras esa abundante paja que podremos encontrar el grano que dará fruto a ciento y uno. Pero para ello debemos trillar y aventar todo aquello que envuelve el grano, con todo el conocimiento y ciencia que esté a nuestra disposición. Pues es así, por medio del empleo de los métodos críticos, como llegamos a descubrir el sentido y autoridad original que el texto tiene y tenía, manifestando la verdad que el mismo deseaba revelar, y es la no aplicación de estos métodos la que desautoriza y desvirtúa el sentido original del texto, enajenándolo, descontextualizándolo y llevando a los creyentes a una praxis no piadosa sino “enajenada” de su fe, como bien ejemplificábamos en la introducción.
- Informativos Telecinco [consulta 20-VII-2015]. Disponible en: http://www.telecinco.es/informativos/sociedad/serpiente-pastor-pentecostal-muere-mordedura_de_serpiente-Jamie_Coots-Kentucky_0_1750350523.html↩
- CHO, David Y. La cuarta dimensión. Ed. Vida, 1981. Miami (Florida; USA). Pág. 76-77↩
- 18 de noviembre, Jones reunió a los líderes de la congregación y ordenó ese mismo día el suicidio masivo de todos los integrantes de la secta que se hallaban en Jonestown. James decía que «la muerte solo era el tránsito a otro nivel» y «esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario». La mayoría de sus seguidores se envenenaron con cianuro, por lo cual se considera oficialmente que, en medio de la «histeria suicida», Jones ―en lugar de suicidarse― le pidió a uno de sus seguidores que lo asesinase. Jim Jones fue encontrado muerto de una herida de escopeta en la cabeza, entre los 909 cadáveres hallados en Jonestown. No debe de olvidarse que esta secta comenzó como una iglesia Evangélica.↩
- DOOD, C.H. La Biblia y el hombre de hoy. Ed. Ediciones Cristiandad, Madrid (España) Pág. 37↩
- BERNAL, R. Pinceladas para el debate sobre la inspiración. Sentircristiano.com [consultado 16-VII.2015]. Articulo disponible: http://www.sentircristiano.com/articulos/articulos-Rubenbernal-Pinceladasparaeldebatesobrelainspiracion.pdf↩
- BYLER, D. Todo lo que te preguntabas sobre la Biblia (Y algunas cosas que preferírias no saber). Ed. Biblioteca Menno, 2010. Madrid, (España). Pág. 64-65. ↩
- DOOD, C.H. Op. Cit., pág. 29↩
- A. J. Jacobs dice que los grupos más fundamentalistas suelen criticar a sus opositores diciendo que son “cristianos de café”: es decir, que solamente escogen ciertos textos de la Biblia para avalar sus posiciones de moda o que siguen ciertas interpretaciones para acomodarlas a sus puntos de vista.↩
- HERNANDEZ, V. ¿Autoridad de la Biblia o el poder transformador de la Palabra?. Lupaprotestante [consultado 20-VII-2015]. Articulo disponible: http://www.lupaprotestante.com/blog/autoridad-de-la-biblia-o-el-poder-transformador-de-la-palabra/↩
- MCINTOSH, A. Génesis para hoy. Ed. Peregrino, 2009. Moral de Calatrava (España). Pág. 73.↩
- BERNAL, R. Creación y mito en Génesis. Razón y pensamiento cristiano [consultado 20-VII-2015]. Disponible en: http://www.revista-rypc.org/2014/09/creacion-y-mito-en-genesis.html↩
- DRANE, J. Introducción al Antiguo Testamento. Ed. Clie, 2000. Terrasa (España). Pág. 26-29.↩
- DOOD, C.H. Op. cit. pág. 13-16.↩
- BYLER, D. Hablar sobre Dios desde la Biblia. Ed. Menno, 2010. Pág.22.↩
- MARGUERAT, D. Y BOURQUIN, Y. Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo. Ed. Sal Terrae, 2000. Santander (España). Pág. 51.↩
- DOOD, C.H. Op. cit. pág. 40-41↩
- STAM, J. Crítica, polémica y Biblia. Protestante digital [consultado 20-VII-2015]. Disponible en: http://protestantedigital.com/magacin/36818/Critica_polemica_y_Biblia↩
- DOOD, C.H, Op. Cit. pág. 45↩
- STAM, J. Op. Cit.↩
Citación (ISO 690:2010): BAIDEZ LEGIDOS, Rubén. Crítica de la razón "bíblica" [en línea]. Mos. Teol. (Rev. RYPC), 23 enero 2016. <http://www.revista-rypc.org/2016/01/critica-de-la-razon-biblica.html> [consulta: ].↑