Publicado en el canal divulgativo: Travesías Dialécticas | Citación
El servicio de culto como performance
Angélica Eliú Patiño
Después del siglo V los griegos, como consecuencia de la urbanización, establecieron dentro de la ciudad teatros, templos y mercados. Desde entonces, teatro y religión se volvieron maneras de vincular las esferas de lo visible y de lo invisible, con el objetivo de mover pensamientos, sentimientos y acciones de los seres humanos2.
Sin lugar a duda la palabra performance puede crear imágenes mentales de representaciones y de teatralización, pero para hablar de performance en los sistemas religiosos es muy importante observar su significado literal ya que a la luz de su raíz podremos comprender muchas prácticas. La palabra performance se deriva de la palabra francesa parfournir que se refiere al proceso de completar algo, la idea procesual de estar haciendo algo que todavía no se completa. Cumpliendo con este significado podemos llamar al servicio de culto, performance. En este artículo veamos porqué.
El servicio de culto evangélico es un performance ya que siempre tiene que ser completado, tenemos la presencia de actores que están influyendo entre sí, hay una invitación a la acción y participación de los individuos.
Así como el teatro cada vez quiere afirmar su existencia o realizar un acto decisivo que lo consolide, la iglesia en sus servicios de culto también se interesa en la misma actividad, provocando la adhesión y participación de los miembros.
En la comunidad evangélica es muy importante congregarse, regularmente las iglesias ofrecen 2 o 3 reuniones a la semana, aunque el creyente es visto como un agente independiente que puede tener comunión con la divinidad desde cualquier lugar; ir a la iglesia es una garantía de crecer espiritualmente de la manera adecuada. David Duncan insiste en que la colectividad es muy importante ya que solo es en la colectividad donde el sujeto puede alcanzar su plenitud.3
La metáfora dramatúrgica, como todas las demás, es capaz de despertar nuestra imaginación y llevarnos a una mejor identificación de las variedades de interacciones sociales, que envuelven personas e instituciones, lugares donde transcurren las acciones sociales.4 Si el performance social expresa a la cultura en sus rasgos más personales, es decir, destellos de su esencia, asimismo puede pensarse que en los sistemas religiosos se expresen figuras de su esencia a través de sus prácticas performativas.
Si el servicio de culto se ve como un performance tenemos que observar algunas características:
1. Relación actor único- actor común
En los servicios de culto no hay en sí una relación actor- espectador sino que se busca que todos los miembros sean actores participativos dentro de él. Aun así existen “equipos de representación”, que si retomamos a Goffman son formados por un grupo de individuos que cooperan en la representación de una rutina particular, es decir, existe una distinción organizacional entre un feligrés común y el que tiene un cargo de servicio dentro de la iglesia.
Uno de los actores más importantes en este equipo, es el pastor de la iglesia que funge como actor- único.
El pastor, actor-único comanda con su voz un espectáculo, en el que la modelación de su voz, la entonación, el ritmo y la velocidad se vuelven un metalenguaje y así se crean nuevas realidades. Por medio de palabras y gestos procura integrar a todos los presentes en el proceso de exteriorización- interiorización colectiva de la fe. Como tal, él es un personaje limítrofe que se desplaza entre las fronteras de lo sagrado- profano y detenta por eso mismo, las técnicas de conducir bien a todos en ese proceso de éxtasis.5
En la vida evangélica hay un poder muy grande otorgado a las palabras, regularmente guiado por la frase: “Lo que se dice, se recibe” y esto en sentido del giro performativo es muy relevante, ya que el significado de los símbolos y la naturaleza de los signos puede ser confirmado o transformado. Aunque hay que tener presente que existen niveles performativos. Las ceremonias que confirman significados y posicionamientos y los rituales que los transforman existen momentos dentro del servicio de culto que pueden ser considerados híbridos, ya que confirman las creencias y transforman el estado de las cosas.
En la iglesia y en el servicio de culto el pastor-actor puede decir variadas veces: “Decláralo”, el creyente puede manifestar su creencia a través de sus mismas palabras. Declarar sobre su sanidad, situación económica, bienestar familiar, equilibrio emocional entre otras. “Yo estoy sano” “En el nombre de Jesús te ordeno enfermedad que te vayas” “Tristeza ¡Te vas! porque Cristo vive en mí”
El pastor como actor único tendrá mucha participación en el culto e invitará a los demás a realizar distintas actividades, en este sentido el performance es todo un reto, ya que está presente el riesgo y la incertidumbre. Se puede producir empatía o rechazo. Es un intercambio energético donde la presencia del otro puede ser repulsiva o atractiva.
2. La estética
La estética es un elemento vital del performance y en el servicio de culto no es la excepción. La comunidad evangélica se caracteriza ya, por buscar lo innovador, como pueden ser pantallas gigantes, panderistas, coreografías, escenografía, luces neón, música en todos los ritmos; desde balada, reggaetón, metal, duranguense, canciones para bebes, electrónica, concurso de bandas y actividades cada vez más demandantes de utilería, entre otras cosas. Es una dedicación performativa al servicio de culto.
Si bien podemos recordar la postura de Diana Taylor6 al hablar del performance como construcción o como co- participación de lo real. Un poder que modela subjetividades con un poder mediatizado. En este sentido todos los elementos que contribuyen a la estética como las luces, aparatos electrónicos, las biblias o el aceite consagrado ayudan a construir el performance.
3. Energía
Lo sagrado, originado en la propia sociedad, una vez que irrumpe y es delimitado se vuelve una fuerza siempre lista a derramarse para el exterior, a escaparse como un líquido, a descargarse como electricidad7. De todas las experiencias que los grupos sociales mantienen con lo sagrado, un lugar separado para la repetición del acto del culto es muy importante. El templo es aquel lugar donde en la colectividad se estimula la fe con rituales apropiados, el templo como un lugar especial, irradiador de energía. Las personas pasan a procurarlo en el ansía de conseguir acogimiento y protección en una entidad mayor que todos los adoradores.8
Las emociones aparte de jugar un papel de suma importancia en el marketing religioso se consolidan como estrategia dentro de los servicios de culto regulares, es a través de una dinámica de emociones (principalmente alfa) que se lleva a cabo la liturgia. Música de ritmos rápidos a suaves, de alegría extrema a reflexión.
El servicio de culto es fuertemente expresivo y sensitivo, porque en el mismo se valoriza lo visual y lo auditivo, reservándose el tacto apenas para algunos rituales como la imposición de manos, sea para bendecir, ungir con aceite.9 En las iglesias evangélicas, principalmente las pentecostales podemos observar un gran uso del cuerpo, en la danza, el movimiento de las manos con significado de adoración y en bastantes casos la congregación en su servicio de culto parece tener un toque festivo o de concierto, con todos los feligreses brincando, cantando entre luces y humo.
Para mencionar otro ejemplo de fluido de energía, hablemos del intercambio de bendiciones que ocurre cuando los feligreses se saludan o se despiden – y en algunos casos en la parte musical del culto-. Si bien como lo dijo Marcel Mauss dar es “dar parte de uno mismo en el regalo”, ya que existe una espiritualidad de las cosas y la fuerza que tienen en sí. Es ese espíritu de la cosas dado lo que nos impulsa a devolverlo. Lo devolvemos porque es el alma de una persona.10
Dentro de la comunidad evangélica dar una bendición es algo muy importante, y es una práctica que se da entre creyentes. El poder de las palabras, pronunciadas en las circunstancias apropiadas, provocan fenómenos o estados que simbolizan.11. Estos significados van directo a los núcleos del imaginario colectivo y la fuente de la moral que sostiene a la comunidad.
Bendecir significa literalmente “bien decir” o hablar bien de alguien, entre los creyentes compartir un deseo que Dios tiene para esa persona es algo que toca fibras profundas de los sujetos y esto mismo los impulsa a devolver la bendición. Siendo un intercambio de buenos deseos. Un intercambio energético.
4. La restauración de la conducta
Dentro de la comunidad de sentimiento que comparte la fe, cambiar la conducta es algo primordial, que en supuesto todos los creyentes intentan todos los días, ya que a cada momento con su actitud y comportamiento intentan imitar y parecerse más a Jesucristo. Podemos observar en los servicios de culto un juego dinámico entre el “Being” el ser/la esencia del sujeto y el “Becoming” aquello en lo que el sujeto aspira convertirse cada día y en el culto, con una comunidad de apoyo se acompaña ese recorrido.
En esencia, es una lógica que tiene que “ir y venir” being/becoming. Que muchas veces, en las situaciones menos convenientes los feligreses se muestran como quisieran ser vistos o como nunca han sido, pero en el caso particular evangélico hay más reconocimiento a las personas que aceptan sus errores y públicamente demuestran una restauración de su conducta.
Asimismo se apela a reafirmar la identidad, recitar o re- guioncitar en este caso que se es “un hijo de dios” o que “se tiene la bendición de Dios para que el todo el curso de la vida se mueva a su favor”.
Hay una visión del mundo y una imagen y posicionamiento dentro del mundo, los creyentes siempre tienen que transformar el mundo a través de su conducta. Llevar a la práctica sus valores, como ciudadanos celestiales que viven en la tierra.
No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.12
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador.13
Así también vemos que el performance contribuye a una disciplinarización de los sujetos.
Por último es necesario decir que el performance cambia a través del tiempo y por causas históricas. Y ha sido en la comunidad evangélica el cambio de legislaciones de estado, la apertura de estudios teológicos que es notable una iglesia más abierta a comparación a los últimos 10 años. Cambios ontológicos que son interesantes de estudiar.
Citación (ISO 690:2010): PATIÑO, Angélica Eliu. El servicio de culto como performance [en línea]. Trav. Dial. (Rev. RYPC), 19 agosto 2015. <http://www.revista-rypc.org/2015/08/el-servicio-de-culto-como-performance.html> [consulta: ].↑
El servicio de culto como performance
Fuente: illinois.edu. |
El teatro es una de las posibles metáforas al hablarse de las relaciones que los seres humanos, en cuanto actores religiosos, establecen entre sí y con los entes invisibles. Esto es porque la dramatización, además de mediar las relaciones entre lo visible y lo invisible trae a referencia los elementos fundamentales que sustentan la unidad y los propósitos de los grupos sociales.1
Después del siglo V los griegos, como consecuencia de la urbanización, establecieron dentro de la ciudad teatros, templos y mercados. Desde entonces, teatro y religión se volvieron maneras de vincular las esferas de lo visible y de lo invisible, con el objetivo de mover pensamientos, sentimientos y acciones de los seres humanos2.
Sin lugar a duda la palabra performance puede crear imágenes mentales de representaciones y de teatralización, pero para hablar de performance en los sistemas religiosos es muy importante observar su significado literal ya que a la luz de su raíz podremos comprender muchas prácticas. La palabra performance se deriva de la palabra francesa parfournir que se refiere al proceso de completar algo, la idea procesual de estar haciendo algo que todavía no se completa. Cumpliendo con este significado podemos llamar al servicio de culto, performance. En este artículo veamos porqué.
El servicio de culto evangélico es un performance ya que siempre tiene que ser completado, tenemos la presencia de actores que están influyendo entre sí, hay una invitación a la acción y participación de los individuos.
Así como el teatro cada vez quiere afirmar su existencia o realizar un acto decisivo que lo consolide, la iglesia en sus servicios de culto también se interesa en la misma actividad, provocando la adhesión y participación de los miembros.
En la comunidad evangélica es muy importante congregarse, regularmente las iglesias ofrecen 2 o 3 reuniones a la semana, aunque el creyente es visto como un agente independiente que puede tener comunión con la divinidad desde cualquier lugar; ir a la iglesia es una garantía de crecer espiritualmente de la manera adecuada. David Duncan insiste en que la colectividad es muy importante ya que solo es en la colectividad donde el sujeto puede alcanzar su plenitud.3
La metáfora dramatúrgica, como todas las demás, es capaz de despertar nuestra imaginación y llevarnos a una mejor identificación de las variedades de interacciones sociales, que envuelven personas e instituciones, lugares donde transcurren las acciones sociales.4 Si el performance social expresa a la cultura en sus rasgos más personales, es decir, destellos de su esencia, asimismo puede pensarse que en los sistemas religiosos se expresen figuras de su esencia a través de sus prácticas performativas.
Si el servicio de culto se ve como un performance tenemos que observar algunas características:
1. Relación actor único- actor común
En los servicios de culto no hay en sí una relación actor- espectador sino que se busca que todos los miembros sean actores participativos dentro de él. Aun así existen “equipos de representación”, que si retomamos a Goffman son formados por un grupo de individuos que cooperan en la representación de una rutina particular, es decir, existe una distinción organizacional entre un feligrés común y el que tiene un cargo de servicio dentro de la iglesia.
Uno de los actores más importantes en este equipo, es el pastor de la iglesia que funge como actor- único.
El pastor, actor-único comanda con su voz un espectáculo, en el que la modelación de su voz, la entonación, el ritmo y la velocidad se vuelven un metalenguaje y así se crean nuevas realidades. Por medio de palabras y gestos procura integrar a todos los presentes en el proceso de exteriorización- interiorización colectiva de la fe. Como tal, él es un personaje limítrofe que se desplaza entre las fronteras de lo sagrado- profano y detenta por eso mismo, las técnicas de conducir bien a todos en ese proceso de éxtasis.5
En la vida evangélica hay un poder muy grande otorgado a las palabras, regularmente guiado por la frase: “Lo que se dice, se recibe” y esto en sentido del giro performativo es muy relevante, ya que el significado de los símbolos y la naturaleza de los signos puede ser confirmado o transformado. Aunque hay que tener presente que existen niveles performativos. Las ceremonias que confirman significados y posicionamientos y los rituales que los transforman existen momentos dentro del servicio de culto que pueden ser considerados híbridos, ya que confirman las creencias y transforman el estado de las cosas.
En la iglesia y en el servicio de culto el pastor-actor puede decir variadas veces: “Decláralo”, el creyente puede manifestar su creencia a través de sus mismas palabras. Declarar sobre su sanidad, situación económica, bienestar familiar, equilibrio emocional entre otras. “Yo estoy sano” “En el nombre de Jesús te ordeno enfermedad que te vayas” “Tristeza ¡Te vas! porque Cristo vive en mí”
El pastor como actor único tendrá mucha participación en el culto e invitará a los demás a realizar distintas actividades, en este sentido el performance es todo un reto, ya que está presente el riesgo y la incertidumbre. Se puede producir empatía o rechazo. Es un intercambio energético donde la presencia del otro puede ser repulsiva o atractiva.
2. La estética
La estética es un elemento vital del performance y en el servicio de culto no es la excepción. La comunidad evangélica se caracteriza ya, por buscar lo innovador, como pueden ser pantallas gigantes, panderistas, coreografías, escenografía, luces neón, música en todos los ritmos; desde balada, reggaetón, metal, duranguense, canciones para bebes, electrónica, concurso de bandas y actividades cada vez más demandantes de utilería, entre otras cosas. Es una dedicación performativa al servicio de culto.
Si bien podemos recordar la postura de Diana Taylor6 al hablar del performance como construcción o como co- participación de lo real. Un poder que modela subjetividades con un poder mediatizado. En este sentido todos los elementos que contribuyen a la estética como las luces, aparatos electrónicos, las biblias o el aceite consagrado ayudan a construir el performance.
3. Energía
Lo sagrado, originado en la propia sociedad, una vez que irrumpe y es delimitado se vuelve una fuerza siempre lista a derramarse para el exterior, a escaparse como un líquido, a descargarse como electricidad7. De todas las experiencias que los grupos sociales mantienen con lo sagrado, un lugar separado para la repetición del acto del culto es muy importante. El templo es aquel lugar donde en la colectividad se estimula la fe con rituales apropiados, el templo como un lugar especial, irradiador de energía. Las personas pasan a procurarlo en el ansía de conseguir acogimiento y protección en una entidad mayor que todos los adoradores.8
Las emociones aparte de jugar un papel de suma importancia en el marketing religioso se consolidan como estrategia dentro de los servicios de culto regulares, es a través de una dinámica de emociones (principalmente alfa) que se lleva a cabo la liturgia. Música de ritmos rápidos a suaves, de alegría extrema a reflexión.
El servicio de culto es fuertemente expresivo y sensitivo, porque en el mismo se valoriza lo visual y lo auditivo, reservándose el tacto apenas para algunos rituales como la imposición de manos, sea para bendecir, ungir con aceite.9 En las iglesias evangélicas, principalmente las pentecostales podemos observar un gran uso del cuerpo, en la danza, el movimiento de las manos con significado de adoración y en bastantes casos la congregación en su servicio de culto parece tener un toque festivo o de concierto, con todos los feligreses brincando, cantando entre luces y humo.
Para mencionar otro ejemplo de fluido de energía, hablemos del intercambio de bendiciones que ocurre cuando los feligreses se saludan o se despiden – y en algunos casos en la parte musical del culto-. Si bien como lo dijo Marcel Mauss dar es “dar parte de uno mismo en el regalo”, ya que existe una espiritualidad de las cosas y la fuerza que tienen en sí. Es ese espíritu de la cosas dado lo que nos impulsa a devolverlo. Lo devolvemos porque es el alma de una persona.10
Dentro de la comunidad evangélica dar una bendición es algo muy importante, y es una práctica que se da entre creyentes. El poder de las palabras, pronunciadas en las circunstancias apropiadas, provocan fenómenos o estados que simbolizan.11. Estos significados van directo a los núcleos del imaginario colectivo y la fuente de la moral que sostiene a la comunidad.
Bendecir significa literalmente “bien decir” o hablar bien de alguien, entre los creyentes compartir un deseo que Dios tiene para esa persona es algo que toca fibras profundas de los sujetos y esto mismo los impulsa a devolver la bendición. Siendo un intercambio de buenos deseos. Un intercambio energético.
4. La restauración de la conducta
Dentro de la comunidad de sentimiento que comparte la fe, cambiar la conducta es algo primordial, que en supuesto todos los creyentes intentan todos los días, ya que a cada momento con su actitud y comportamiento intentan imitar y parecerse más a Jesucristo. Podemos observar en los servicios de culto un juego dinámico entre el “Being” el ser/la esencia del sujeto y el “Becoming” aquello en lo que el sujeto aspira convertirse cada día y en el culto, con una comunidad de apoyo se acompaña ese recorrido.
En esencia, es una lógica que tiene que “ir y venir” being/becoming. Que muchas veces, en las situaciones menos convenientes los feligreses se muestran como quisieran ser vistos o como nunca han sido, pero en el caso particular evangélico hay más reconocimiento a las personas que aceptan sus errores y públicamente demuestran una restauración de su conducta.
Asimismo se apela a reafirmar la identidad, recitar o re- guioncitar en este caso que se es “un hijo de dios” o que “se tiene la bendición de Dios para que el todo el curso de la vida se mueva a su favor”.
Hay una visión del mundo y una imagen y posicionamiento dentro del mundo, los creyentes siempre tienen que transformar el mundo a través de su conducta. Llevar a la práctica sus valores, como ciudadanos celestiales que viven en la tierra.
No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.12
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador.13
Así también vemos que el performance contribuye a una disciplinarización de los sujetos.
Por último es necesario decir que el performance cambia a través del tiempo y por causas históricas. Y ha sido en la comunidad evangélica el cambio de legislaciones de estado, la apertura de estudios teológicos que es notable una iglesia más abierta a comparación a los últimos 10 años. Cambios ontológicos que son interesantes de estudiar.
- Silveira Campos, Leonildo. Teatro, Templo y Mercado, Comunicación y marketing de los nuevos pentecostales en América Latina. Quito, Abya-Yala. 2000. Pp. 55.↩
- Ibíd. Pp. 56.↩
- Roslim, Suwandoko y David Duncan. La biblia y la iglesia. Colombia, ICI University, 1994. p.190.↩
- Silveira Campos, Leonildo. Teatro, Templo y Mercado, Comunicación y marketing de los nuevos pentecostales en América Latina. Quito, Abya-Yala. 2000. Pp. 56.↩
- Ibíd pp. 79↩
- Taylor, Diana. Introducirnos a los estudios del performance. Performance, Asunto Impreso, Buenos Aires, 2012.↩
- Caillois, Roger. El hombre y lo sagrado, Ediciones 70. Lisboa 1988. Pp. 108.↩
- Ibíd pp.108.↩
- Ibíd pp. 63.↩
- Mauss, Marcel. Ensayo sobre el don. Forma y función del intercambio en las sociedades arcaicas. Katz Editores. Buenos Aires. 2009.↩
- Ibíd pp. 63.↩
- Biblia Nueva Traducción Viviente. Romanos Capítulo 2:2↩
- Biblia Nueva Traducción Viviente. Filipenses 3:20↩
Citación (ISO 690:2010): PATIÑO, Angélica Eliu. El servicio de culto como performance [en línea]. Trav. Dial. (Rev. RYPC), 19 agosto 2015. <http://www.revista-rypc.org/2015/08/el-servicio-de-culto-como-performance.html> [consulta: ].↑