PREGUNTA
Respetados miembros de RYPC, mi pregunta es sobre religión, o más específicamente filosofía de la religión:
A saber que todas las religiones tienen cosas en común y también diferencias; como por ejemplo, en lo que respecta a sus determinadas certidumbres, sus dogmas, sus creencias de ultratumba, etc. ¿Puede suceder que cuando hay que encontrar la verdad, las religiones son excluyentes unas con otras?
Dicho de forma general: ¿Una religión en sí misma encierra toda la verdad? ¿Y por qué?
De antemano, muchísimas gracias.
Juan Castro
Temuco, Chile
RESPUESTA
Qué tal amigo. Antes que nada déjame decirte que encuentro tu pregunta bastante interesante a la vez que complicada. Interesante debido a que nos lleva a plantearnos la pregunta acerca de la verdad. Y complicada dado que abordar tal pregunta es cosa de meterse en muchos y variados temas que pueden situarse en lo teológico, lo sociológico, lo psicológico, lo lingüístico, en fin..., la lista es larga. No obstante, planteaste tu pregunta con la intención de ser contestada desde una visión en particular, a saber, la filosofía de la religión.
Antes de comenzar me gustaría comentarte que, por cuestiones de espacio, no me meteré en temas de ninguna religión en particular, ni trataré de definir qué es religión (daré por supuesto que tenemos una intuición compartida acerca de ello).
Ahora bien, en la filosofía encontramos, contrariamente a lo que se piensa, varias formas de definir y entender la verdad –en parte, esto ha sido el punto de desacuerdo entre varias corrientes filosóficas–, también aquí el tema es extenso. Me limitaré a considerar sólo unos ejemplos:
Verdad por correspondencia, verdad por coherencia y verdad por consenso.
Como dato, te diré que también existen la teoría de la verdad ética, la verdad fenomenológica, la verdad pragmática e, incluso, la verdad absoluta (hablando filosóficamente). En el campo de la filosofía de la ciencia, del lenguaje y analítica, encontramos a las teorías formales de la verdad: en éstas es más fácil –más fácil es un decir, dado que uno debe estar muy versado en lógica y matemática para entenderla y manipularla al cien– saber qué entendemos por verdad. En este tipo de teorías formales podemos crear un lenguaje en el que definamos exacta y precisamente qué es verdad y que sea imposible caer en paradojas o contradicciones, esa es su virtud; sin embargo y aunque es bastante útil para teorías lógicas, matemáticas, físicas y demás, este tipo de teorías es bastante limitado; ya que el lenguaje natural (el que usamos día a día) es mucho más rico en significados y matices de lo que un lenguaje formal pudiera llegar a ser.
Dado que el objetivo no es hacer un estudio histórico acerca de la verdad en la filosofía, sino sólo mostrar cómo es que la cuestión de la verdad, tomada seriamente, es un asunto más complejo de lo que parece, y que, por tanto, debe ser tratada con bastante cautela antes de poder emitir un juicio, nos quedaremos con las tres mencionadas al principio.
La teoría de la verdad por correspondencia, como su nombre lo indica, ve a la verdad como aquello que surge cuando el pensamiento se corresponde con la realidad. Ésta fue la teoría adoptada por la filosofía escolástica (medieval): adequatio mentis res, rezaba la forma común de manifestar este tipo de verdad. Es decir, tú podrías pensar en un elefante azul, no obstante tu pensamiento no se correspondería con la realidad (con la cosa) dado que hasta donde sabemos, todos los elefantes son grises (aunque creo que hay elefantes albinos, pero se entiende la idea). Contrariamente, tu pensamiento puede estar en un gato negro y así, si tú dices ‘en la casa hay un gato negro’ y efectivamente la cosa es así, se habrá dado el caso de que has hablado con verdad.
El problema de este tipo de caracterización de la verdad es que es demasiado débil, es decir, tu puedes decir ‘dos más dos es igual a cuatro’, y aun cuando tu pensamiento es verdadero alguien podría preguntarte ¿y dónde está la cosa con la que se corresponde tu pensamiento?
La teoría de la verdad por coherencia es muy cercana a la anterior. Como el mismo nombre lo menciona lo verdadero será aquello que tenga coherencia Es decir, supongamos que una persona es señalada como un ladrón, es atrapada por la policía, y ella niega rotundamente haber cometido crimen alguno. La policía entonces comienza a interrogarla de manera tal que las respuestas lleven al presunto ladrón a contradecirse, o bien a ser coherente. Creo que no es necesario hacerte ver por qué la contradicción (ausencia de coherencia) haría ver al ladrón como a alguien que no dice la verdad y viceversa.
El problema con esta caracterización de la verdad es que también es criticable, tú podrías crear un cuento bastante coherente, un cuento de hadas, por ejemplo, en el que los ratones hablen, las calabazas se convierten en carruajes, etc… y aun así, no diríamos que ese cuento es verdadero, ¿o sí?
La teoría de la verdad por consenso nos dice que la verdad es una construcción humana, algo será verdadero en la medida en que los habitantes de alguna comunidad tengan un acuerdo implícito o no, acerca de lo que ellos considerarán verdadero. Es decir, la verdad es un acuerdo.
El problema aquí es que la verdad puede ser bastante manipulable y controversial. Algo que es verdadero aquí en México podría no serlo en China, y eso nos llevaría a muchos inconvenientes. Los Nazis, por ejemplo, por muchos que ellos fueran, no hacían verdadero aquello que consensuadamente pensaban, que fueran una raza superior.
Pues bien, como ves, hablar de la verdad es un asunto bastante complicado además de extenso. Siéndote sincero, he dejado ir varias imprudencias al mezclar la cuestión ontológica con la semántica e incluso con la epistemológica. En filosofía hay bastantes matices de por medio. No obstante, como ya te comenté, la idea es mostrar que la cuestión acerca de la verdad hay que tomarla, si se quiere tomar la cosa enserio, con bastante prudencia.
Ahora bien, la verdad no es un asunto exclusivo de la filosofía sino también, y quizás de manera más primordial, lo es de las religiones.
Pero no nos adelantemos y para comprender mejor el asunto, veámos lo siguiente.
Hoy día, muchos abogan por desvincular completamente fe y razón, cosa que nos llevaría a tener dos tipos de verdades (aunque como ya vimos, no existe una única noción de verdad). Tal cosa no es nueva, Baruch Spinoza ya había propuesto que “Sólo falta hacer ver que entre teología y filosofía no existe comunicación o afinidad alguna, cosa que nadie que haya conocido estas dos facultades puede ignorar, pues se diferencian radicalmente […] el fin de la filosofía no es más que el de la verdad; en cambio, el de la fe […] no es otro que el de la obediencia y la piedad”.
Para Spinoza la religión era incapaz de hablar acerca de ese algo llamado verdad, aunque también lo podemos interpretar diciendo que la religión sí podía hacerlo siempre y cuando admitiera que esa cuestión venía a ella desde la filosofía misma. Como recordarás, al principio cuando hablaba de los distintos tipos de verdad en filosofía, te mencioné la verdad absoluta, la cual es el resultado de una síntesis entre religión y filosofía, síntesis realizada por el filósofo Hegel; para él la filosofía se vuelve religión, en el sentido que busca la verdad, sin embargo, la religión en la que se transforma es filosofía. De esta forma Hegel identificaba filosofía con religión. No obstante, dicha religión ya no es la misma religión que conocemos, sino una religión filosófica, por así decirlo.
Tal cuestión lleva pues a la desaparición de la religión como tal, la misma se ve absorbida por la filosofía. Sin embargo, la religión se rehúsa a morir y es en Schleiermacher que encuentra una justificación a su existencia; la intuición y el sentimiento, y no precisamente lo racional, son para él la esencia de la religión. Por lo tanto, no debe tomarse a la religión como un asunto filosófico. Sin embargo, el detalle es que revivir a la religión como un ser independiente de la filosofía no nos resuelve el asunto de la verdad en la religión dado que como hemos visto, la tradición filosófica –al menos gran parte de ella- ha visto en la religión la parte –al igual que Schleiermacher– emocional, intuitiva del ser humano y a la filosofía como la parte racional del mismo. La verdad, al menos la verdad que le interesa al filósofo, no se puede hallar en las pasiones.
La cuestión religiosa no es un asunto sencillo de tratar, tal cosa está íntimamente ligada con la historia de cada individuo que la vive y como sabemos, la historia de cada individuo es compleja. No obstante, hay un rasgo característico de las religiones hoy día que nos ayudará a llegar a nuestro objetivo y éste es que se han ido recluyendo en grupos cada vez más compactos, ya no tienen la misma fuerza de antaño, ha habido una disminución de su presencia, al menos en comparación con otras épocas. Los gobiernos se han democratizado y, muchos de ellos, en su discurso oficial, se declaran laicos. Se ha llegado, incluso, a rechazarla como un discurso serio y digno de tomarse en cuenta por las sociedades actuales.
En un sentido, al menos explícito, la religión ha sido relegada por carecer de esa fortaleza demostrativa que nos da la ciencia. Y aquí es donde damos un salto enorme a la cuestión de la verdad científica. Para algunos, cualquier cosa que sea incapaz de ser estudiada bajo los parámetros científicos se ve tachada como dudosa y carente de objetividad. Esto no sólo pondría en jaque a la religión sino también a la filosofía que, en sus inicios, buscaba una sola verdad pero que, como vimos al principio, tal cosa se convirtió en un mercado de verdades.
Visto así, la religión, al no poder dar cara al monstruo de la comprobación experimental de sus enunciados, parecería que ha venido a menos, la verdad parece haber entrado en crisis. ¿Qué es la verdad? ¿Cómo hemos de entenderla? ¿Sólo en un sentido científico o también existencial?
Con todo, la misma ciencia se ha visto en problemas al no poder ella misma verificar todos sus enunciados, las matemáticas –conocimiento que creíamos como el más cierto y en el que se basan muchas de nuestras mejores teorías científicas como la física, por ejemplo–, se han puesto en duda. Existe un documental bastante interesante al respecto que puedes ver en: http://vimeo.com/30482156.
Para ciertos autores, mientras más avanza el conocimiento, más grande es el desazón de poder, algún día, conocer fiel y exactamente algo. Visto así, tal parece que lo mejor es renunciar a cualquier tipo de verdad filosófica, científica o religiosa.
Como he señalado, siguiendo el esquema anterior, la verdad que las religiones ofrecen sería incapaz de hacer frente a la verdad que la ciencia nos da, cosa que en algunos casos nos ha llevado a dudar de la veracidad de las religiones. El problema aquí es que hemos olvidado que la religión no es una teoría científica que busque explicar el mundo, lo que busca es (como su etimología refiere) re-ligar al hombre con Dios, conciliarlo con Él.
En este sentido las religiones se repliegan –o tratan de– a sus escritos que, sobra decirlo, consideran sagrados y allí buscan la verdad, pero no una verdad científica o filosófica sino una verdad que acerque, una al hombre con Dios.
No obstante, no hay que pensar que la verdad religiosa sea una cosa fija y clara.
La verdad que ofrecen las religiones no responde a todas las preguntas que se pueda hacer el hombre, sino sólo a aquellas que tienen que ver con su relación entre él y Dios; incluso, tales preguntas no son contestadas de una vez y para siempre, si así fuese no tendría sentido preguntarse nada más acerca del tema y todos viviríamos felices y contentos pues ya tendríamos todas las respuestas referentes al tema de Dios y su relación con nosotros, los hombres. Este sería un verdadero problema pues nos llevaría a dejarnos de preguntar (a volvernos dogmáticos) y la religión se mostraría débil frente a las interrogantes que diariamente surgen y bloquearía el camino a La Verdad.
Desde esta perspectiva podríamos contestar sí y no a tú pregunta.
Ninguna religión encierra en sí misma toda la verdad, dado que carecen de la verdad filosófica y científica (que, como vimos, no son un tema simple). Por otro lado, si hablamos de verdad religiosa, decimos que todas ellas contienen en sí mismas toda la verdad; sin embargo, son incapaces de acceder a ella de golpe, van accediendo, por así decirlo, poco a poco y es tarea del teólogo (desde la religión que haya elegido) acercarnos a esa verdad religiosa. Cuando la religión es tomada en su verdadero sentido, la verdad surge como una herramienta que ayuda al hombre a conciliarse, hermanarse, congratularse, religarse en y con Dios.
Para concluir, sólo decir que el cristianismo se ha esforzado por vincular religión y verdad (ya sea filosófica o científica). Los esfuerzos de san Agustín por conciliar la fe cristiana con el platonismo, al igual que Sto. Tomás hizo con Aristóteles, se suman a la gran cantidad de filósofos y científicos cristianos que han buscado conciliar al conocimiento humano con una única verdad. Galileo, Tycho Brahe, Femat, Leibniz, Newton, Le Verrier, etc.. son parte de ellos.
Espero haberte ayudado a resolver tu inquietud. Te invito a no dejar y seguir de cerca la revista, hay muchos temas de interés aquí. Sólo agradecerte por confiar en nosotros. Buscar respuestas rápidas y sencillas es un síntoma abundante en nuestra cultura, tu pregunta demuestra, no obstante, que vas contracorriente, eso es de admirarse.
Saludos y mucho éxito en todo amigo.
Leónides García
Editor de RYPC.
Referencias recomendadasA saber que todas las religiones tienen cosas en común y también diferencias; como por ejemplo, en lo que respecta a sus determinadas certidumbres, sus dogmas, sus creencias de ultratumba, etc. ¿Puede suceder que cuando hay que encontrar la verdad, las religiones son excluyentes unas con otras?
Dicho de forma general: ¿Una religión en sí misma encierra toda la verdad? ¿Y por qué?
De antemano, muchísimas gracias.
Juan Castro
Temuco, Chile
RESPUESTA
Qué tal amigo. Antes que nada déjame decirte que encuentro tu pregunta bastante interesante a la vez que complicada. Interesante debido a que nos lleva a plantearnos la pregunta acerca de la verdad. Y complicada dado que abordar tal pregunta es cosa de meterse en muchos y variados temas que pueden situarse en lo teológico, lo sociológico, lo psicológico, lo lingüístico, en fin..., la lista es larga. No obstante, planteaste tu pregunta con la intención de ser contestada desde una visión en particular, a saber, la filosofía de la religión.
Antes de comenzar me gustaría comentarte que, por cuestiones de espacio, no me meteré en temas de ninguna religión en particular, ni trataré de definir qué es religión (daré por supuesto que tenemos una intuición compartida acerca de ello).
Ahora bien, en la filosofía encontramos, contrariamente a lo que se piensa, varias formas de definir y entender la verdad –en parte, esto ha sido el punto de desacuerdo entre varias corrientes filosóficas–, también aquí el tema es extenso. Me limitaré a considerar sólo unos ejemplos:
Verdad por correspondencia, verdad por coherencia y verdad por consenso.
Como dato, te diré que también existen la teoría de la verdad ética, la verdad fenomenológica, la verdad pragmática e, incluso, la verdad absoluta (hablando filosóficamente). En el campo de la filosofía de la ciencia, del lenguaje y analítica, encontramos a las teorías formales de la verdad: en éstas es más fácil –más fácil es un decir, dado que uno debe estar muy versado en lógica y matemática para entenderla y manipularla al cien– saber qué entendemos por verdad. En este tipo de teorías formales podemos crear un lenguaje en el que definamos exacta y precisamente qué es verdad y que sea imposible caer en paradojas o contradicciones, esa es su virtud; sin embargo y aunque es bastante útil para teorías lógicas, matemáticas, físicas y demás, este tipo de teorías es bastante limitado; ya que el lenguaje natural (el que usamos día a día) es mucho más rico en significados y matices de lo que un lenguaje formal pudiera llegar a ser.
Dado que el objetivo no es hacer un estudio histórico acerca de la verdad en la filosofía, sino sólo mostrar cómo es que la cuestión de la verdad, tomada seriamente, es un asunto más complejo de lo que parece, y que, por tanto, debe ser tratada con bastante cautela antes de poder emitir un juicio, nos quedaremos con las tres mencionadas al principio.
La teoría de la verdad por correspondencia, como su nombre lo indica, ve a la verdad como aquello que surge cuando el pensamiento se corresponde con la realidad. Ésta fue la teoría adoptada por la filosofía escolástica (medieval): adequatio mentis res, rezaba la forma común de manifestar este tipo de verdad. Es decir, tú podrías pensar en un elefante azul, no obstante tu pensamiento no se correspondería con la realidad (con la cosa) dado que hasta donde sabemos, todos los elefantes son grises (aunque creo que hay elefantes albinos, pero se entiende la idea). Contrariamente, tu pensamiento puede estar en un gato negro y así, si tú dices ‘en la casa hay un gato negro’ y efectivamente la cosa es así, se habrá dado el caso de que has hablado con verdad.
El problema de este tipo de caracterización de la verdad es que es demasiado débil, es decir, tu puedes decir ‘dos más dos es igual a cuatro’, y aun cuando tu pensamiento es verdadero alguien podría preguntarte ¿y dónde está la cosa con la que se corresponde tu pensamiento?
La teoría de la verdad por coherencia es muy cercana a la anterior. Como el mismo nombre lo menciona lo verdadero será aquello que tenga coherencia Es decir, supongamos que una persona es señalada como un ladrón, es atrapada por la policía, y ella niega rotundamente haber cometido crimen alguno. La policía entonces comienza a interrogarla de manera tal que las respuestas lleven al presunto ladrón a contradecirse, o bien a ser coherente. Creo que no es necesario hacerte ver por qué la contradicción (ausencia de coherencia) haría ver al ladrón como a alguien que no dice la verdad y viceversa.
El problema con esta caracterización de la verdad es que también es criticable, tú podrías crear un cuento bastante coherente, un cuento de hadas, por ejemplo, en el que los ratones hablen, las calabazas se convierten en carruajes, etc… y aun así, no diríamos que ese cuento es verdadero, ¿o sí?
La teoría de la verdad por consenso nos dice que la verdad es una construcción humana, algo será verdadero en la medida en que los habitantes de alguna comunidad tengan un acuerdo implícito o no, acerca de lo que ellos considerarán verdadero. Es decir, la verdad es un acuerdo.
El problema aquí es que la verdad puede ser bastante manipulable y controversial. Algo que es verdadero aquí en México podría no serlo en China, y eso nos llevaría a muchos inconvenientes. Los Nazis, por ejemplo, por muchos que ellos fueran, no hacían verdadero aquello que consensuadamente pensaban, que fueran una raza superior.
Pues bien, como ves, hablar de la verdad es un asunto bastante complicado además de extenso. Siéndote sincero, he dejado ir varias imprudencias al mezclar la cuestión ontológica con la semántica e incluso con la epistemológica. En filosofía hay bastantes matices de por medio. No obstante, como ya te comenté, la idea es mostrar que la cuestión acerca de la verdad hay que tomarla, si se quiere tomar la cosa enserio, con bastante prudencia.
Ahora bien, la verdad no es un asunto exclusivo de la filosofía sino también, y quizás de manera más primordial, lo es de las religiones.
Pero no nos adelantemos y para comprender mejor el asunto, veámos lo siguiente.
Hoy día, muchos abogan por desvincular completamente fe y razón, cosa que nos llevaría a tener dos tipos de verdades (aunque como ya vimos, no existe una única noción de verdad). Tal cosa no es nueva, Baruch Spinoza ya había propuesto que “Sólo falta hacer ver que entre teología y filosofía no existe comunicación o afinidad alguna, cosa que nadie que haya conocido estas dos facultades puede ignorar, pues se diferencian radicalmente […] el fin de la filosofía no es más que el de la verdad; en cambio, el de la fe […] no es otro que el de la obediencia y la piedad”.
Para Spinoza la religión era incapaz de hablar acerca de ese algo llamado verdad, aunque también lo podemos interpretar diciendo que la religión sí podía hacerlo siempre y cuando admitiera que esa cuestión venía a ella desde la filosofía misma. Como recordarás, al principio cuando hablaba de los distintos tipos de verdad en filosofía, te mencioné la verdad absoluta, la cual es el resultado de una síntesis entre religión y filosofía, síntesis realizada por el filósofo Hegel; para él la filosofía se vuelve religión, en el sentido que busca la verdad, sin embargo, la religión en la que se transforma es filosofía. De esta forma Hegel identificaba filosofía con religión. No obstante, dicha religión ya no es la misma religión que conocemos, sino una religión filosófica, por así decirlo.
Tal cuestión lleva pues a la desaparición de la religión como tal, la misma se ve absorbida por la filosofía. Sin embargo, la religión se rehúsa a morir y es en Schleiermacher que encuentra una justificación a su existencia; la intuición y el sentimiento, y no precisamente lo racional, son para él la esencia de la religión. Por lo tanto, no debe tomarse a la religión como un asunto filosófico. Sin embargo, el detalle es que revivir a la religión como un ser independiente de la filosofía no nos resuelve el asunto de la verdad en la religión dado que como hemos visto, la tradición filosófica –al menos gran parte de ella- ha visto en la religión la parte –al igual que Schleiermacher– emocional, intuitiva del ser humano y a la filosofía como la parte racional del mismo. La verdad, al menos la verdad que le interesa al filósofo, no se puede hallar en las pasiones.
La cuestión religiosa no es un asunto sencillo de tratar, tal cosa está íntimamente ligada con la historia de cada individuo que la vive y como sabemos, la historia de cada individuo es compleja. No obstante, hay un rasgo característico de las religiones hoy día que nos ayudará a llegar a nuestro objetivo y éste es que se han ido recluyendo en grupos cada vez más compactos, ya no tienen la misma fuerza de antaño, ha habido una disminución de su presencia, al menos en comparación con otras épocas. Los gobiernos se han democratizado y, muchos de ellos, en su discurso oficial, se declaran laicos. Se ha llegado, incluso, a rechazarla como un discurso serio y digno de tomarse en cuenta por las sociedades actuales.
En un sentido, al menos explícito, la religión ha sido relegada por carecer de esa fortaleza demostrativa que nos da la ciencia. Y aquí es donde damos un salto enorme a la cuestión de la verdad científica. Para algunos, cualquier cosa que sea incapaz de ser estudiada bajo los parámetros científicos se ve tachada como dudosa y carente de objetividad. Esto no sólo pondría en jaque a la religión sino también a la filosofía que, en sus inicios, buscaba una sola verdad pero que, como vimos al principio, tal cosa se convirtió en un mercado de verdades.
Visto así, la religión, al no poder dar cara al monstruo de la comprobación experimental de sus enunciados, parecería que ha venido a menos, la verdad parece haber entrado en crisis. ¿Qué es la verdad? ¿Cómo hemos de entenderla? ¿Sólo en un sentido científico o también existencial?
Con todo, la misma ciencia se ha visto en problemas al no poder ella misma verificar todos sus enunciados, las matemáticas –conocimiento que creíamos como el más cierto y en el que se basan muchas de nuestras mejores teorías científicas como la física, por ejemplo–, se han puesto en duda. Existe un documental bastante interesante al respecto que puedes ver en: http://vimeo.com/30482156.
Para ciertos autores, mientras más avanza el conocimiento, más grande es el desazón de poder, algún día, conocer fiel y exactamente algo. Visto así, tal parece que lo mejor es renunciar a cualquier tipo de verdad filosófica, científica o religiosa.
Como he señalado, siguiendo el esquema anterior, la verdad que las religiones ofrecen sería incapaz de hacer frente a la verdad que la ciencia nos da, cosa que en algunos casos nos ha llevado a dudar de la veracidad de las religiones. El problema aquí es que hemos olvidado que la religión no es una teoría científica que busque explicar el mundo, lo que busca es (como su etimología refiere) re-ligar al hombre con Dios, conciliarlo con Él.
En este sentido las religiones se repliegan –o tratan de– a sus escritos que, sobra decirlo, consideran sagrados y allí buscan la verdad, pero no una verdad científica o filosófica sino una verdad que acerque, una al hombre con Dios.
No obstante, no hay que pensar que la verdad religiosa sea una cosa fija y clara.
La verdad que ofrecen las religiones no responde a todas las preguntas que se pueda hacer el hombre, sino sólo a aquellas que tienen que ver con su relación entre él y Dios; incluso, tales preguntas no son contestadas de una vez y para siempre, si así fuese no tendría sentido preguntarse nada más acerca del tema y todos viviríamos felices y contentos pues ya tendríamos todas las respuestas referentes al tema de Dios y su relación con nosotros, los hombres. Este sería un verdadero problema pues nos llevaría a dejarnos de preguntar (a volvernos dogmáticos) y la religión se mostraría débil frente a las interrogantes que diariamente surgen y bloquearía el camino a La Verdad.
Desde esta perspectiva podríamos contestar sí y no a tú pregunta.
Ninguna religión encierra en sí misma toda la verdad, dado que carecen de la verdad filosófica y científica (que, como vimos, no son un tema simple). Por otro lado, si hablamos de verdad religiosa, decimos que todas ellas contienen en sí mismas toda la verdad; sin embargo, son incapaces de acceder a ella de golpe, van accediendo, por así decirlo, poco a poco y es tarea del teólogo (desde la religión que haya elegido) acercarnos a esa verdad religiosa. Cuando la religión es tomada en su verdadero sentido, la verdad surge como una herramienta que ayuda al hombre a conciliarse, hermanarse, congratularse, religarse en y con Dios.
Para concluir, sólo decir que el cristianismo se ha esforzado por vincular religión y verdad (ya sea filosófica o científica). Los esfuerzos de san Agustín por conciliar la fe cristiana con el platonismo, al igual que Sto. Tomás hizo con Aristóteles, se suman a la gran cantidad de filósofos y científicos cristianos que han buscado conciliar al conocimiento humano con una única verdad. Galileo, Tycho Brahe, Femat, Leibniz, Newton, Le Verrier, etc.. son parte de ellos.
Espero haberte ayudado a resolver tu inquietud. Te invito a no dejar y seguir de cerca la revista, hay muchos temas de interés aquí. Sólo agradecerte por confiar en nosotros. Buscar respuestas rápidas y sencillas es un síntoma abundante en nuestra cultura, tu pregunta demuestra, no obstante, que vas contracorriente, eso es de admirarse.
Saludos y mucho éxito en todo amigo.
Leónides García
Editor de RYPC.
- SCHLEIERMACHER, F., La filosofía frente al enigma del hombre, Ed. Tecnos, Madrid 1990.
- SPINOZA, B., Tratado teológico-político, Ed. Tecnos, Madrid 2010. (Cap. XIV)
- HEGEL, G. F., Lecciones sobre la filosofía de la religión, Ed. Alianza, Madrid, 1990. (Tomo II)