Manuel David Morales
En esta ocasión quisiera hablar de un "mito" ampliamente difundido, y que hoy carece de sustento a la luz de la historiografía moderna, a saber, el de La Edad Oscura en Occidente. Dicho período, comprendido entre los siglos V y XV, estaría caracterizado por la constante obstaculización del conocimiento por parte de la religión predominante; además de carecer de cualquier tipo de desarrollo científico, social y cultural.
Hablar de "oscurantismo medieval" se ha vuelto tan común en algunos ambientes populares, que la mayoría de las veces se ignora por completo las raíces históricas de tal concepción. Para comprender ésto de mejor manera, inevitablemente debemos retroceder hasta el Siglo de las Luces o Ilustración (s. XVIII a inicios del s. XIX), que es cuando precisamente comenzó a formularse esta idea. Por ejemplo, para pensadores como Edward Gibbon, y que el mismo Carl Sagan, astrónomo ateo y cientificista, cita en su libro El mundo y sus demonios 1:
Lo que realmente debemos asimilar en este tipo de declaraciones, es que inevitablemente están sumergidas dentro un contexto histórico determinado, el cual en este caso corresponde al racionalismo ilustrado. Dicho contexto tuvo dos influencias muy evidentes. La primera de ellas, fue el marcado anti-catolicismo que en los países protestantes se había comenzado a desarrollar, poco después de iniciada la reforma religiosa del s. XVI. La segunda, el exacerbado ideal humanista de la época, el cual aspiraba a que todas las religiones tradicionales e incluso concepciones metafísicas se extinguieran, para dar paso a una etapa positiva, dominada por la racionalidad y el pensamiento científico. El historiador británico, Christopher Dawson, lo explica de manera muy acertada:
La tan difundida idea del "oscurantismo medieval", en la actualidad insostenible. El Medioevo, realmente configuró de manera definitiva la matriz que daría paso a los períodos posteriores. Es cierto que esta época estuvo marcada por conflictos violentos y retroceso en algunos aspectos sociales como el derecho público, no obstante, dista mucho de ser una especie de vacío cultural. Por mencionar algunos ejemplos, uno de los grandes logros fue el poder integrar el pensamiento del antiguo mundo clásico con el Cristianismo, lo cual lo vemos claramente reflejado en el Aquinate. En el aspecto científico, existe evidencia abrumadora de que filósofos naturales y teólogos como Robert Grosseteste, Roger Bacon, William de Ockham, Nicole Oresme, entre otros, influyeron de manera determinante en el pensamiento de los pioneros de la ciencia moderna. Científicos como Copérnico, Galileo y Newton no hicieron más que llevar a su máxima plenitud, las ideas que gradualmente ya se venían gestando desde mucho antes; hay una clara continuidad cultural desde esta perspectiva. De hecho, un evento histórico de vital importancia, y que muchos simplemente pasan por alto, es el Renacimiento del siglo XII, el cual produjo notables cambios sociales, intelectuales, económicos y religiosos. En relación a esta crítica ya bastante trasnochada, Dawson señala nuevamente:
En lo personal creo que la evidencia histórica es bastante clara. Sostener que el Medioevo constituyó una Edad Oscura sin ningún tipo de relevancia intelectual, cultural y social; no es mas que una ingenuidad. Si queremos configurar una visión mucho más responsable acerca de las bases de nuestra cultura occidental, es extremadamente necesario superar este prejuicio, muchas veces difundido más que nada por la muy poca información de sus adherentes.
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En esta ocasión quisiera hablar de un "mito" ampliamente difundido, y que hoy carece de sustento a la luz de la historiografía moderna, a saber, el de La Edad Oscura en Occidente. Dicho período, comprendido entre los siglos V y XV, estaría caracterizado por la constante obstaculización del conocimiento por parte de la religión predominante; además de carecer de cualquier tipo de desarrollo científico, social y cultural.
Hablar de "oscurantismo medieval" se ha vuelto tan común en algunos ambientes populares, que la mayoría de las veces se ignora por completo las raíces históricas de tal concepción. Para comprender ésto de mejor manera, inevitablemente debemos retroceder hasta el Siglo de las Luces o Ilustración (s. XVIII a inicios del s. XIX), que es cuando precisamente comenzó a formularse esta idea. Por ejemplo, para pensadores como Edward Gibbon, y que el mismo Carl Sagan, astrónomo ateo y cientificista, cita en su libro El mundo y sus demonios 1:
"En el transcurso de diez siglos no se hizo ni un solo descubrimiento que exaltara la dignidad o promoviera la felicidad para la humanidad. No se había añadido ni una sola idea a los sistemas especulativos de la antigüedad y toda una serie de pacientes discípulos se convirtieron en su momento en los maestros dogmáticos de la siguiente generación servil."
Lo que realmente debemos asimilar en este tipo de declaraciones, es que inevitablemente están sumergidas dentro un contexto histórico determinado, el cual en este caso corresponde al racionalismo ilustrado. Dicho contexto tuvo dos influencias muy evidentes. La primera de ellas, fue el marcado anti-catolicismo que en los países protestantes se había comenzado a desarrollar, poco después de iniciada la reforma religiosa del s. XVI. La segunda, el exacerbado ideal humanista de la época, el cual aspiraba a que todas las religiones tradicionales e incluso concepciones metafísicas se extinguieran, para dar paso a una etapa positiva, dominada por la racionalidad y el pensamiento científico. El historiador británico, Christopher Dawson, lo explica de manera muy acertada:
"El criterio último por el cual debemos juzgar el valor de una religión no es sus frutos culturales, sino su verdad espiritual. Esto, sin embargo, no es el criterio que el historiador o sociólogo aplica en su juicio sobre una época o civilización (...) En realidad, sin embargo, es muy difícil para un historiador conservar esta distinción entre los valores religiosos y culturales. Si él cree en una religión es verdadera, naturalmente se inclinará a adoptar una opinión favorable a la cultura con la que está asociada, y si considera una cultura como bárbara e incapaz de progreso, estará dispuesto a condenar o depreciar sus normas y creencias religiosas (...) Ahora, fue en este marco en el que se basó la crítica humanista tradicional de la religión. La literatura medieval, la filosofía medieval y la ciencia medieval por iguales, parecían despreciables a los ojos del sabio renacentista, y aún mucho más para el filósofo de la Ilustración del siglo XVIII, y por lo tanto la religión medieval, ya sea para compartir en su condena, o aún más frecuentemente, fue considerada como el principal responsable del atraso cultural de la Europa medieval - en la famosa frase de Gibbon, la Edad Media fue «el triunfo del barbarismo y la religión»".2
La tan difundida idea del "oscurantismo medieval", en la actualidad insostenible. El Medioevo, realmente configuró de manera definitiva la matriz que daría paso a los períodos posteriores. Es cierto que esta época estuvo marcada por conflictos violentos y retroceso en algunos aspectos sociales como el derecho público, no obstante, dista mucho de ser una especie de vacío cultural. Por mencionar algunos ejemplos, uno de los grandes logros fue el poder integrar el pensamiento del antiguo mundo clásico con el Cristianismo, lo cual lo vemos claramente reflejado en el Aquinate. En el aspecto científico, existe evidencia abrumadora de que filósofos naturales y teólogos como Robert Grosseteste, Roger Bacon, William de Ockham, Nicole Oresme, entre otros, influyeron de manera determinante en el pensamiento de los pioneros de la ciencia moderna. Científicos como Copérnico, Galileo y Newton no hicieron más que llevar a su máxima plenitud, las ideas que gradualmente ya se venían gestando desde mucho antes; hay una clara continuidad cultural desde esta perspectiva. De hecho, un evento histórico de vital importancia, y que muchos simplemente pasan por alto, es el Renacimiento del siglo XII, el cual produjo notables cambios sociales, intelectuales, económicos y religiosos. En relación a esta crítica ya bastante trasnochada, Dawson señala nuevamente:
"Esta condena al por mayor, de la cultura medieval hace tiempo que ha sido abandonado por el mundo educado, y fue el redescubrimiento de los valores puramente cultural de la Edad Media -de la literatura medieval y el arte medieval- que fue el principal factor en el logro del cambio, y que ha contribuido muy significativamente a la comprensión más amplia del valor de la religión medieval".3
En lo personal creo que la evidencia histórica es bastante clara. Sostener que el Medioevo constituyó una Edad Oscura sin ningún tipo de relevancia intelectual, cultural y social; no es mas que una ingenuidad. Si queremos configurar una visión mucho más responsable acerca de las bases de nuestra cultura occidental, es extremadamente necesario superar este prejuicio, muchas veces difundido más que nada por la muy poca información de sus adherentes.
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- SAGAN, Carl. El mundo y sus demonios. España, Editorial Planeta, 2005.
- DAWSON, Christopher. Medieval Essays: The Works of Christopher Dawson, USA, The Catholic University of America Press, 2002. p. 118
- Ibíd. p. 119