viernes, febrero 15, 2013

Una crítica del impacto misionológico de la teología latinoamericana

Jaime E. Elías

Introducción

Significativamente un ensayo como este requiere una buena y sesuda reflexión. Quizás las dimensiones del presente texto sean sumamente limitadas ante semejante reto reflexivo. Primero, al considerar las dimensiones de la “teología latinoamericana” nos enfrentamos ante un gigante de mil cabezas. Podría ser la “medusa” que al observarla fijamente quedaría al instante petrificado, dado a su amplio y penetrante rostro. En segundo lugar, su colorido paisaje cultural impediría reducir en una sola fotografía su variedad. A la luz de las anteriores consideraciones, el limitado alcance reflexivo no pretende abarcar toda la teología latinoamericana, sino presentarla desde el impacto misionológico.

Por segunda vez, ante las dimensiones de la teología latinoamericana y su “impacto” misionológico y hacer un análisis del mismo, pareciera ser una cuestión netamente subjetiva y parcial. Dentro del polo académico y el eclesial la realidad misional parece ser sin duda, fruto del segundo polo.1 Nos atrevemos a pensar que la teología académica que surge de las plumas de intelectuales latinoamericanos no ha tenido mayor trascendencia en la misión cristiana actual.2Aula académica vs. activismo eclesiástico– Quizá polemicemos desde el inicio con la premisa interlocutora, el cual no es en principio nuestro objetivo al escribir estas líneas. Sin embargo, al introducir el presente micro-texto deseamos poner las bases que nos oriente ¡sin querer queriendo!, que la teología latinoamericana tenga a ciencia cierta un impacto en la misión cristiana en nuestro contexto. Sin embargo el tratar será el dunamis para proyectarlo de manera reflexiva.

Sin embargo tan largo cuestionamiento tiene sentido cuando se considera, si verdaderamente la teología latinoamericana ha optado por un compromiso claro con los pueblos latinoamericanos en las diversas dimensiones pastorales. Pre-suponemos que la “Herencia protestante y Misión en América Latina”, la teología latinoamericana se reduce a teólogos “¿contextuales?”3, que tan cómodamente escriben desde sus estudios privados y no desde el lugar privilegiado de la acción pastoral y teológica: barrios marginales, pueblos, aldeas remotas, selvas, y un sinfín de implicaciones y lugares necesitados de agentes pastorales con una educación propia de estos famosos teólogos latinoamericanos.

En tono de denuncia y de lucha misional evangélica buscamos aquí reflexionar sobre el “impacto” misional de la teología latinoamericana. La lógica del ensayo se estructura de la siguiente manera. En primer lugar, consideramos qué entendemos por teología latinoamericana, luego en el devenir de las palabras anotamos algunas nociones de su impacto en la misionología en nuestro contexto. Concluimos con una variedad de temas pendientes y con el significado que a nuestro parecer tiene que tener la teología latinoamericana. Nos referimos al carácter verdadero que debe tener una teología que pretenda ser pertinente y contextual: “el compromiso” Jesuánico a la luz de reino de Dios.

La teología latinoamericana

Como ya se ha señalado la teología latinoamericana no puede reducirse en algunos temas ni mucho menos a un grupo de especialistas en temas de fe y espiritualidad. La teología latinoamericana, en concreto, abarca una variedad de pensadores y temas como reflejo del colorido cultural propio de estas tierras. Sin embargo, podemos deducir dos grupos en ambos lados de las trincheras políticas, aunque justifiquemos que “la teología no toma partido ideológico”.4 Por una parte, están los que abiertamente han reconocido su filiación con la izquierda; y otros, aunque lo nieguen, han adoptado para sí la derecha. Esta reducción vale antes de dividir nuestra teología entre conservadores y liberales, porque en ambos lados se pueden encontrar teólogos bailando al “son” que les toquen, e utilizando el traje según la ocasión, en este caso “la teología del bla bla bla”5 -valga la metáfora festiva-. Al menos en los últimos 50 años la teología latinoamericana se ha visto “en matrimonio” con la ideología de moda. El impacto tampoco debe de ser social-antropológico, donde la sociedad hable, sino donde el Señor hable, de ahí el impacto misional.

La teología latinoamericana podemos considerarla como una reflexión con compromiso ideológico intentando con ello hacer misión. El compromiso entonces no tiene mucho que ver con las comunidades, sino con la ideología de la época. Si la Teología de la Liberación representó en ciertos lustros esta tendencia, la teología evangélica conservadora optó por la derecha norteamericana propia de los misioneros llegados a estas tierras provenientes, en general, de Estados Unidos. La teología latinoamericana no hizo demasiado o mucho por limitarse en “impactar” misionalmente con el evangelio. En defensa de este tipo de conclusión, nos limitamos a reconocer que el evangelio nunca llega puro, sino mediado por las ideas en boga.6 Esto ha ocurrido, sigue ocurriendo, y seguirá hasta que aparezca el príncipe de los pastores, que fue y sigue siendo modelo de misión (Jn 3,16; 17,18).

En suma, la teología latinoamericana no ha tenido un solo perfil que nos indique un tipo de impacto misional y sin embargo hay impacto misional. Ya lo señaló Míguez Bonino en tan citada obra: “Rostros del protestantismo latinoamericano”, sin dejar al margen al catolicismo como uno más de los que ha dado vida a los diversos rostros por ser el contexto vivencial de los nuevos rostros. En fin, cada quien ha hecho la misión como puede y como cree. Entonces, ¿ha habido impacto? Seguramente desde las bases, sin mucha teología que digamos, pero impacto al fin de cuentas.

El “impacto” misionológico de la teología latinoamericana

“Impacto” entre comillas significa lo dicho en las últimas líneas del párrafo anterior. Cada quien ha impactado como ha podido y con influencia contundente. Consideremos entonces en algunas líneas el impacto que ha tenido la teología latinoamericana. Con cabe duda que iniciamos señalando el impacto de la teología católica, dado su historia por estos lares. No vino con intenciones muy evangélicas que digamos, casado con la corona española se puso “al servicio de los poderosos”. Su impacto misional consistió en servir como instrumento de dominación de los indios, desde el Cabo de hornos hasta algunos estados del sur de EE.UU. actual. Su teología basada en la primacía católica por ser la única religión verdadera instituida por Cristo mismo le dio la autoridad de decidir los “bienaventurados” indígenas que recibieron con alegría una salvación tan grande en envase de dogma.

Adentrándonos al siglo 20 encontramos una teología católica con rostro propio (revolucionario) que mordiendo la mano que le daba de comer, intentó liberar de la opresión a los más desposeídos. La Teología de la Liberación entonces representa por algún tiempo un tipo de misión, al estilo de los grandes caballeros de la Edad Media, salvando a la pobre doncella (los oprimidos por un sistema ideológico), atrapados en el espectral castillo de unos cuantos ricos y poderosos al servicio de los Estados Unidos. Aquí el evangelio se constituyó en un arma que libera al oprimido de las manos del tirano opresor. El impacto entonces se reduce a una misión social, que podríamos decir, sin dimensiones espirituales.

En el anterior contexto surge un grupo de pensadores evangélicos paladines de la justicia, según ellos, de una nueva manera de hacer teología contextual y pertinente.7 Muchos de estos teólogos, reaccionarios, iniciaron una casería de brujas en contra de la Teología de la Liberación. Sin embargo, reciclaron algunos temas (“la opción por los pobres”), dando inicio así a una teología denominada contextual.8 ¿Cuál ha sido el impacto misional de este tipo de teología? Difícil de responder, dado que se limita a un circulo de receptores.9

En resumidas cuentas el impacto misionero de las teologías latinoamericanas, entendiéndose como “todo esfuerzo cristiano por pensar la fe desde el contexto latinoamericano sea de manera implícita o tácita”, ha sido en alguna medida diversa. Cada quién ha hecho su mayor esfuerzo de misión como ha podido y como cree (1 Co 3,10).

El impacto misional de la teología latinoamericana
Algunos temas pendientes


Cada cierto tiempo se realizan en América Latina congresos teológicos con el propósito de reflexionar teológica y pastoralmente la misión cristiana. Qué tanto incide esto en la misión de las confesiones cristianas participantes, no lo podemos determinar a cabalidad. La dificultad aparente del lado evangélico radica en el hecho de que somos tan diversos como los dones del Espíritu que nunca estamos totalmente representados y menos que sean tomadas decisiones determinantes para todas las denominaciones. Por el lado católico, aparentemente la dificultad es menor pues las conclusiones de cada Conferencia son unilaterales para toda la pastoral romana. Fuera de toda esta discusión, sin embargo, quedan algunos temas pendientes para que el impacto misionero de la teología latinoamericana sea más evidente y concreto. Sea transformador y trascendental.

En primer lugar, la brecha entre la reflexión teológica académica (lo ideal) y la iglesia (lo real) desaparezca. Y esto se lograra en la medida que exista uniformidad en la temática eclesial con la desarrollada por los profesionales de la fe. La reflexión de la misión de la iglesia en el contexto latinoamericano debe iniciarse desde las trincheras pastorales, no solamente en cubículos de bibliotecas de instituciones biblio-teologicas. Los teólogos deben ser miembros activos de las comunidades eclesiales y no simplemente miembros ocasionales. Caso curioso que cuando uno busca en Google temas como: “cuáles son las comunidades eclesiales de algunos “famosos teólogos”, por ejemplo, no encontramos respuesta alguna. Son teólogos sin iglesia que critican a las iglesias. De ahí que cuando leemos su biografía eclesiástica, no sabemos si creerles o no, de que son hombres de comunidades de fe. La fe se vive en comunidad, ya que es nuestro primer interlocutor.

Otro tema que debe tomarse en cuenta es que nuestra reflexión teológica para que tenga impacto, debe basarse exclusivamente en las Escrituras. Algunas teologías no tiene el impacto misional requerido. Considerando esto como el fruto de la reflexión de teólogos que tienen tanto que decir, que no saben escuchar. En efecto, y ante todo, escuchar las Escrituras, la voz de Dios. Lo peculiar de los profesionales de la fe (los teólogos) es que son hombres de nuestro tiempo. Un tiempo caracterizado por una infinidad de distractores (temas) que no queda tiempo para lo importante, que nuestra reflexión teológica priorice su fundamento. Que conoce los signos de los tiempos.

Solo quedan algunas cuestiones por decir, la educación teológica debe ser sobre todo eclesial y social. Que tome en cuenta la iglesia como ente social inserto en una sociedad mayor, y que su labor es impactarla.

Conclusión

Si la teología ha tenido impacto en la misión cristiana es algo sumamente relativo, y dependerá de quien la defienda o la cuestione. De lo dicho durante el ensayo nos recuerda que la teología latinoamericana debe pretender y tener impacto contundente. Por lo tanto debe comprometerse con el mensaje de Jesucristo: el Reino de Dios y su justicia, así como un compromiso con los recipientes y actores de la misión….

__________
  1. Entre la reflexión intelectual y la realidad ministerial, a mi parecer, existe “un gran abismo” -en el cual pende un puente muy inestable- que no da cabida a un “impacto” objetivo en la misión, entendida como la transformación de las culturas a la luz del evangelio del Reino. Proponiendo una opinión pre-juiciosa, no existe tal impacto misional concreto y fácil de medir y valorar. Eso no quiere decir que no exista tal impacto, sino de re-entenderla, desempolvarla, bañarla, vestirla y presentarla. Desde un punto de ensayo así, nos daría otra opinión distinta o tal vez similar “impacto de misionológico de la Teología en A.L.
  2. Una arriesgada conclusión no pretende descalificar la teología latinoamericana en su intento de fundamentar y fortalecer la misión cristiana contemporánea, al menos en los últimos 50 años.
  3. Este juicio vale tanto para los teólogos liberacionistas parapetados en alguna cátedra universitaria como para algunos teólogos evangélicos que gustan reciclar temas teológicos y sociales pasados de moda, luego y de otros contextos, especialmente si viven cómodamente en los países del norte o en el cono Sur, y que ahora, se les hace fácil hablar de “misión integral” sin proponer mayor auge en el campo de la misión en A.L. ¿entonces donde queda la contextualidad (“contextualización”) y la pertinencia?
  4. Extracción verbal dictada en clase (C-5, SETECA) por el Dr. David Suazo, en el curso de “Teología Contemporánea y Posmodernidad. Jueves 06 de Septiembre de 2012, Guatemala, C.A.
  5. Pablo Freiere, Cristianismo y Sociedad. Citado en, Emilio A Nuñez, Teología de la Liberación, (Guatemala: Editorial Kairos) 37. Aunque el autor la usa no como excusa critica, en este caso me tomo la molestia a hacer la nota de forma sarcástica.
  6. Entonces las acusaciones vienen de ambos lados demonizándose unos a otros.
  7. No olvidemos que un siglo atrás la teología dominante evangélica era de corte dispensacionalista, el cual no puede ser considerada una teología típicamente latinoamericana. Su origen la situamos en otras tierras muy lejanas.
  8. Padilla como uno de ellos, con su reiterado tema de la misión integral. El tema en si no tiene nada de malo, lo problemático a mi parecer tiene que ver con los proponentes, que en su mayoría son gente pudiente, que vive cómodamente haciendo misión desde una oficina o apartamento de un barrio de clase alta o de alguna institución académica. Cuando se les recuerda esto, algunos responden que han sido pastores de barrios populares, y que han participado o fueron miembros de algún tipo de junta de educación cristiana o que han fundando ministerios con impacto misional “¿Qué tipo de trabajo misional le podríamos llamar a ello? ¿Dónde está el desarrollo? ¿Dónde está el impacto? Si muchísimas comunidades no han podido salir del bagaje teológico que se les ha implantado.
  9. Aquí en Guatemala, por ejemplo, se limita a los estudiantes de algunos seminarios donde se discute esta bibliografía, y que por lo general son de una misma línea de pensamiento teológico denominacionalista. Entonces la comprensión de las cláusulas verbales del Dr. Suazo que de cada 35 estudiantes, de clases diurnas 5 o 6 serian pentecostales y que las denominaciones van desapareciendo. No olvidemos que las teologías y/o iglesias (denominaciones) son de otro tipo de tendencia teológica, tales como las neo-pentecostales. Teologías emotivas y festivas que si están impactando a su manera la forma de hacer misión.