martes, abril 23, 2013

La inteligencia espiritual y la ética

Gustavo Daniel Romero

Siguiendo la definición que nos brinda la Dra. en Filosofía Diana Cohen Agrest, mientras que “la ética es la teoría sobre el hecho moral, la moral alude al conjunto de normas y conductas predominantes en una sociedad. En cierto sentido, nos es impuesta. Así, creemos comportarnos moralmente, cuando en verdad sólo nos dejamos llevar por la corriente. En contrapartida, la ética es la reflexión sobre el conjunto de conductas y normas imperantes y, por extensión, es la reflexión sobre cómo conducir nuestra vida. Es un compromiso asumido frente a nosotros mismos, e implica ocuparnos de cómo deberíamos vivir y de qué deberíamos hacer.”1

El término “moral” nace de la voz latina "mos, moris", que significa costumbre.

La ética estudia qué es lo moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo se ha de aplicar a nivel individual y a nivel social. Reflexiona sobre el hecho moral y busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.

Según una corriente “clásica”, la ética tiene como objeto la conducta humana. Procura determinar si un acto ha sido éticamente bueno o éticamente malo.

Hay distintos sistemas morales, lo que ha llevado a una postura de “relativismo moral” que no es compatible con la lógica, pues la afirmación de que “todo es relativo”, es una aseveración absoluta2. Además La disputa sobre el mal y el bien demuestra que la Ética es campo de disputas. Pero eso es también lo que demuestra justamente que no es algo puramente relativo y que es difícil decidir en los casos límite.

Este litigio demuestra que determinados comportamientos son mejores que otros, mejores en absoluto, no mejores para alguien o en relación con determinadas normas culturales. El sentido de la Ética es arrojar más luz sobre este conocimiento.

¿Estamos dotados de una inteligencia espiritual que guía nuestros juicios intuitivos sobre el bien y el mal? Acude en nuestra ayuda el profesor de bioética de la Universidad Princeton, Peter Singer.3

De hecho vemos en la práctica que tanto los creyentes como los no creyentes poseen un discernimiento apropiado del bien y del mal contribuyendo a esfuerzos para aliviar el sufrimiento humano.

También podemos encontrar, más allá de las culturas y religiones elementos que conforman el patrimonio común de la humanidad, lo que nos lleva a hipotetizar en que, como fruto del devenir humano, en el hombre y la mujer se ha desarrollado una inteligencia espiritual innata que forja intuiciones que nos permiten discernir sobre el bien y el mal, a fin de permitir la convivencia.

Así es que el Dr. Singer nos propone que hagamos una prueba que él aplicó en sus investigaciones ¿qué tal? ¿Te animás? Adelante!

Examiná los tres casos hipotéticos siguientes. En cada uno de ellos, rellená el espacio en blanco con “obligatorio”, “permisible” o “prohibido”.

Caso 1:
Un vagón de carga descontrolado está a punto de atropellar a cinco personas que caminan por la vía. Un trabajador ferroviario está junto a un cambio de vías que puede desviar el vagón a otra vía, en la que matará a una persona, pero las otras cinco sobrevivirán. Accionar el cambio de vías es __________

Caso 2:
Pasa usted junto a una niña pequeña que está ahogándose en un estanque poco profundo y es usted la única persona en los alrededores. Si saca a la niña, ésta sobrevivirá y sus pantalones se estropearán. Sacar a la niña es __________

Caso 3:
Cinco personas acaban de ser llevadas a toda prisa al hospital en estado crítico y cada uno de ellos necesita un órgano para sobrevivir. No hay tiempo suficiente para pedir órganos de fuera del hospital, pero hay una persona sana en la sala de espera. Si el cirujano obtiene los cinco órganos de esa persona, ésta morirá, pero las cinco que están en estado crítico sobrevivirán. Obtener los órganos de la persona sana es(tá) __________

Si consideraste el Caso 1 como permisible, el caso 2 como obligatorio y el Caso 3 como prohibido, respondiste de la misma manera que ¡1.500 personas del mundo entero que respondieron a esos dilemas planteados en la investigación! pues aproximadamente el 90% afirmaron que es permisible accionar el cambio de vías, el 97% que es obligatorio rescatar a la niña y el 97% que está prohibido obtener los órganos de la persona sana.4

Es más, no hubo diferencias estadísticas significativas entre los sujetos con una formación religiosa y los carentes de ella. Y lo más notable es que cuando se les solicitó que justificaran el por qué de sus elecciones, los sujetos no supieron dar explicaciones sólidas. Es relevante destacar que entre los que tienen una formación religiosa hubo tantos que no respondieron o brindaron explicaciones incoherentes como entre los ateos.

Estudios como éste dan basamento empírico a la hipótesis de que estamos dotados de una facultad que guía nuestros juicios intuitivos sobre el bien y el mal: la inteligencia espiritual.

Claro que en la vida cotidiana no nos enfrentamos con mucha frecuencia a dilemas. Por eso es que te propongo que analicemos el “juego del Ultimátum”. La teoría de juegos es un área de la matemática aplicada para entender el comportamiento de los seres humanos cuando interactúan llevando cabo procesos decisorios. Si bien en un principio esta teoría fue desarrollada para entender el comportamiento de los sujetos involucrados en situaciones que hacen a la economía, la teoría de juegos se usa actualmente en muchos otros campos, tales como en la biología, sociología, psicología y filosofía.

El juego del Ultimátum es un juego experimental en el cual dos jugadores interactúan de manera anónima por única vez. Consiste en lo siguiente: a un jugador (A) se le propone que reparta una determinada cantidad de dinero (digamos 100 pesos en 10 billetes de 10 pesos) con otro jugador (B), según le convenga, haciendo una única y definitiva propuesta. El jugador B, por su parte, podrá aceptar o no el ofrecimiento. En caso de no aceptar, ningún jugador gana nada. Por el contrario, sí aceptase se procede al reparto según la propuesta realizada por el jugador A.

Conforme a la inteligencia “racional” es de esperar que el jugador B siempre acepte la propuesta que se le realice, ya que, de todos modos, ésta siempre mejoraría su situación desde el principio (recibir algo, por poco que le parezca es mejor que nada).

Y también lo más “lógico” para el jugador A (más teniendo en cuenta la presunción del párrafo anterior) es ofrecerle a B la mínima cantidad posible a repartir (10 pesos), así maximizaría su ganancia.

Pues bien, lo asombroso es que este experimento se ha realizado en muchos países durante muchos años, es que más del 50% de las personas están dispuestas a realizar una oferta altruista donde ambos ganen lo mismo (50% - 50%). Y en segundo lugar que ofertas menores a un 20% tienen probabilidades significativas de ser rechazadas por el jugador B (80% de los casos).5

¿Cuál es la explicación más plausible para este comportamiento? Que la motivación de los participantes no es sólo por el dinero sino por la justicia distributiva. Lo cual evidencia que en el ser humano las elecciones sobre criterios de justicia priman sobre las de beneficio. Y que no se trata de comportamientos irracionales sino de decisiones que responden a otro tipo de racionalidad, la de la inteligencia espiritual.

Y qué diremos de cuando nuestras madres creyentes o no nos retaban luego de que hubiésemos llevado a cabo una maldad contra un compañerito, con la siguiente admonición: “¿Te gustaría que te hicieran lo mismo vos que lo que le hiciste a él? Pues entonces, no lo vuelvas a hacer”.

En otras palabras, es la famosa “regla de oro”, enunciada como: “No le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran” (forma negativa), o en otra de sus variantes, “trata a otros como te gustaría que te trataran a ti” (forma positiva), noción universal del sentido ético. La escuchamos en distintas religiosas o no, creyentes, agnósticas o ateas.

Veamos con algunos ejemplos, como se expresa en casi todas las religiones y/o tradiciones morales/filosóficas en la historia de la humanidad:

  1. Budismo: “No lastime a los demás en las maneras en las cuales usted mismo encontraría dañinas” (Udana-Varga 5:18)

  2. Cristianismo: Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (La Biblia, Versión Reina-Valera 1960)

  3. Confucionismo: “No hacer a los otros lo que no quieras que los otros te hagan a ti” (Analects 15:23)

  4. Hinduismo: “Ésta es la suma del deber: no hacer a los otros lo que te causaría dolor si te lo hicieran” (Mahabharata 5:1517)

  5. Humanismo: “No hagas cosas que no te gustaría que te hicieran.” (The British Humanist Society)

  6. Islam: “Ninguno de ustedes (verdaderamente) cree, hasta que desea a su hermano, lo que desea para sí mismo” (#13 de las Cuarenta Hadiths de Imam Al-Nawawi)

  7. Jainismo: “Un hombre debería manejarse tratando a todas las criaturas como le gustaría que le tratasen a sí mismo” (Sutrakritanga 1.11.33)

  8. Judaísmo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18)

(Fuente: Scarboro Missions)5

Aunque, según mi parecer la regla de oro debería ser enunciada no como: “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran” o “hazle a los demás lo que te gusta que te hagan”, sino más precisamente: “no le hagas a los demás lo que a ellos no les gusta que se les haga” o “hazle a los demás lo que a ellos les gustaría que se les hiciere”. En definitiva, ponernos en los zapatos del otro, y no imponerle nuestros propios zapatos.

Finalmente, concordarás conmigo en que para determinar si la inteligencia espiritual es innata, tendríamos que experimentar con niños muy pequeños. Pues bien, te cuento el siguiente experimento psicológico, publicado en la revista PLoS One y dirigido por la profesora Patricia Kanngiesser de la Universidad de Bristol, Inglaterra y su colega Felix Warneken de la Universidad Harvard, EE.UU.7

El juego es sencillo: una criatura de tres años de edad y un títere (con la ayuda de un titiritero adulto) recolectan pequeños cubos que extraen de una caja. Después, el niño recibe una moneda por cubo recolectado, con la condición de que comparta su premio con el títere que lo ayudó a realizar la tarea.

El hecho de que niños pequeños, con muy poca experiencia social, premiasen a su ayudante conforme a los méritos, nos habla de que las nociones de justicia y cooperación, propias de la inteligencia espiritual, aparece en las más tempranas actividades de los niños con sus pares, de manera que podemos afirma que hay una predisposición natural en los seres humanos a tratar a los otros de una manera justa.

Esta tendencia hacia la equidad es fundamental, dado que es indispensable para mantener relaciones estables en una comunidad.

Además, algo destacable de este estudio es que se focaliza en el aspecto positivo de la justicia, en recompensar la cooperación, al pedir a los niños que compartieran sus premios con un compañero tras completar una labor juntos, a diferencia de otros experimentos que se enfocan más en detectar si las personas sancionan a quienes se comportan injustamente con ellos.

__________
  1. Diana Cohen Agrest, Inteligencia Ética para la Vida Cotidiana, Buenos Aires: Sudamericana, Buenos Aires, 2011, p. 15.
  2. Cabe aclarar que la proposición “todo es relativo” no sería una afirmación verdadera, sino una proposición más, y, como tal suceptible de ser relativa también, pues su análisis dependería también del punto de vista. Desde mi punto de vista es una verdad que demuestra que el relativismo está en lo falso porque se contradice en sí mismo, ya que si todo es relativo, ¿como es que se puede afirmar algo? Sin embargo, tal consideración, es una consideración lógica, y, para algún relativista, la lógica occidental puede ser también un punto de vista, de modo que lo que es lógico para unos puede no serlo para otros.
  3. Peter Singer, Practical Ethics, Cambridge University Press, Cambridge, 1979; second edition, 1993.
  4. Marc Hauser, Peter Singer, Moralidad sin Dios, disponible en http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=414
  5. Martín Lousteau, Economía 3D, Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 2011, pp. 38-41
  6. Disponible en http://www.andresroemer.com/blog/es/?p=324
  7. Kanngiesser P, Warneken F (2012) Young Children Consider Merit when Sharing Resources with Others. PLoS ONE 7(8): e43979. doi:10.1371/journal.pone.0043979