jueves, agosto 29, 2019

Algunas conexiones entre Laudato Si y el pensamiento de Teilhard de Chardin

Publicado en el canal divulgativo: Naturaleza y Trascendencia | Citación

Algunas conexiones entre Laudato Si y el pensamiento de Teilhard de Chardin1

Environment Care. Fuente: oxbridgeacademy.edu.za
Cristian Fica

Considerando la crisis socio-ecológica como núcleo argumentativo en la encíclica Laudato Si (LS) del Papa Francisco, he considerado hacer una lectura y reflexión desde otro jesuita, que es “rescatado” en una sencilla nota al pie de página en la encíclica. Hablo del padre Pierre Teilhard de Chardin2.

La elección de este jesuita se debe a que es uno de los primeros católicos en adherir a la teoría de la evolución. Pero esto es una brevísima presentación de su pensamiento. El sistema teilhardiano rescata todo lo que es la teología de la creación, de la gracia y de la cristología, vista desde los ojos que han querido comprender que la teoría de la evolución es el nuevo paradigma que sirve para acercarse de una manera aún más increíble y maravillosa a la Creación de la que siempre se ha reflexionado teológicamente, porque permite, abre y alimenta un nuevo modo de realizar teología.

Por ende, las reflexiones del sacerdote francés nos permiten ver que el mundo es aún más asombroso e impresionante, un misterio en el que se debe ahondar. El Papa, por su parte, quiere hacernos calar hondo en aquella antigua reflexión cristiana sobre el mundo como regalo generoso y amoroso de un Dios que, a su vez, ha querido dotar al ser humano de consciencia para poder acercarse intelectual, afectiva, emocional y espiritualmente a todo este don creado. Asimismo, el Papa enfatiza que, nosotros mismos, como humanos, formamos parte de esta creación.

Los pensamientos de ambos jesuitas nos entregan un criterio de lectura de mística y espiritualidad ecológica y cósmica.

1. “Método”3 Teilhardiano respecto al Mundo Natural: un modo de proceder a lo largo de LS

Las obras de Teilhard de Chardin son la exposición intelectual, espiritual y abierta de su sistema fenomenológico de la naturaleza, en donde plasma cómo él concibe el mundo creado por Dios, y de qué forma pueden ser posibles la materia y la espiritualidad, la aparición de la conciencia, la plenitud de lo creado, etc. (por nombrar algunos temas).

Si podemos hablar de un método o sistema (en el sentido formal de los términos) en el paleontólogo francés, me parece importante destacar que sería (o se aproxima a) el siguiente: el conocimiento científico y natural del mundo debe estar acompañado de reflexiones que permitan, a quién esté interesado en el procedimiento del pensar, una integración de los fenómenos observados.

El Papa Francisco hace lo mismo en su encíclica. Este documento, para quien sea un lector de temas afines a LS (como ecología teológica), puede descubrir que no solo las ideas del Papa están plasmadas en el escrito: ha habido una suerte de consejo que ha podido acompañar al obispo de Roma en lo que implica la elaboración del texto.

La observación que se puede hacer para estos dos jesuitas es que, quien quiera que lea las obras de Teilhard y LS, puede darse cuenta de que, para cualquier tipo de discurso intelectual que implique una declaración respecto a lo que es “el universo creado”, es necesario estar bien formado respecto a las temáticas. A pesar de que esto pueda parecer obvio, la precedente afirmación está siendo algo novedoso en lo que es el mundo académico actual: implica un nivel interdisciplinar, y hasta incluso transdisciplinar, para poder aportar una nueva mirada al mundo que nos rodea y a nosotros mismos.

2. Teilhard circunscrito en Francisco

En el número 83 (que contiene la nota al pie número 53) de LS, aquella que hace una referencia directa pero muy general al jesuita francés, se circunscribe dentro del capítulo segundo. El capítulo lleva por nombre “El Evangelio de la Creación”.

En este capítulo, hay una recuperación positiva respeto a la experiencia de la fe cristiana (ahondando en la católica), en la que se defiende que, con esta, también hay algo que decir. Desde la fuente principal, la biblia, el discurso de fe da cuenta de que el mundo es un regalo divino, con belleza propia, bondad intrínseca4, y con un orden y leyes propias que lo rigen (podemos hablar aquí de procesos tales como la evolución, la auto-regulación térmica del planeta, el orden de un sistema solar regido por la ley gravitacional, etc.).

Además, al tener un orden y vitalidad propia, la naturaleza está sujeta a descansar: y aquí entra la recuperación, según la encíclica el descanso sabático, y el saber que, todo lo que está vivo debe descansar (en lo bíblico podemos ver que es orden divino, en lo “profano”, sabemos que es sano y necesario que todo tenga su tiempo de recuperación: la tierra en sus minerales, los animales después de trabajar en el campo, y nosotros mismos, seres humanos, al finalizar la jornada de la semana). La tradición semita entonces, nos recuerda la importancia de un ciclo tan necesario como el sano ocio, el reposo para lo creado.

Pero el descansar no es lo único recuperado (o más bien dicho, recordado) en la carta papal. Entra también la literatura salmódica, y su comprensión teológica de que, el Señor que es Creador de todo, es también Señor gobernante de todo.

Según la Biblia quien ha creado el cosmos, es Señor de todo. La consecuencia es que los seres humanos somos administradores que, dicho sea de paso, estamos solo por un tiempo en este mundo. La contemplación, atenta y espiritual de la naturaleza, si es vista desde el prisma de la fe, da cuenta de la capacidad comunicativa del mundo para hablar de quién es su “artista”5. Pero, es distinta de este.

Dios y mundo, son distinguibles (y nosotros siendo parte del mundo). Por lo que podemos ver a la vez, la fragilidad de la naturaleza, como el poder sobrecogedor que puede tener, ya sea en un animal recién nacido, o en la colosal fuerza de una tormenta6.

En este misterio es en donde se expresa el orden con el cual el mundo se sigue desarrollando: no es un mundo estático, es un mundo en constante desarrollo, y Dios está en medio de este. Esta “intervención” es vista por el misterio de la fe, que permite comprender de una manera muy sencilla y no totalizante, el modo por el cual Dios ha concedido providencialmente al cosmos un modo por el cual se desenvuelve y crece (y recordar que nosotros mismos nos vamos desarrollando en medio de este proceso).

Así es, a modo de sintetizar y complementar lo aquí visto, presento el número 83 de LS, que señala: El fin de la marcha del universo está en la plenitud de Dios, que ya ha sido alcanzada por Cristo resucitado, eje de la maduración universal.

La nota al pie de página indica que este es un aporte del paleontólogo jesuita. Pero, además, la misma nota agrega otros pontífices que le han hecho honor intelectual7.

Para comprender la referencia a Teilhard de Chardin, me parece importante presentar su sistema de pensamiento fenomenológico del mundo, que es coronado con una visión proto-teológica respecto a la evolución y a Cristo, Señor de todo el Cosmos y de quienes lo habitan.

La propuesta teilhardiana, a modo de culminación reflexiva, puede leerse en su libro El Fenómeno Humano8. Aquí, el padre francés realiza un recorrido narrativo sobre cómo pudo ser el origen del Universo9, refiriéndolos al estado de la materia, hasta llegar al objetivo final de todo lo creado.

Para él, la materia tiende a unirse, y a complejizarse. La complejidad no está dada sobre qué tan grande sea lo formado por la materia, sino por cuanto está más cerca de expresar algo vivo10. Una vez hay un ser vivo, este continúa en la complejificación, hasta alcanzar el grado de la conciencia.

De ahí, Teilhard referirá a Huxley, diciendo que, el ser humano, el ser consciente por excelencia, es la conciencia consciente de sí misma, y que también es la evolución consciente de sí.

Comprender que el mundo es materia con la capacidad de expresar conciencia y espiritualidad es necesario para entender que, para el evolucionista que fue Teilhard, todo el cosmos está evolucionando, buscando cadenas de complejificación más radicales hasta alcanzar un fin que lo plenifique.

Es aquí donde entra una cristología cósmica: Jesucristo se ha hecho hombre, organismo que expresa y sabe que es consciente; pero, además, Jesucristo ha muerto y resucitado: es la plenificación y complejificación última del proceso humano.

En su resurrección, Jesucristo lleva la materia hacia la Trinidad, y la llama hacia el fin del universo, en lo que el jesuita llamó Punto Omega. De aquí que, este Punto Omega, al ser el fin de todas las cosas, es también Cristo11, por ende, Teilhard de Chardin, para hablar de que todo evoluciona y busca llegar a su fin último plenificador a través el proceso evolutivo, es que alcanzará al Cristo Omega, meta, búsqueda y fin de todo lo que tuvo su origen en Dios, y que retornará a Él.

Es así como el paleontólogo y presbítero comprende el cosmos como una maravilla que siempre está buscando a Dios. Para Teilhard jamás ha habido dualismos ni antagonismos: lo espiritual está esperando ser expresado por lo material. Y Cristo es la mejor representación de esto. La evolución del mundo natural no es nada más que uno, entre tantos otros modos, por los cuales Dios ha dotado al universo que creó, para retornar hacia el Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La maduración evolutiva del mundo, acorde a la experiencia y tradición de la fe, conjugada con el descubrimiento del proceso evolutivo por Darwin, acontecerá en el final escatológico siempre enseñado por la Sagrada Escritura: al final, todo será todo en Dios12.

3. Mística, teología y sacramentos: Puntos de encuentro y tradición entre los jesuitas

Para finalizar esta breve presentación sobre puntos de vista relacionados entre estos dos jesuitas, se expondrá la dimensión espiritual.

El capítulo final de LS toma este rumbo. Es síntesis espiritual de todo el documento. Pasa por todo lo que es un proceso de cambio de vida, condiciones para realizar una mejor educación ecológica, conversiones a nivel individual, familiar, comunitario, nacional e internacional, etc. Pero es una espiritualidad cristiana, que invita también a mirar con atención las realidades materiales que han sido resignificadas en y por Dios, a saber, los sacramentos.

Haciendo una profundización teológica, no es menor recordar las “dos” materias que son protagonistas en la Misa, a saber: la materia que alguna vez conformó la piel, carne y huesos del Maestro, se hace presente en la materia del pan, que era trigo y harina13.

La realidad material nos habla de Dios; jamás ha estado alejada de Él, sino todo lo contrario: entendiéndola panenteísticamente14, nos conduce y nos habla de la Trinidad, Creadora y Gobernadora del Cosmos. De esto, se puede ver también un pequeño comunicado de Francisco en el subcapítulo VII.

La conexión de Teilhard de Chardin en este caso se corresponde con casi toda la mística que el jesuita francés expresó a lo largo de las diversas cartas y pequeños escritos que fue dejando de manera fragmentaria a lo largo de su vida.

Para dar cuentas de estas ideas teilhardianas, lo más atingente entre sus escritos espirituales referentes a la materialidad bendita, son: Misa sobre el Mundo, e Himno a la Materia; ambos recopilados en el libro Himno del Universo15.

Finalmente, hacer alusión a que todos los escritos de Teilhard de Chardin hacen un sistema de espiritualidad sobre el mundo natural. Su lectura es un redescubrimiento del mundo conocido, partiendo desde lo ínfimo de la composición atómica. Basta con leer el Himno a la Materia16.

Diversos autores han dado cuenta y han profundizado el modo por el cual el padre Pierre ha contemplado a Dios en medio del mundo y trascendiéndolo; a la vez que su visión eucarística está en plena sintonía con su estudio científico, teniendo repercusiones en su sacramentalidad, ecología, liturgia y mística.17

4. Conclusiones y Reflexiones finales

El leer a Teilhard de Chardin llena de enriquecimiento todas y cada una de las invitaciones que Francisco realiza en Laudato Si, ya que así se entra y se compenetra en el pensamiento de un hombre que tuvo la Gracia, muy ignacianamente, de ver a Dios en todo y en todos, comprendiendo que la naturaleza, desde la inconmensurabilidad de las galaxias, soles y planetas hasta la pequeña invisibilidad de las partículas y los átomos que las componen, lleva la firma del Creador, y nosotros siendo parte de la misma creación.

Sintetizando lo aquí expuesto, uno de los conceptos teológicos que más hacen honor a ambos autores de la Compañía de Jesús es (para referirnos al final de los Tiempos, en lo que Dios se hará manifiesto) que todo el cosmos se regocijará, participará y se congregará en la celebración de una Liturgia Cósmica Universal, donde el Resucitado, con su Cuerpo, que es Material y Espiritual, será su Servidor, Rey y Plenificador de todos y de todo.

* Agradezco profundamente la invitación de Manuel David Morales, quien colaboró en la edición de este escrito y motivó su publicación.

Anexo: Himno sobre la Materia

Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer. Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos devoras si no te encadenamos. Bendita seas, poderosa Materia, evolución irresistible, realidad siempre naciente, tú que haces estallar en cada momento nuestros esquemas y nos obligas a buscar cada vez más lejos la verdad.

Bendita seas, universal Materia, duración sin límites, éter sin orillas, triple abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones, tú que desbordas y disuelves nuestras estrechas medidas y nos revelas las dimensiones de Dios.

Bendita seas, Materia mortal, tú que, disociándote un día en nosotros, nos introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que es. Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes, estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismo y de Dios.

Tú que castigas y que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y que construyes, tú que encadenas y que liberas, savia de nuestras almas, mano de Dios, carne de Cristo, Materia, yo te bendigo.

Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un amasijo, dicen de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como te me apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad.

Te saludo, inagotable capacidad de ser y de transformación en donde germina y crece la sustancia elegida. Te saludo, potencia universal de acercamiento y de unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en el camino del Espíritu. Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal límpido de donde ha surgido la nueva Jerusalén. Te saludo, medio divino, cargado de poder creador, océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado.

Creyendo obedecer a tu irresistible llamada, los hombres se precipitan con frecuencia por amor hacia ti en el abismo exterior de los goces egoístas. Les engaña un reflejo o un eco. Lo veo ahora.

Para llegar hasta ti, Materia, es necesario que, partiendo de un contacto universal con todo lo que se mueve aquí abajo, sintamos poco a poco cómo se desvanecen entre nuestras manos las formas particulares de todo lo que cae a nuestro alcance, hasta que nos encontremos frente a la única esencia de todas las consistencias y de todas las uniones.

Si queremos conservarte, hemos de sublimarte en el dolor después de haberte estrechado voluptuosamente entre nuestros brazos. Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que los santos se imaginan haberte dejado a un lado; carne tan transparente y móvil que ya no te distinguimos de un espíritu.

¡Arrebátanos, oh, Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y la muerte; arrebátame allí en donde al fin sea posible abrazar castamente al Universo! Abajo, en el desierto, que ha vuelto a conocer la calma, alguien lloraba: “¡Padre mío, Padre mío! ¡Un viento alocado se lo ha llevado!” Y en el suelo yacía un manto.

Pierre Teilhard de Chardin

Bibliografía

  • Bingemer, Maria Clara Lucchetti. Teilhard De Chardin: Un Místico En Comunión Con El Universo, ÍTER: Revista De Teología; Vol. 26, No. 68 (sept.-dic. 2015), 95-109.
  • Escríbar Wicks, Ana. El Problema Del Método En La Obra De Pierre Teilhard De Chardin, en Teología y Vida Vol. 17, No.1-2 .1976. 65-86.
  • Faricy, Robert L. Amor Y Corazón De Jesús En La Escatología De Teilhard De Chardin.: Tierra Nueva 8(29).1979. 62-72.
  • Johnson, Elizabeth A. Pregunta a Las Bestias: Darwin Y El Dios Del Amor. Capítulo 8. Maliano, Sal Terrae. 2015.
  • Knights, Philip. "'The Whole Earth My Altar': A Sacramental Trajectory for Ecological Mission". Mission Studies 25, no. 1. 2008. 56-72.
  • Papa Francisco. Laudato Si´: Carta Encíclica De S.S. Francisco Sobre El Cuidado De La Casa Común. Santiago, Chile: Conferencia Episcopal Chile. 2015.
  • Teilhard De Chardin, Pierre. El Fenómeno Humano. Barcelona, Orbis. 1984.
  • ------ Himno Del Universo. Madrid: Taurus, 1967.
  • Tucker, Mary Evelyn. "The Ecological Spirituality of Pierre Teilhard De Chardin." Spiritus: A Journal of Christian Spirituality 7, no. 1. 2007. 1-19.
  • Zilles, Urbano. Teilhard De Chardin: Uma Espiritualidade De Engajamento: Teo Comunicacao N 133. Vol CXXXIII. 2001. 523-542.


  1. El presente escrito fue presentado como trabajo final del curso “Crisis Ecológica a la luz de Laudato Sí”, Magíster en Teología, Pontificia Universidad Católica de Chile.
  2. El padre Pierre (1881 - 1955), fue un sacerdote francés, jesuita, exsoldado camillero de la Primera Guerra Mundial, y paleontólogo. Debido al trabajo desarrollado en esta última profesión, fue uno de los católicos favorables a la (en esa entonces polémica y aun temprana) teoría de la evolución, que aún se sigue puliendo después de su exposición sistemática hecha por Darwin en El Origen de las Especies de 1859. Esto, hasta el día de hoy, ha generado diversas apreciaciones del trabajo y de la visión espiritual de Teilhard de Chardin, llegando incluso a recibir una censura por parte de la Iglesia Católica. La censura, monitum, está fechada el 30 de junio de 1962, y reiterada en 1981. Puede verse en: https://www.ourladyswarriors.org/dissent/cdfchard.htm, https://revistafeyrazon.wordpress.com/2009/04/01/033-04/, http://www.infocatolica.com/blog/razones.php/1007281142-advertencia-acerca-de-los-esc. A pesar de esto, la influencia del jesuita alcanzó positivamente a los escritos de Juan Pablo II y del cardenal Joseph Ratzinger, tal como lo presenta Philip Knights en su artículo “The Whole Earth My Altar”, 2008. Sin embargo, nos es necesario recordar el monitum que recae sobre el sacerdote. Al tener este tipo de censura, mucho de lo que redactó Teilhard de Chardin se mantuvo impedido de ser publicado, y el padre Pierre se mantuvo obediente a esta orden. Todos sus estudios, los no paleontológicos, son publicaciones póstumas; y al no estar editadas por él es que estas obras, en su mayoría, son documentos recopilatorios. No hay muchos libros de la autoría del sacerdote hechos de principio a fin siguiendo un orden sistemático extenso.
  3. Los acercamientos al llamado “método teilhardiano” y las formas en que este se presenta pueden dar cabida a ciertas dificultades, como lo hace ver Ana Escríbar. Cf. Escríbar Wicks, Ana. El Problema Del Método En La Obra De Pierre Teilhard De Chardin, en Teología y Vida Vol. 17, No.1-2 (1976), 65-86. Sin embargo, aquí parece prudente dar una pequeña exposición sobre cómo solía trabajar el jesuita francés, vale decir, observar los fenómenos naturales, y teorizar metafísica y luego religiosamente sobre estos.
  4. Cf. Johnson, Elizabeth A. Pregunta a Las Bestias: Darwin Y El Dios Del Amor. Capítulo 8. Maliano, Sal Terrae. 2015. Cuando se habla sobre bondad natural del mundo creado conocido, nos podemos referir a la aproximación estética de lo contemplado. Hay que estar conscientes que el avalar un mundo natural en evolución, implica también avalar su orden con animales muriendo, cazando a otros, o de procesos muy “poco éticos” respecto a la selección natural.
  5. La analogía responde a una visión tomista de mundo; sin embargo, el descubrir a Dios por medio de su obra es una búsqueda y reflexión muy antiguas en las teofanías y teología natural.
  6. Siento atingente recordar a Elías en la montaña cubriendo su rostro ante la suave brisa, en 1 Re 19, 11-13 como un complemento a las diferentes formas de manifestaciones divinas en la naturaleza.
  7. E il Santo Padre cita Teilhard de Chardin, che ha dato una spiegazione dell’universo e, tra tante fantasie, tante cose inesatte, ha saputo leggere dentro le cose un principio intelligente che deve chiamarsi Iddio.
  8. Teilhard De Chardin, Pierre. El Fenómeno Humano. Barcelona, Orbis. 1984.
  9. Aquí, la teoría del Big Bang era conocida, y se le llama “el átomo primigenio”. Nota al pie de página en El Fenómeno Humano, 57.
  10. Aquí las cuestiones son sobre el origen de lo vivo, es decir, buscar responder la pregunta de ¿cómo, a partir de materia inerte y solo molecular, apareció algo vivo?
  11. Cf. LS 100.
  12. 1 Cor 15,28.
  13. LS 236.
  14. De Panenteísmo, según la RAE, es: Teoría de K. Krause, filósofo alemán de principios del siglo XIX, según la cual Dios contiene al mundo y este trasciende de Dios.
  15. Teilhard De Chardin, Pierre. Himno Del Universo. Madrid: Taurus, 1967.
  16. A modo de muestra, esta oración, que presenta la intensidad de Teilhard, ha sido agregada como anexo al final de este trabajo. A pesar de haberle podido hacer una selección, consideré que leerla por completo entrega muchas más luces para entender y conectar con el autor francés. Extraída de Himno del Universo.
  17. Para ahondar más en la exposición de Teilhard sobre estos temas: Devoción por el Corazón de Jesús, Cf. Faricy, Robert L. Amor Y Corazón De Jesús En La Escatología De Teilhard De Chardin.: Tierra Nueva 8(29):62-72, 1979. Por otro lado, para ahondar en su ecología mística i) Cf. Tucker, Mary Evelyn. "The Ecological Spirituality of Pierre Teilhard De Chardin." Spiritus: A Journal of Christian Spirituality 7, no. 1 (2007): 1-19. Zilles, Urbano. Teilhard De Chardin: Uma Espiritualidade De Engajamento: Teo Comunicacao N 133 / 523-542 Pp / Vol CXXXIII / 2001. Bingemer, Maria Clara Lucchetti. "Teilhard De Chardin: Un Místico En Comunión Con El Universo", ÍTER: Revista De Teología; Vol. 26, No. 68 (sept.-dic. 2015), 95-109. En su conciencia y herencia litúrgica Cf. Knights, Philip. "'The Whole Earth My Altar': A Sacramental Trajectory for Ecological Mission". Mission Studies 25, no. 1 (2008), 56-72.

Citación (ISO 690:2010): FICA, Cristian. Algunas conexiones entre Laudato Si y el pensamiento de Teilhard de Chardin [en línea]. Nat. y Tras. (Rev. RYPC), 28 agosto 2019. <http://www.revista-rypc.org/2019/08/laudato-si-y-teilhard-de-chardin.html> [consulta: ].