Introducción
El problema del diálogo y el encuentro entre las religiones del mundo se ha convertido hoy en un de los más debatidos no solo para la teología sino también para la filosofía de la religión e incluso para el análisis de la cultura1. La religión, –las religiones–, es un campo minado para la reflexión cristiana cuando se trata de sintonizar e intentar comprender las creencias y las prácticas en su variedad y complejidad. Al parecer este presupuesto, y muy a pesar de los encuentros y desencuentros, a limitado un consenso real y duradero, sin embargo, en la presente investigación, se intentara esbozar algunas descripciones de la teología cristiana en el contexto del pluralismo religioso sobre la misión cristiana. Por ello, este diminuto tema tendrá un matiz descriptivo pues busca comprender el fenómeno religioso actual proponiendo una teología del diálogo dentro del pluralismo religioso que replantea un nuevo paradigma para la misión cristiana. El tema no pretende enumerar temas a tratar en el diálogo interreligioso, sino más bien una teorización minuciosa “breve” pero que pretende ser sustanciosa, de la manera en que debemos abordarla: creando un puente teológico por medio del diálogo. El fin es tratar de proponer de manera subjetiva e introductoria un nuevo paradigma misional en el contexto del pluralismo religioso contemporáneo.
La pluralidad religiosa contemporánea
“Quien sólo conoce una religión no conoce ninguna.”2
Uno de los teólogos más prominentes de la actualidad que abordan el tema del pluralismo religioso es Jacques Dupuis. De él se ha de aludir algunas ideas para el presente segmento. Su lucha para encontrar convergencias de la teología cristiana con otras religiones le ha acarreado una diversidad de críticos y criticas, tanto dentro como fuera de la tradición cristiana. Su interés se centra en profundizar en el tema del evangelio al encuentro de culturas y religiones, que se están convirtiendo en un hecho cada vez más concreto en las mismas naciones del primer mundo, como del tercer mundo (y no podemos desligar en el tema a Latinoamérica). Podríamos enumerar algunas de las religiones más importantes a nivel mundial, de la misma manera enumerar un sinfín de nuevas religiones o expresiones de las mismas de forma local.3 De igual manera no pretendemos describir fenomenológicamente el tema y mucho menos reseñar la historia de las religiones y su encuentro con el cristianismo (cuestión de religiones comparadas posiblemente); sino concentrar el discurso directamente en el debate actual en torno al tema del pluralismo religioso, donde las otras convicciones no son vistas como adversarios, sino como entes en la propia necesidad del encuentro de la verdad (verdades). Proyectándonos un poco más, se ha de decir que es necesaria la comprensión mutua entre ellas. Veamos la siguiente descripción.
La expresión “pluralismo religioso”, aunque su historia es reciente, es hoy muy usada en el contexto de la teología de las religiones. Busca con mayor profundidad, a la luz de la fe cristiana, el significado que la pluralidad de las fes vivas y de las tradiciones religiosas que nos rodean tiene dentro del plan de Dios para la humanidad.4
La teología de las religiones, como lo define Dupuis, pretende al mismo tiempo asimilar, en su diferencia, las experiencias religiosas de las tradiciones religiosas vivas, asignándole un papel y un significado positivo en el desarrollo del plan completo de Dios para la humanidad en la historia de la salvación. Este es el camino estrecho que se abre a un discurso cristiano en el diálogo que quisiera ser al mismo tiempo fiel a la identidad cristiana y dedicarse a la conversación y el diálogo con los “otros”.5 Se puede ir más allá favoreciendo “la vida conjunta en una sociedad pluralista”.6 El juego del “yo” el “otro” es concreto, donde ambos disponen de todos los medios para dialogar, entrar en contacto, sin destruir una a la otra.7 Cada una de ellas, incluso en su carácter diferente, no se convierte en una fuerza de oposición y de rechazo, sino en el lugar de la búsqueda de lo trascendente. Se ha de recordar que el que busca a Dios, lo encontrará. Pero por otra parte también se encuentra el papel de Dios en busca del hombre (el hombre como horizonte de Dios).
Estamos experimentando en los últimos años un enorme cambio –hay nuevos paradigmas– en el paisaje religioso mundial y local que requiere una reflexión seria y sobre todo, cristiana. En los últimos 50 años ha ido tomando forma el interés por las religiones no únicamente descriptiva sino activa en los cambios sociales. La época –nuestra época– se replantea la posibilidad de un papel positivo de las otras religiones para la salvación de sus miembros y la cual requiere una reflexión por derecho propio.8 Las religiones del mundo son varios “rostros” o expresiones de la experiencia religiosa humana, que es al mismo tiempo una y multiforme (Dupuis). La experiencia religiosa humana presenta manifestaciones infinitamente variadas que la teología debe tener en cuenta en el pluralismo actual.9 Hoy por hoy es notable la perdurabilidad en nuestro mundo de la religión que ha puesto en el ojo del huracán de opinión pública su existencia y trascendencia social al generar más conflictos que soluciones.10
En fin, para comprender el pluralismo religioso se debe de considerar detenidamente como la religión, o las religiones han creado modelos para comprender el papel del hombre en la tierra, el problema del mal y del bien, de la muerte, de la diversidad y de la identidad grupal.
Pero, además, la religión ofrece un marco mental de explicación del mundo, un sistema de referencias que sirve para ubicar por medio de ritos, los mitos o la teología particulares de cada cultura al hombre en la sociedad y el entorno natural por medio de la forja de explicaciones imaginarias o no.11
Esta definición es abarcadora y engloba las religiones, y en nuestro contexto, la espiritualidad o religión maya, se ejemplifica y se refuerza, y que es necesario tener presente a la hora de abordarlo como objeto de estudio o tomarlo como interlocutor de la fe cristiana. Esto no deja al margen al islam, hinduismo, y otras creencias religiosas. No deseamos afirmar la igualdad de las religiones, sino aceptar su pluralidad y a la vez sus verdades en equivalencia a nuestras verdades (por respeto mutuo) –a las verdades del cristianismo–. Aquellos que sostienen esta idea, pretenden al reconocer y afirmar la diversidad de las tradiciones, la cual no es, establecer la igualdad de todas las religiones ni la validez de las enseñanzas de cada una de ellas. He ahí el interés misional de formular una buena teología Bíblica, para un buen diálogo intencional.
Lo que intentan es, por el contrario, abarcar y procurar entender la diversidad de las religiones de un modo que promueva la reciprocidad entre éstas, es decir, la necesidad y la posibilidad de unas relaciones entre comunidades religiosas que favorezcan el bienestar de las religiones y del mundo. Aquí lo que vale es el diálogo: sentar la base para la interacción eficaz y vivificadora entre las religiones.12
Para semejante reto del cristianismo se debe tener la convicción de que el diálogo entre las comunidades religiosas del mundo es necesario y posible (posible y necesario). Y esta puede mediar como vínculo de misión teológica. En este sentido Paul F. Knitter tiene razón al afirmar que “tal convicción está enraizada en la fe cristiana, es decir, en la creencia de que el llamamiento de Jesús a mar a nuestro prójimo implica un llamamiento al diálogo, el respeto, el aprendizaje y la cooperación con nuestro prójimo, sea de la religión que sea”.
Pero esta convicción de que el diálogo es necesario y posible se cimienta además en nuestra común experiencia humana de un mundo cuya desenfrenada violencia e injusticia sólo se puede resolver mediante el diálogo de civilizaciones y no con el choque de civilizaciones. Diálogo o muerte.13
Lo dicho anteriormente nos anima pero al mismo tiempo nos propone el campo de concentración en la cual se debe de reflexionar seriamente, (muy seriamente) por los retos que objetivamente se plantean a la teología evangélica y la misión dentro del pluralismo religioso.
Reto teológico
El reto para la teología –para el teólogo cristiano– se torna compleja y desafiante, el trabajo que ha de realizar un teólogo interesado en el pluralismo religioso tiene como primer punto explorar y desarrollar una comprensión teológica de la diversidad religiosa y del cristianismo, que siente las bases para el diálogo interreligioso más eficaz y honrado. Una conclusión como la que sigue es sumamente sugestiva: todo aquello que se oponga al diálogo es, al menos implícitamente, contrario al llamamiento evangélico a amar a su prójimo y trabajar con él por el reinado de Dios.14 La regla de oro como paradigma en el diálogo interreligioso. Los teólogos cristianos no pretenden relativizar (pero tampoco absolutizar) las religiones ni afirmar la igualdad esencial de todas ellas. Ellos son conscientes de la profunda e irremediable diversidad de las religiones del mundo, y que esta diversidad puede llevarlos a un consenso armonioso o a una incómoda discordia.15
En este caso el diálogo serviría como la premisa misional amorosa en el pluralismo de las religiones. En el diálogo existe la necesidad de evaluar y catalogar las diferencias religiosas, sus enseñanzas y prácticas.16 Lograr esto sería lo ideal en la misión en el contexto del diálogo interreligioso. En la medida que deseemos entrar en un terreno de juego neutral, abierto y no verbalmente violento.17 Tal vez debería estar lo menos “convencidos” —como lo hace Paul F. Knitter—:
De que entrar en el “terreno de juego neutral” significa que cualquier religión no debe llegar al diálogo creyendo y afirmando que ha recibido de Dios, o de la Fuente de la Verdad, la norma única, o la plena y definitiva, de toda verdad religiosa. Se pregunta: ¿Cómo puede ser limpio el juego del diálogo si, antes siquiera de que se empiece a jugar, un equipo ha sido objeto de un trato privilegiado por parte del Árbitro y ha sido declarado ganador por éste?18
Sabiendo que cualquier pretensión de superioridad religiosa de origen divino sobre todas las demás religiones resulta contraproducente para el testimonio como paradigma de misión en el contexto actual de las religiones. En un diálogo formal, se debe de estar completamente abiertos, sin pretensiones, con una relevante humildad confesional, apertura espiritual y compromiso solidario. Así, el diálogo en el pluralismo religioso se hace necesario, donde la proclamación de fe se realiza escuchando a las otras creencias. En instancia de prioridad, el cristiano actual debe reconocer que la misión es diálogo –y el diálogo es misión– en el contexto del pluralismo religioso.
Conclusión
Si bien se ha de decir que la teología cristiana debe de hacer contacto intencional y real entre las religiones del mundo, esto desde ya se convierte en un acto misional. El concepto que aquí intentamos proponer, aunque parezca de desagrado, es que dentro de las diferentes matizaciones teológicas de las religiones, hay una puerta al diálogo del amor, que la teología cristiana podría proponer y encontrar. Se ha dicho que para la teología cristiana (teólogo Cristocéntrico) el reto dentro del pluralismo religioso es complejo y desafiante. Mantener en igualdad a las otras religiones es más complejo todavía. La propuesta dentro de nuestro pequeño y desafiante tema es, ese paradigma entre la teología cristiana y el pluralismo religioso, que seguirá siendo el diálogo con las otras religiones como punto de encuentro, y luego la propuesta teológica misional. La teología en este marco trata la intensión interna de la propia fe en busca de nuevas fronteras para su expansión, que al mismo tiempo, trata de desarraigarse el egocentrismo religioso. El obligarse a profundizar, desarrollarse y proponer la dinámica teológica misional dentro y fuera del régimen de las (futuras) religiones es parte de su don de amor, gratuidad y avance. Y para las futuras investigaciones se ha de considerar también el valor del testimonio (hablando utópicamente) “interreligioso” dentro de las realidades del mundo de las religiones en que a la fe le toca vivir.
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- Andrés Torres Queiruga, Diálogo de las religiones (Santander: Sal Terrae, 2005), 11.
- Max Müller, Introduction to the Science of Religion (London: Longsmans, 1873), citado en Carlos Díaz, Manual de historia de las religiones (Bilbao: Desclée De Brouwer, 3a. edición, 1997), 14.
- Según las observaciones Norris y Inglehart el contexto religioso mundial podría describirse de la siguiente manera: “el mundo en su conjunto está formado actualmente más por personas con visiones religiosas tradicionales como nunca antes, y constituyen una proporción creciente de la población mundial”. Pippa Norris Ronald Inglehart, Sacred and Secular: Religion and Politics Worlwide (New York: Cambridge University Press, 2004), citado en Solange Lefebvre, “Una teología pública de la diversidad”, Concilium 337 (2010), 82.
- Jacques Dupuis, Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso (Santander: Sal Terrae, 2000), 26.
- Ibíd., 12.
- Lefebvre, “Una teología pública…”, 87.
- Thierry-Marie Courau, “La pregunta sobre Dios no es universal” Concilium 337 (2010), 101.
- Dupuis, Hacia una teología cristiana del pluralismo…, 13.
- Francisco Diez de Velasco, Introducción a la historia de las religiones (Madrid: Editorial Trotta, 2004), 12-13. La reflexión sobre la diversidad de las religiones históricas —y no históricas— tiene el valor pedagógico de permitir relativizar los postulados de la propia cultura, en un ámbito en el que es muy difícil que una persona sustraiga a posturas preconcebidas, arraigadas en una educación (en particular en los valores) generalmente determinada por la confrontación tendenciosa de modelos y la valoración exclusiva de la religión y la cultura propia (la tendencia del religiocentrismo).
- Para una profundización sobre este y otros temas, ver Douglas Johnston y Cynthia Sampson (eds.), La religión, el factor olvidado en la solución de conflictos (Madrid: PPC, 2000); esta obra aborda en todos sus artículos el difícil tema de la incidencia de la religión en los grandes conflictos internacionales y locales y como puede mostrar otro rostro, de aportar soluciones más que conflictos; Juan José Tamayo, Fundamentalismos y diálogo entre las religiones (Madrid: Editorial Trotta, 2004); también, Marc Gellman y Thomas Hartman, Religión. Guía para explorar las respuestas que dan las diversas religiones del mundo a las grandes preguntas de la vida (Bogotá: Grupo Editorial Norma, 2003).
- Diez de Velasco, “Una aproximación científica al estudio de la religión”, en Introducción a la historia de las religiones, 37.
- Paul F. Knitter, “La transformación de la misión dentro del paradigma pluralista”, Concilium 319 (2007), 110.
- Ibíd., 111. Énfasis del autor.
- Pedro Casaldáliga y José María Vigil, “Espiritualidad y pluralismo religioso” Concilium 319 (2007), 142.
- Knitter, “La transformación de la misión…”, 111.
- Cf. John Hick, “On Grading Religions”, Religious Studies 17 (1981), 451-467, citado en Ibíd.
- Por ej., afirmar como premisa que la “religión musulmana es violenta por naturaleza” sería un paso atrás en el diálogo. Si las evidencias que vemos nos daría la razón, no debemos iniciar acusando sino escuchando respetuosamente, para luego ser escuchados respetuosamente.
- Knitter, “La transformación de la misión…”, 112.