viernes, julio 13, 2018

Música, poesía y artes visuales en la Reforma de Lutero

Publicado en el canal divulgativo: Travesías Dialécticas | Citación

Música, poesía y artes visuales en la Reforma de Lutero

Luther im Kreise seiner Familie musizierend.
Fuente: Commons.wikimedia.org
José Viladecans

En este artículo intentaré mostrar la importancia y relación que tuvo el arte en el pensamiento del reformador Martín Lutero. Además de esto me gustaría que se pudiese demostrar que, en cierta forma, la expresión de arte supuso una magnífica herramienta para conducir los valores de la Reforma. Así pues pasaré por la música, que supuso un pilar luterano y una nueva forma de integrar a la sociedad en la liturgia cristiana, terminando con la “frialdad” que implicaban las celebraciones católico-romanas. Después de la música en la Reforma trataré la poesía. Este elemento estuvo muy ligado a la música en Lutero, pero quise diferenciarlo de ella por la sencilla razón de darle el valor que se merece. La poesía en forma de himno y las apariciones de los himnarios se convirtieron en la manifestación de alabanza a Dios que necesitaba el hombre en los cultos, trasladándose esta importancia hasta nuestros días. Por último haré un repaso sobre las artes visuales que tuvieron alguna relación con Lutero y su Reforma. Entre ellas destacó la pintura, la cual se exteriorizó a través de colaboradores o amigos del reformador (como es el caso de Lucas Cranach el Viejo) los cuales adquirieron un compromiso con los ideales reformistas y sus obras contribuyeron a su expansión.

I. Música

El apóstol Pablo ya nos indicaba en Colosenses 3:16 la gran importancia que tiene la música dentro del cristianismo. No solamente encontramos ejemplos de la adoración musical en el Nuevo Testamento, sino que en las escrituras veterotestamentarias, también los hay (libro de Éxodo 15:20,21).

Con la Reforma que impulsa Lutero se da gran importancia a la necesidad de participación activa en los servicios religiosos (suplantación del latín por el idioma nacional). Este cambio será pues de gran valor para la transformación de la música eclesiástica. Aparecen así diferentes profesiones con carácter protestante; en el ámbito musical: chantre, organista y director musical contratados por las iglesias y movidos por una gran vocación y realización personal.

A partir de 1589 las iglesias de Zurich comienzan a abrir sus puertas a la música1 (después de la muerte de Zwinglio, el cual mantuvo una postura no cercana a la representación musical, y la publicación de “Nüw Gesangbüchle”, un libro de canto suizo de autores reformadores). En Francia Calvino conservó de la misa el Kyrie y la Gloria, pero no era partidario de los cantos corales (hasta la llegada de Claude Goundinel, que comienza a representar los salmos con melodías polifónicas, salterio hugonote). En este sentido debemos de tener claro que la Reforma que aplicó Lutero, en cuanto a la música se refiere, no tuvo estos aspectos tan restrictivos como los de Calvino o Zwinglio. Podríamos decir que la música era muy semejante a las de las iglesias católico-romanas, excepto en los corales gregorianos que eran sustituidos por el idioma alemán2. Lutero creía que la música era de gran importancia para el ser humano (dentro del ámbito cultural, social y espiritual) y por lo tanto intentó trasladarla a todos los feligreses de una forma comprensible. Entre sus fuentes musicales podemos encontrar: himnos y secuencias latinas, melodías gregorianas adaptadas a las nuevas exigencias, canciones populares religiosas medievales, canciones populares profanas de la Edad Media (con cambios para convertirlas en religiosas)3. Todas ellas con la finalidad de que el pueblo se sintiera cómodo en las liturgias y encontrara consuelo en ellas (además de tener una función evangelizadora).

Jerónimo Granados nos dice que es sabido que a Lutero le apasionaba la música4, la practicaba con su laúd y hasta conocía el arte de la composición. Sabiendo pues que la música era un gran puntal en el culto, Lutero, se rodeó de muchos compositores (algunos de ellos alumnos suyos, como: Juan Walter, Conrado Rupff, Ludovico Senfl y Arnoldo Von Bruck) llegando incluso a imprimir en 1538 el prefacio para la obra Symphoniae iucundae. Este prefacio estaba compuesto de 52 motetes de diferentes músicos que supusieron la afirmación de que el reformador Lutero y la reforma no debían de apartar la música. Posteriormente, en otro prefacio compuesto para el músico Juan Walter (Frau Musika), Lutero resaltaría los valores de la música y el canto para “penetrar el alma humana y alejarla del mal”5. Es curioso, después de leer estos datos, ver la oposición que tenía Lutero sobre la utilización del órgano en las liturgias; llegando incluso a declarar: “el órgano, en verdad, no debería admitirse en la misa”. No obstante el uso de este instrumento crecería dentro de las liturgias protestantes de una forma muy importante (fundación de la escuela organística germánica por Jan Pieterszoon Sweelinck, ferviente defensor del uso del órgano).6

II. Himnos y poesía

La reforma trajo el deseo de involucrar a todas las personas que asistían a las liturgias en el canto. Este uso de los cantos era también una manera de enseñar a la congregación. A la luz de estas intenciones reformadoras surgieron nuevos himnos, que no dejaban de ser auténticas poesías a las que se les añadía música. Estos himnos también respondían al deseo que sentía el hombre a la alabanza de Dios.

Hasta ese momento, la misa de culto latino de la Iglesia Católico Romana “sólo permitía el canto de corales según estrictos ritmos y el canto del sacerdote también sobre un detallado ritmo y melodía, y todo en idioma latín”7. La intervención del pueblo en la ceremonia era pues casi nula (excepto en el Kyrie eleison o Aleluya, como dije anteriormente). Es Lutero el encargado de dar al pueblo la posibilidad de alabanza comunitaria, que tan necesaria y gratificante podemos encontrar hoy en nuestras congregaciones.

Gracias a la imprenta y a su uso, Martín Lutero, confeccionará un primer himnario “Etlich Christliche Lieder” (muchas canciones cristianas) en el año 1524 (aunque como primer himnario protestante deberíamos de considerar el de los Hermanos Moravos, 1501, con 89 himnos)8. Posteriormente publicaría una segunda recopilación de himnos (“Erfurter Enchiridion”), sumándosele otra de su colega Johann Walther (colección de tonadas polifónicas). En 1529, el Reformador, publicaría un tercer himnario: “Geistliche Lieder auff neu gebessert”. Todas estas canciones eran muy sencillas de cantar e incluso se incluyeron fragmentos folclóricos alemanes9.

En total Lutero compuso treinta y siete corales, de estos, trece provienen de música del servicio o himnos latinos. Quince de este total fueron de su autoría, cuatro proceden de canciones religiosas folclóricas alemanas y dos fueron en su origen canciones religiosas de peregrinos. Otras dos son de procedencia desconocida y sólo una de las melodías proviene de una canción secular de folclore alemán10 (esta última canción fue eliminada por parte de Lutero, ya que “se avergonzaba de escuchar la melodía de su himno navideño cantada en tabernas y salones de baile”11). Como himnos más destacados de Lutero tenemos: “Padre nuestro en lo celestial”, “Del alto cielo” y “Castillo fuerte es nuestro Dios” (Himno 400, 1529). El himno “Castillo fuerte es nuestro Dios” está basado en el Salmo 46 de la Biblia y fue muy utilizado en las guerras de religión que sucedieron a la Reforma. En esta poesía se describe la situación de la Iglesia y su futuro, donde la Palabra (Wort, en alemán) posee el triunfo final y absoluto. El compositor Johann Sebastián Bach, se basó en este himno para componer su “Ein feste Burt ist unser Gott” (utilizada en la ciudad de Leipzig para la celebración del Día de la Reforma de cada 31 de Octubre). En el Siglo XIX, Juan B. Cabrera hizo una traducción la cual hoy es la más popular; esta dice así:

“Castillo fuerte es nuestro Dios;
Defensa y buen escudo.
Con su poder nos librará
En este trance agudo.
Con furia y con afán
Acósanos Satán
Por armas deja ver
Astucia y gran poder;
Cual él no hay en la tierra.

Luchar aquí sin el Señor,
cuán vano hubiera sido.
Mas por nosotros pugnará
de Dios el Escogido.
¿Sabéis quién es? Jesús,
el que venció en la cruz;
Señor de Sabaoth,
omnipotente Dios,
él triunfa en la batalla.

Aun cuando estén demonios mil
prontos a devorarnos,
no temeremos, porque Dios
vendrá a defendernos.
Que muestre su vigor
Satán, y su furor;
dañamos no podrá,
pues condenado está
por la Palabra santa.

Sin destruir la dejará,
aunque mal de su grado:
es la Palabra del Señor
que lucha a nuestro lado.
Que lleven con furor
los bienes, vida, honor,
los hijos, la mujer,
todo ha de perecer;
de Dios el reino queda.”

III. Las artes visuales

Podríamos decir que para Martín Lutero, el arte y sus manifestaciones no revestían mayor preocupación12. El reformador con lo que no estaba de acuerdo, era con la actitud idolátrica que estas representaciones podían generar en las personas. En febrero de 1522 surge el Bildersturm (en la ciudad de Wittenberg), donde se impulsaba en nombre de la Reforma la eliminación de todas las obras de arte e imágenes de las iglesias. Al frente de este movimiento estará Andreas Karlstadt el cual, de una forma radical, se oponía a estas manifestaciones artísticas. Jerónimo Granados nos dice: “Lutero no veía peligro en su ejecución ni su posesión, sino en la adquisición por parte del donante como si se tratara de una buena obra ante Dios”13. En este sentido el reformador creía que, cuando esto sucedía, era mejor combatirlo mediante la predicación y no de una forma violenta14.

Con todo esto es curioso como podemos ver que Lutero, no llega a cerrarse en banda ante las imágenes (las imágenes: “son libres, podemos o no tenerlas”15; las imágenes no son “ni buenas ni malas”16). Sólo mantendrá su oposición a aquellas representaciones que tengan un sentido o una finalidad de reliquia venerable. Es la Palabra de Dios la única reliquia que puede llegar a ofrecernos la gracia. Incluso en el año 1525, Lutero, respondió a la revuelta de unos determinados grupos radicales (seguidores de las ideas de Andreas Karlstadt) con las siguientes palabras:

“Las efigies de conmemoración o de testimonio, como las crucecitas y los cuadros de los santos, se deben tolerar también por la ley, como hemos demostrado arriba basándonos en Moisés. No hay que ser sólo indulgentes con ellas, sino las mismas son también laudables y decorosas, porque servirán de memoria y de testimonio como la piedra erigida por Josué y Samuel”17.

Así pues estas imágenes eran permitidas por el luteranismo de manera que sirvieran para el recuerdo de los distintos acontecimientos bíblicos. Por otro lado, el exitoso pintor Lucas Cranach el Viejo, natural de Kronach (1472, Alemania), mantuvo una relación estrecha con el reformador. Con la muerte del emperador Maximiliano I (1519) y la consiguiente situación que se esperaba del reinado de Carlos V (situación que se refleja muy bien en el himno que escribió Lutero. después de la dieta de Worms)18 surge la necesidad de realizar un retrato del reformador. Cranach se ocupó de ello con la finalidad de que, de esta forma, fuese un rostro conocido ante el pueblo. Con todo ello, se abre una puerta hacia la contribución artística en relación con el protestantismo. Este pintor se convirtió, además de retratador de Lutero, en un sólido y fiel amigo19 con el compromiso de transmitir las ideas luteranas a través de la pintura. En algunos grabados, Cranach pareció ridiculizar al papa y a la casa de Hadsburgo. Con la derrota de las tropas protestantes ante aquellas que mandaba Carlos V (Batalla de Mühlberg en 1547), Juan Federico I de Sajonia (defensor de la Reforma, el cual fortaleció la Liga de Esmalcalda y creó el Consistorio Electoral para consolidar la Iglesia Evangélica de Sajonia), fue hecho preso y enviado al exilio a Weimar, siendo acompañado por Cranach. Es así que en 1553, este pintor, falleció. Algunas obras relevantes del artista, relacionadas con Lutero, son: Martín Lutero (1526, Hamburgo), Martín Lutero (1526, Eisenach), Martín Lutero (1543, Hamburgo), Martín Lutero en la Gemäldegalerie de Berlín20.

IV. Conclusión

En conclusión, y después de haber realizado este pequeño estudio, considero que el arte supuso un gran apoyo a la Reforma, un apoyo que estuvo auspiciado por su impulsor Martín Lutero. En lo referente a la música se produjo una transformación enriquecedora en las misas y liturgias, donde desde ese momento la congregación que asistía a ellas se hacía plenamente partícipe; a diferencia de los cultos católico-romanos en los que eran “meros espectadores”. Este camino que inició el Reformador fue seguido por muchos músicos que colaboraron en la creación de himnos, como Juan Walter. Como dice Granados:

“Lutero llevó el mundo del Evangelio a lo cotidiano y a lo humano y apenas si se percibe este cambio radical en la mente de la gente, pues al fin se les ha hablado y cantado en su propia forma de ser, en su propia forma de hablar y de cantar...”21.

En cuanto a las artes visuales hemos visto como estuvieron al servicio de la Reforma y, sobre todo, como Martín Lutero no estuvo en contra de ellas. Lo que no compartía era que fueran un producto de la idolatría y que los hombres las sustituyeran por la Palabra de Dios. Estas obras reformadoras también sirvieron para protestar contra los poderes eclesiales y políticos que no se alineaban con la tarea reformista (por ejemplo Carnach). Para Lutero la imágenes tienen carácter de proclamación, las pinturas del evangelio deben enseñar e iluminar la mente, y por esta razón deben de ser soportadas. No se opone a la imagen como tal, sino a la imagen que se carga de un sentido de reliquia como tesoro venerable22.


  1. María Cristina Prochell A. “El protestantismo, su música y músicos”, Revista Musical Chilena, p. 42.
  2. Ibid. p. 42.
  3. Ibid. p. 44.
  4. Jerónimo Granados. “Martín Lutero y la música”, Cuadernos de Teología, Vol. XXVI, 2007. p. 129-144.
  5. Comp. Martin Brecht, Die Erhaltung del Kirche, 1532-1546, en Martin Luther, T III, Berlin Evangelische Verlagsanstalt, GmbH, 1991, p. 244-247.
  6. J. Granados. “Martín Lutero y la música”. Cuadernos de Teología, Vol. XXVI, 2007. p. 132.
  7. Ibid p. 136.
  8. Pablo Sosa. “La música en la reforma”. https://educavallofe.files.wordpress.com/2009/11/la-musica-en-la-reforma.pdf [online] [26/08/2017].
  9. Wyatt Sutton. “Está muriendo el uso del himnario”, https://es.scribd.com/document/351372106/El-Uso-Del-Himnario-pdf [online] [26/08/2017].
  10. Datos recopilados de varias fuentes, citado en Robert Harrell. (1980). Martin Luter, His Music, His Messages Greenville, SC: Majesty Music. Pág. 18. Citado en Fisher, T. (2004,1992). La Batalla por la Música Cristiana. Segunda edición. Grenville: Sacred Music Sevices. Pág. 142. Leer más: http://www.feautentica.com/products/el-origen-de-la-musica-y-su-uso-en-el-culto-cristiano/ [online] [26/08/2017].
  11. Mark Nabholz cita a Paul Nettl, en: Lutero y la Música, 48. Nabholz, M. (Septiembre / Octubre de 2003). Dejen Descansar a Lutero. Traducción de Donald Herrera Terán, para Reforma Siglo 21. Modern Reformation. Visitar: http://www.modernreformation.org. También disponible en formato pdf en: http://www.clir.net/pdf/boletin1002/1002mnabholz_dejendescansaralutero.pdf.
  12. J. Granados. “Lutero y el arte”. Cuadernos de Teología, Vol. XXII, 2003. p. 312.
  13. Ibid. p. 313.
  14. Invocativ-Predigten WA 10/3, 26-36.
  15. Die Bilder “frey sein mügen sie haben nicht haben”. WA: 10/3, 26, 5ss.
  16. Die Bilder “seindt weder gout noch BoeBe”. WA: 10/3, 35, 8ss.
  17. Martín Lutero. “Contra los poetas celestiales PDF, sien editorial, 1521, p. 8.
  18. Sugel Michelén. http://www.ayudapastoral.com/2013/11/05/el-trasfondo-de-la-reforma-protestante-carlos-v-y-el-sacro-imperio-romanico-germanico/ [online] [26/08/2017].
  19. La iglesia luterana, sínodo de Misuri, traducción Antonio Schimpf, Buenos Aires. http://lutheranreformation.org/wp-content/uploads/2017/01/ref500-Cranach_Handout_Spanish.pdf [online] [26/08/2017].
  20. Lucas Cranach el Viejo. Enciclopedia Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Lucas_Cranach_el_Viejo [online] [26/08/2017].
  21. J. Granados, “Lutero y la música”, p. 144.
  22. Ibid, p. 315.

Citación (ISO 690:2010): VILADECANS, José. Música, poesía y artes visuales en la Reforma de Lutero [en línea]. Trav. Dial. (Rev. RYPC), 13 julio 2018. <http://www.revista-rypc.org/2018/07/musica-poesia-y-artes-visuales-lutero.html> [consulta: ].