Vols. publicados > Vol. 0 (Dic. 2011) > Res. 2
ESPOZ LE-FORT, Renato. De como el hombre limitó la razón y perdió la libertad. Santiago, Editorial Universitaria, 2003.
Manuel David Morales
Instituto de Física y Matemáticas, Univ. Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México.
En el presente libro del economista y filósofo chileno Renato Espoz Le-Fort se realiza un extenso análisis histórico y crítico acerca del poder de la religión en la cultura occidental. Utilizando documentos de la época, se intenta explicar como a partir de la Reforma del siglo XVI, Occidente experimentaría un cambio radical en lo que respecta a sus bases filosóficas y religiosas fundamentales, hasta ese entonces proporcionada por la tradición de la Iglesia Católica Romana, a saber, la síntesis cultural cristiano-grecorromana.
A grandes rasgos, el autor nos intenta demostrar que en la actualidad existen dos proyectos culturales diferentes que abarcarían tanto la filosofía como la ciencia-tecnológica, ética y economía. En la primera parte del libro (capítulos 1 al 11) se define el proyecto anglosajón-germano, que sería el más influyente en Occidente. Este proyecto, iniciado por los reformadores, buscaría únicamente la glorificación de Dios a través de la dominación de la naturaleza para el bienestar y alivio del hombre (utilitarismo religioso). Aquí se desecha por completo la tradición escolástica, catalogando el medioevo como "la Edad Oscura". Con la teología de la cruz de Lutero y la doctrina de la depravación total de Calvino, se sostiene que Dios es incognoscible, por lo que no habría lugar para la revelación general, teología natural ni búsqueda del bien. Estas ideas seguirían en pie en el campo de religioso, hasta que filósofos como Bacon, Locke y Kant las racionalizan creando una nueva síntesis cultural que afectaría a todo Occidente. Aquí también es de gran importancia la doctrina de la predestinación de Calvino, la cual juega un papel fundamental en la física de Newton, así como la ciencia económica de Smith.
En la segunda parte del libro (capítulos 11 al 17) se presenta el proyecto cristiano-grecorromano, el cual es completamente divergente del primero ya que en vez de un utilitarismo religioso, sostiene la búsqueda de Dios y la verdad a través de la ciencias, además del bien común. Espoz sostiene que este proyecto comenzó junto con el Cristiano Primitivo, para luego ser preservado y desarrollado por teólogos y pensadores de la Iglesia Católica Romana como San Clemente Romano, San Ireneo, San Agustín, San Buenaventura, entre otros. Científicos posteriores como Copérnico, Galileo, Bruno y Kepler continuarían con este proyecto, buscando a Dios a través de la naturaleza, y negando el proyecto anglosajón-germano. El gran traídor aquí es el cardenal Belarmino, quien adhiriendo a la postura de Lutero en cuanto al literalismo bíblico, condena a Galileo y envía a la hoguera Bruno.
Al final del libro, podemos encontrar un Postscriptum con extractos de del libro La Religión de la Tecnología de David Noble. Fundamentalmente se muestran algunos aspectos sobre las relaciones entre ciencia-tecnológica y realidad religiosa de los estadounidenses.
A pesar de ser un libro cargado de bastante "anti-protestantismo", creo que posee algunos aspectos muy valiosos. El primer de ellos, es demostrar de manera excelente la continuidad del conocimiento en Occidente, refutando así el difundido mito de la "Edad Oscura". La ciencia moderna surgió como resultado a un desarrollo gradual que ya se venía gestando desde mucho antes de Galileo, basado en fundamentos filosóficos que el mismo contexto cristiano occidental proveía, por supuesto, en conjunto con otras tradiciones religiosas como el judaísmo y el islam.
El segundo y muy interesante aporte, es el análisis y exposición de cómo otras tradiciones religiosas influyó en el desarrollo de la cultura de nuestras naciones latinoamericanas. En España se gestó una rica síntesis cultural entre cristianismo, judaísmo e islam, abarcando muchas áreas del conocimiento, las cuales posteriormente se trasladan a nuestro continente. Esto creo es de mucha importancia si lo que nos interesa es un proyecto cultural propio, que verdaderamente refleje nuestra identidad latinoamericana. De especial importancia es la clara denuncia que se hace, en relación a los que de manera muy ingenua piensan, que no existe conexión alguna entre la ciencia y tecnología moderna con las cuestiones religiosas y filosóficas.
Ahora bien, en lo que respecta a las críticas, me gustaría mencionar algunos aspectos en detalle. Uno de los primeros problemas que percibí al leer este trabajo, es que el autor a lo largo de todo el libro reduce demasiado el concepto de conocimiento natural de Dios: básicamente lo limita al desarrollado a partir de la filosofía natural y moral, siguiendo únicamente las directrices dadas por la escolástica medieval. Es cierto que los reformadores del siglo XVI limitaron la razón humana por cuestiones teológicas, sin embargo, afirmar que fue a tal grado que Dios queda completamente incognoscible, es por decirlo menos, falso. Ésto se evidencia claramente, cuando consideramos el aspecto de la ley natural. Lutero por ejemplo, sostuvo la idea de "ordenes de la creación", la cual consiste fundamentalmente en que Dios establece ciertos órdenes, en los diferentes núcleos sociales (familia, iglesia, estado) de tal forma que no se produzca el caos. Similiar ocurre con Calvino, quien a través de su Sensus Divinitatis, sostiene que el ser humano posee un sentido básico de la divinidad.
El segundo problema que considero muy grave, es que el autor desconoce en gran manera la evolución histórica que ha experimentado el protestantismo en Occidente. Se presenta un estereotipo de "espíritu del protestantismo" a partir de la Reforma del siglo XVI, que abarcaría hasta nuestro días, ignorando por completo que a lo largo de la historia han surgido variados movimientos, con diferentes y nuevas perspectivas. ¿Dónde se deja por ejemplo, el período de esplendor de la teología natural británica? Pasar por alto a pensadores como John Ray o William Paley, creo nos lleva a un terreno poco realista. Lo más curioso de todo, es que a pesar de que el autor dedica un capítulo completo a Newton (8), ni siquiera se menciona que él mismo llegó a sostener asiduamente en la Royal Society de Londres, que el objetivo de la ciencia es "descubrir los atributos de Dios". El científico británico jamás negó la posibilidad de desarrollar una teología natural. Yo creo que el problema fundamental aquí, es que se desconoce el real alcance teológico del concepto de la caída en el protestantismo. Una cosa es el conocimiento natural de Dios a través de su creación, y otra muy diferente es el sacrificio salvífico de Jesús, algo que los protestantes creemos, sólo se recibe y se conoce por medio de la fe.
Ya en relación con el campo de la economía y la ética, el autor también deja entrever un marcado desconocimiento de los renovados e influyentes movimientos protestantes que surgieron en el período de la industrialización británica, precisamente como reacción a los abusos e injusticias sociales de la época. Un caso muy significativo es el de John Wesley y el Metodismo, movimiento que después de algunos años en América Latina tendría un muy importante impacto, especialmente en lo que respecta al surgimiento de nuevas corrientes protestantes, por ejemplo el pentecostalismo, con visiones culturales bastante diferentes a la anglosajona-germana.
Hoy en día, la mayoría de los pensadores protestantes concuerdan que existe más de un proyecto cultural protestante, a pesar de que hoy existe una forzosa influencia de ciertas corrientes ajenas a nuestra realidad, como por ejemplo lo es el evangelicalismo estadounidense. En lo que respecta a la teología natural, es importante mencionar que en la actualidad, salvo algunas corrientes de tipo neo-ortodoxas y reformadas ultra-conservadoras, existe un importante desarrollo. Organizaciones evangélicas como el Faraday Institute o el BioLogos Forum son muy significativas en el mundo anglosajón, ya que motivan positivamente esta compleja tarea interdisciplinaria.
Ahora bien, en donde creo es más evidente la carga ideologizadora del autor, es en su análisis histórico en lo que respecta a las implicaciones de la Reforma Protestante del siglo XVI. Es innegable que hubieron graves problemas como el de la falsificación por parte de teólogos luteranos del De revolutionibus orbium coelestium de Copérnico o el caso Miguel de Servet. No obstante, no se menciona en absoluto el ambiente social y religioso que llevó a estos reformadores a reaccionar en contra de la Iglesia Católica Romana. Lutero, Calvino, Zuinglio, y lo demás reformadores no fueron simples díscolos de la Iglesia Católica Romana, sino verdaderos denunciantes de las muchas injusticias sociales y abusos que la iglesia oficial cometía en aquél tiempo.
En conclusión ¿recomendaría este libro? Por supuesto que sí. Para alguien con pensamiento crítico, puede resultar muy útil en lo que respecta a formar su propia opinión. De hecho, en lo personal me motivó bastante a estudiar un poco más acerca de los orígenes de la teología natural protestante. La única observación que convendría hacer, es que este trabajo no debería tomarse como la última palabra en cuanto a describir la naturaleza del protestantismo. Siempre es importante tener en mente que esta variante del cristianismo carece por completo de una estructura jerárquica centralizada como la de la Iglesia Católica Romana, por lo que su estructura teológica y sociocultural es bastante más amplia.
ESPOZ LE-FORT, Renato. De como el hombre limitó la razón y perdió la libertad. Santiago, Editorial Universitaria, 2003.
Manuel David Morales
Instituto de Física y Matemáticas, Univ. Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México.
En el presente libro del economista y filósofo chileno Renato Espoz Le-Fort se realiza un extenso análisis histórico y crítico acerca del poder de la religión en la cultura occidental. Utilizando documentos de la época, se intenta explicar como a partir de la Reforma del siglo XVI, Occidente experimentaría un cambio radical en lo que respecta a sus bases filosóficas y religiosas fundamentales, hasta ese entonces proporcionada por la tradición de la Iglesia Católica Romana, a saber, la síntesis cultural cristiano-grecorromana.
A grandes rasgos, el autor nos intenta demostrar que en la actualidad existen dos proyectos culturales diferentes que abarcarían tanto la filosofía como la ciencia-tecnológica, ética y economía. En la primera parte del libro (capítulos 1 al 11) se define el proyecto anglosajón-germano, que sería el más influyente en Occidente. Este proyecto, iniciado por los reformadores, buscaría únicamente la glorificación de Dios a través de la dominación de la naturaleza para el bienestar y alivio del hombre (utilitarismo religioso). Aquí se desecha por completo la tradición escolástica, catalogando el medioevo como "la Edad Oscura". Con la teología de la cruz de Lutero y la doctrina de la depravación total de Calvino, se sostiene que Dios es incognoscible, por lo que no habría lugar para la revelación general, teología natural ni búsqueda del bien. Estas ideas seguirían en pie en el campo de religioso, hasta que filósofos como Bacon, Locke y Kant las racionalizan creando una nueva síntesis cultural que afectaría a todo Occidente. Aquí también es de gran importancia la doctrina de la predestinación de Calvino, la cual juega un papel fundamental en la física de Newton, así como la ciencia económica de Smith.
En la segunda parte del libro (capítulos 11 al 17) se presenta el proyecto cristiano-grecorromano, el cual es completamente divergente del primero ya que en vez de un utilitarismo religioso, sostiene la búsqueda de Dios y la verdad a través de la ciencias, además del bien común. Espoz sostiene que este proyecto comenzó junto con el Cristiano Primitivo, para luego ser preservado y desarrollado por teólogos y pensadores de la Iglesia Católica Romana como San Clemente Romano, San Ireneo, San Agustín, San Buenaventura, entre otros. Científicos posteriores como Copérnico, Galileo, Bruno y Kepler continuarían con este proyecto, buscando a Dios a través de la naturaleza, y negando el proyecto anglosajón-germano. El gran traídor aquí es el cardenal Belarmino, quien adhiriendo a la postura de Lutero en cuanto al literalismo bíblico, condena a Galileo y envía a la hoguera Bruno.
Al final del libro, podemos encontrar un Postscriptum con extractos de del libro La Religión de la Tecnología de David Noble. Fundamentalmente se muestran algunos aspectos sobre las relaciones entre ciencia-tecnológica y realidad religiosa de los estadounidenses.
A pesar de ser un libro cargado de bastante "anti-protestantismo", creo que posee algunos aspectos muy valiosos. El primer de ellos, es demostrar de manera excelente la continuidad del conocimiento en Occidente, refutando así el difundido mito de la "Edad Oscura". La ciencia moderna surgió como resultado a un desarrollo gradual que ya se venía gestando desde mucho antes de Galileo, basado en fundamentos filosóficos que el mismo contexto cristiano occidental proveía, por supuesto, en conjunto con otras tradiciones religiosas como el judaísmo y el islam.
El segundo y muy interesante aporte, es el análisis y exposición de cómo otras tradiciones religiosas influyó en el desarrollo de la cultura de nuestras naciones latinoamericanas. En España se gestó una rica síntesis cultural entre cristianismo, judaísmo e islam, abarcando muchas áreas del conocimiento, las cuales posteriormente se trasladan a nuestro continente. Esto creo es de mucha importancia si lo que nos interesa es un proyecto cultural propio, que verdaderamente refleje nuestra identidad latinoamericana. De especial importancia es la clara denuncia que se hace, en relación a los que de manera muy ingenua piensan, que no existe conexión alguna entre la ciencia y tecnología moderna con las cuestiones religiosas y filosóficas.
Ahora bien, en lo que respecta a las críticas, me gustaría mencionar algunos aspectos en detalle. Uno de los primeros problemas que percibí al leer este trabajo, es que el autor a lo largo de todo el libro reduce demasiado el concepto de conocimiento natural de Dios: básicamente lo limita al desarrollado a partir de la filosofía natural y moral, siguiendo únicamente las directrices dadas por la escolástica medieval. Es cierto que los reformadores del siglo XVI limitaron la razón humana por cuestiones teológicas, sin embargo, afirmar que fue a tal grado que Dios queda completamente incognoscible, es por decirlo menos, falso. Ésto se evidencia claramente, cuando consideramos el aspecto de la ley natural. Lutero por ejemplo, sostuvo la idea de "ordenes de la creación", la cual consiste fundamentalmente en que Dios establece ciertos órdenes, en los diferentes núcleos sociales (familia, iglesia, estado) de tal forma que no se produzca el caos. Similiar ocurre con Calvino, quien a través de su Sensus Divinitatis, sostiene que el ser humano posee un sentido básico de la divinidad.
El segundo problema que considero muy grave, es que el autor desconoce en gran manera la evolución histórica que ha experimentado el protestantismo en Occidente. Se presenta un estereotipo de "espíritu del protestantismo" a partir de la Reforma del siglo XVI, que abarcaría hasta nuestro días, ignorando por completo que a lo largo de la historia han surgido variados movimientos, con diferentes y nuevas perspectivas. ¿Dónde se deja por ejemplo, el período de esplendor de la teología natural británica? Pasar por alto a pensadores como John Ray o William Paley, creo nos lleva a un terreno poco realista. Lo más curioso de todo, es que a pesar de que el autor dedica un capítulo completo a Newton (8), ni siquiera se menciona que él mismo llegó a sostener asiduamente en la Royal Society de Londres, que el objetivo de la ciencia es "descubrir los atributos de Dios". El científico británico jamás negó la posibilidad de desarrollar una teología natural. Yo creo que el problema fundamental aquí, es que se desconoce el real alcance teológico del concepto de la caída en el protestantismo. Una cosa es el conocimiento natural de Dios a través de su creación, y otra muy diferente es el sacrificio salvífico de Jesús, algo que los protestantes creemos, sólo se recibe y se conoce por medio de la fe.
Ya en relación con el campo de la economía y la ética, el autor también deja entrever un marcado desconocimiento de los renovados e influyentes movimientos protestantes que surgieron en el período de la industrialización británica, precisamente como reacción a los abusos e injusticias sociales de la época. Un caso muy significativo es el de John Wesley y el Metodismo, movimiento que después de algunos años en América Latina tendría un muy importante impacto, especialmente en lo que respecta al surgimiento de nuevas corrientes protestantes, por ejemplo el pentecostalismo, con visiones culturales bastante diferentes a la anglosajona-germana.
Hoy en día, la mayoría de los pensadores protestantes concuerdan que existe más de un proyecto cultural protestante, a pesar de que hoy existe una forzosa influencia de ciertas corrientes ajenas a nuestra realidad, como por ejemplo lo es el evangelicalismo estadounidense. En lo que respecta a la teología natural, es importante mencionar que en la actualidad, salvo algunas corrientes de tipo neo-ortodoxas y reformadas ultra-conservadoras, existe un importante desarrollo. Organizaciones evangélicas como el Faraday Institute o el BioLogos Forum son muy significativas en el mundo anglosajón, ya que motivan positivamente esta compleja tarea interdisciplinaria.
Ahora bien, en donde creo es más evidente la carga ideologizadora del autor, es en su análisis histórico en lo que respecta a las implicaciones de la Reforma Protestante del siglo XVI. Es innegable que hubieron graves problemas como el de la falsificación por parte de teólogos luteranos del De revolutionibus orbium coelestium de Copérnico o el caso Miguel de Servet. No obstante, no se menciona en absoluto el ambiente social y religioso que llevó a estos reformadores a reaccionar en contra de la Iglesia Católica Romana. Lutero, Calvino, Zuinglio, y lo demás reformadores no fueron simples díscolos de la Iglesia Católica Romana, sino verdaderos denunciantes de las muchas injusticias sociales y abusos que la iglesia oficial cometía en aquél tiempo.
En conclusión ¿recomendaría este libro? Por supuesto que sí. Para alguien con pensamiento crítico, puede resultar muy útil en lo que respecta a formar su propia opinión. De hecho, en lo personal me motivó bastante a estudiar un poco más acerca de los orígenes de la teología natural protestante. La única observación que convendría hacer, es que este trabajo no debería tomarse como la última palabra en cuanto a describir la naturaleza del protestantismo. Siempre es importante tener en mente que esta variante del cristianismo carece por completo de una estructura jerárquica centralizada como la de la Iglesia Católica Romana, por lo que su estructura teológica y sociocultural es bastante más amplia.