lunes, agosto 04, 2014

Sorprendido por la imaginación

"Arquitectura humana", por Maruja Mallo.
Fuente: Wikipedia.org.
Jonathan Minchala Flores

“Cuando contemplamos la belleza sentimos de alguna manera que hay algo más en la vida que simplemente comprar y gastar. Esa respuesta es parte del argumento del deseo, que creo que es tal vez el más poderoso argumento teísta.” Holly Ordway

Dentro del campo de la apologética cristiana se ha despertado un especial interés por el arte. Desde los tiempos de Tomás de Aquino y Agustín los teólogos ya hablaban sobre arte y se apreciaba la belleza de diferentes formas, sin embargo no era el eje central al componer una obra teológica o filosófica cristiana. El escritor británico G. K. Chesterton nos mostró con sus libros, «Ortodoxia» y «Herejes», cómo podemos defender nuestra fe por medio del sentido común; C.S. Lewis apeló a la imaginación en su libro «Mero Cristianismo»: ambos grandes artistas de su tiempo y con una lógica excepcional. Antes de ellos, aunque de una forma más sugerente, Dante Alighieri, Tolstoi, Dostoievski, Pascal, George Mcdonald, T. S. Eliot y muchos otros hicieron práctica esta apologética imaginativa.

Hace unos años en el debate de «La Ciudad de las Ideas» que se organizó en México, Doug Geivett, quien es profesor de la Universidad de Biola, para terminar su intervención dijo la conocida frase de C. S Lewis: “Si encuentro en mi mismo un deseo para el cual ninguna experiencia en este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que yo fui hecho para otro mundo.” En este debate participó Michael Shermer, el fundador de la Revista «Escéptico»; el conocido biólogo de la Universidad de Oxford y ateo militante Richard Dawkins y el filósofo y teólogo William Lane Craig, entre otros. En medio de estas personalidades Doug Geivett, quien no es ningún literato o artista, utilizó una frase que no es un argumento técnicamente filosófico lleno de silogismos. Aquí vemos en acción, por más mínima que sea, este tipo de apologética que algunos la han denominado apologética imaginativa o cultural.

Algunos pensadores contemporáneos piensan que la razón por la cual ha despertado un especial interés por el uso del arte en la apologética cristiana, es porque hemos dejado atrás el pensamiento de la Ilustración: ese pensamiento cerrado y objetivo que mantenía todo en equilibrio y estructurado de forma hermética. C.S Lewis es el modelo para hacer apologética cristiana ahora.

El autor Donald Miller (2006) en su libro «Tal como el jazz» afirma que una de las razones por las que ama a su iglesia es porque influencia en cada aspecto de su vida para relacionarse con Dios y uno de esos aspectos es el arte. El escritor cuenta en su libro, que hasta lo dejaron dirigir un taller de micro cuentos. También podemos nombrar dentro de este ámbito al galardonado escritor cristiano Phillip Yancey (2005) quien reconoce que él no llegó a creer en Dios porque un predicador enojado le dijo que iba al infierno ni por meros razonamientos filosóficos para probar la existencia de Dios, sino por ciertos rumores que no son de este mundo y así fue que escribió un libro titulado «Rumores de otro mundo». Algunos de los rumores que Yancey propone son: la belleza de la naturaleza, la música clásica y el amor romántico. Afirma que las cosas creadas por el ser humano también transmiten trascendencia y esto no es exclusivo del arte religioso, sino de todas las formas de expresión que ha utilizado la humanidad durante la historia.

Así mismo N.T. Wright, uno de los más conocidos teólogos de nuestros tiempos, explora cuatro áreas que, en el mundo de hoy, pueden interpretarse como “ecos de una voz”, una de ellas es: el deleite de la belleza. Nos dice el teólogo que:

“La belleza tiene un letrero indicador que señala más allá de sí misma. Clama más allá de nosotros mismos y, a la vez, algo que apela a sentimientos de lo profundo de nuestro interior. La belleza apunta hacia afuera del mundo presente, a uno totalmente diferente.” (Wright, N.T. 2012, pg.56 )

También afirma que, entre las cosas que hacemos para honrar y celebrar nuestra complejidad y nuestra simplicidad, está el crear belleza. (Wright, N.T. 2012 ) Eso es a la vez algo intrínseco a nosotros y también es un indicio que apunta hacia el más allá.

El apologista Ravi Zacharias cree que hay tres niveles en la filosofía: el lógico, el artístico y el de la mesa de conversaciones:

“Este segundo nivel de la filosofía a través de las artes, ha plasmado el modo de pensar nacional en todo; desde determinar la estrategia de guerra hasta la elección de presidentes y encontrar la identidad de uno en autos y desodorantes. Filósofos existencialistas como Jean Paul Sartre y Albert Camus no desperdiciaron su tiempo estableciendo silogismos. Aprovecharon la pasión de un mundo vacío dentro de la psiquis humana y la fusionaron con sus propios rasgos distintivos, afectando el temperamento y los sentimientos de una multitud educada.” (Zacharias, R. 1995, pg 36)

Cabe tomar el ejemplo de Ravi Zacharias pues él se ha tomado tan en serio la importancia de las artes en la apologética, que ha lanzado una serie de libros de ficción donde hace dialogar a Jesús con Oscar Wilde y Pascal en un libro titulado «Sentido y sensualidad»; con Buda en su libro «El loto y la Cruz»; con Krishna en el libro titulado «¿Nuevo nacimiento o reencarnación?» y con Hitler y Bonhoffer en otro libro que se titula «El Cordero y el Fuhrer». Este último es reciente y para darle un toque más artístico lo ha sacado presentado a manera de novela gráfica, siendo la primera dentro de su serie. «El Cordero y el Fuhrer» es un libro donde se encuentran en el más allá Adolf Hitler, Jesucristo y Dietrich Bonhoffer.

Entonces así es como están las cosas ahora. Se están gestando nuevas formas para llegar a todo tipo de personas ya que muchos no buscan compendios filosóficos para entender la religión sino que se dejan guiar por artistas y músicos. Shane Claiborne cree que:

“Pocas cosas tienen un mayor poder transformador que las personas y las historias (…) Las ideologías políticas y las doctrinas religiosas simplemente no nos convencen lo suficiente incluso si son verdad. Y las historias nos desarman (…) Es difícil estar en desacuerdo con una historia, y más difícil aún es dividir a una iglesia o matar personas (…) Está claro que nadie daña más con la pasión de quienes actúan en nombre de Dios, y esto se suele dar por diferencia de ideología y doctrina, no por historias. Además, parece que las personas se relajan después de escuchar una buena historia. Creo que por eso Jesús contaba tantas historias.” (Claiborne, S.2011, pg 22)

Termina en su introducción al libro diciendo que “somos suficientes los que estamos tan descontentos con las viejas respuestas y los bandos tradicionales (ya sean creyentes o activistas, capitalistas o socialistas, republicanos o demócratas, pacifista o guerreros justos) que vale la pena arriesgarse.” (Claiborne, S. 2011)

La arremetida posmodernista

Las promesas rotas del pensamiento filosófico y político del siglo XX han llevado a las personas a desconfiar de todas esas meta narrativas. Pensadores como Lyotard, Foucault, Derrida, Deleuze y Guattari plasman estas preocupaciones en sus obras y arremeten contra ellas. Dentro de estas meta narrativas, por supuesto, también está el cristianismo. Para algunos la posmodernidad es un desastre y un gran peligro, pero para otros una oportunidad. Los cristianos al no tomar en cuenta el arte, al tratarlo como mundano o peor aún al satanizarlo llegan a las terribles consecuencias, que advertía Francis Schaeffer de tener en nuestras cátedras de artes y hasta de filosofías a los escritores pornográficos. (Schaeffer, F. 2007)

Una nueva oportunidad

Que la teología y el arte trabajen juntos no es algo exclusivo en la apologética. También hemos visto cómo interactúan la filosofía y la literatura. Pensadores como Jean Paul Sartre y su libro «La Nausea», Simone de Beauvoir con su libro «La mujer rota» y otros más nos mostraron cómo trabajar de una manera integradora para abarcar a más personas y tocarlas de diferentes maneras. Ambos son un buen ejemplo de un filósofo que utiliza la literatura y una literata que utiliza la filosofía. Más allá de las fallas lógicas, incoherencias y falta de precisión sistemática a la hora de relacionar estas disciplinas, es interesante notar que se lo está haciendo cada vez mejor. El profesor Bas Van Fraassen afirma en una entrevista que:

“Las grandes cuestiones filosóficas también han encontrado un excelente cauce de expresión en la literatura. Es algo que he enseñado durante mucho tiempo en Princeton University. Con lo cual no quiero decir, por supuesto, que la literatura tenga que responder a esas preguntas. Lo que hace es plantearlas.” (Loureiro, R. 2011)

En universidades cristianas como, la Universidad Bautista de Houston (UBH) en Estados Unidos, ya están implementando una carrera de apologética que se centre en lo artístico. En una entrevista a Holly Ordway, profesora en la UBH y directora del Departamento de Apologética, afirma que:

Tenemos que entender por qué nuestra cultura es como es -para diagnosticar sus males-a fin de abordar las cuestiones de fondo y de compartir el Evangelio de una manera que la gente entienda. ¿Cómo se explica el "pecado" a las personas que han crecido en una cultura terapéutica en la que nada se le llama bueno o malo? ¿Cómo les explicamos el matrimonio tradicional a personas que se les ha enseñado que el sexo no es más que una actividad recreativa sin ningún significado más profundo?” (The best schools, 2014)

En la entrevista cuando se menciona al Dr. Michael Ward, quien es profesor en la Universidad de Oxford y también en la universidad donde enseña Ordway, señala que “ninguna otra universidad en el mundo le podría ofrecer la oportunidad de enseñar y hacer investigación no sólo en C.S. Lewis, sino también en la apologética imaginativa y literaria”, y ya que tienen como nuevo objetivo ser cien por ciento a distancia, el Dr. Ward puede enseñar en las dos universidades a la vez y solo viajar ciertos meses para conferencias y conocer personalmente sus estudiantes.

“La belleza está en última instancia en el lado cristiano, porque toda la belleza viene de Dios y apunta hacia él de alguna manera. La gente puede confundir la fuente de la belleza, y errar en cuanto a la forma de disfrutar adecuadamente, pero el impulso hacia la belleza es siempre bueno (…) cualquier experiencia genuina de la belleza puede ser una oportunidad para la gracia. Incluso los escépticos más empedernidos es probable que sean movidos por la belleza de una puesta de sol, una canción, o una visión de un niño durmiendo o jugando.” (The best schools, 2014)

Al igual que Holly, el fallecido profesor de historia del arte de la Universidad de Amsterdam, Hans Rookmaaker afirma que “el arte no necesita justificación porque principalmente es Dios quien nos lo ha proporcionado. El arte va más allá de fines didácticos.” (Rookmaaker, 2003, pg 21). Pero, según Ordway, el problema viene cuando la gente piensa que lo bello puede ser poseído como un fin en sí mismo. Pero como reflexiona, sí podemos llegar a las personas de una forma creativa y enseñarles “lo hermoso y atractivo que es la vida cristiana, entonces vamos a tener más oportunidades para compartir las razones por la cual creemos que todo esto es objetivamente cierto.” (The best schools, 2014)

Apologética clásica y apologética imaginativa

Ordway reconoce que «con demasiada frecuencia, los apologistas tradicionales están tan preocupados por las respuestas correctas que no prestan atención a las preguntas de la gente, o las razones por las cuales las personas tienen tal creencia.» Al re-planteamos las preguntas podemos cambiar de óptica y ver el mundo de una manera diferente. Lo que nos permitirá entender al “otro” y poder dialogar de una manera más eficiente y compasiva. El arte tiene la manía de hacerlo y su capricho no puede ser reprochable en un mundo desencantado por todos los líderes que, bajo la bandera de tener la verdad objetiva, demolieron y manipularon el espíritu humano.

En pocas palabras la apologética cultural o imaginativa es un enfoque integrado que incluye los argumentos proposicionales, con la cultura, la literatura, el cine y el arte en general:

“Tenemos que ser capaces de articular argumentos y presentar pruebas, pero no todas las presentaciones de las ideas cristianas tienen que ser en forma de argumento (…) La belleza, en todas sus formas, proporciona un contexto en el que el cristianismo tiene sentido, en el que los diferentes reclamos que hacemos sobre la fe se conectan.” (The best schools, 2014)

Esta conexión se evidencia en el arte porque busca una belleza que es común a todos nosotros y por esto nos permite dialogar sin prejuicios, como afirma Mario Vargas Llosa sobre la literatura: “es uno de esos denominadores comunes de la experiencia humana, gracias al cual los seres vivientes se reconocen y dialogan, no importa cuán distintas sean” (Vargas Llosa, 2007).

El hombre es una unidad y no lo deberíamos diseccionar. No debemos obviar ningún aspecto del ser humano. Lo relacionado con la moral, con el intelecto, con el arte, con el trabajo práctico, todo importa y debemos buscar relacionarlo a la hora de defender una cosmovisión. Como dice Ordway:

“Yo valoro la apologética proposicional y juega un papel importante. Pero sencillamente, no se puede tomar como el alfa y omega de la apologética. Más bien, es parte del enfoque que estamos desarrollando aquí. Como apologistas, queremos abogar por el cristianismo para que sea imaginativamente convincente y racionalmente convincente.” (The best schools, 2014)

Tal vez por todo este despertar artístico dentro de la teología, críticos literarios como Terry Eagleton se han situado en frente de la batalla contra ateos como Richard Dawkins. Eagleton escribe un libro titulado «Razón, fe y revolución» donde defiende los ataques poco sinceros y caricaturizados de ciertos ateos conocidos como «los cuatro jinetes del ateísmo». En el capítulo final de su libro haciendo referencia al supuesto declive de los meta relatos, específicamente de la religión, escribe que “puede decirse que el acto mismo de tratar de clausurar la historia ha servido para re-abrirla” ( Eagleton, T. 2012, pg 173), pero esta vez debemos reconocer el poder del arte y darle su posición dentro de las otras esferas de conocimiento. Como afirmaba el escritor argentino Ernesto Sábato, no podemos conocer una ciudad solamente viendo sus planos o su guía de teléfonos sino viendo su cultura y su arte. (Sabato, E. 1998) De la misma manera no podemos conocer a Dios sólo de manera objetiva ya que el cristianismo es una historia fantástica, que parecería mentira si no contará con una cosmovisión sólida y racional, una obra artística que la hace atractiva y sumamente bella.

Referencias
  • Miller, Donald. (2006) Tal como el jazz. Nashville.. Editorial grupo Nelson.
  • Yancey, Philip (2005) Rumores de otro mundo. Miami, Florida. Editorial Vida.
  • Wright, N.T. (2012) Simplemente cristiano. Miami, Florida, editorial Vida.
  • Zacharias, R. ( 1995) ¿ Puede el hombre vivir sin Dios?. Nashville. Editorial Caribe.
  • Claiborne, Shane. (2011) Revolución irresistible. Estados Unidos. Editorial Vida.
  • Schaeffer. F (2007) Huyendo de la razón. España, editorial Clie.
  • Loureiro, R. (2011, 9 de marzo). Bas van Fraassen: «La ciencia no lo explica todo».La voz de Galicia. Recuperado de www.lavozdegalicia.es/sociedad/2011/03/10/0003_201103G10P35991.htm
  • The best schools.(2011-1014). Holly Ordway Interview. Recuperado de www.thebestschools.org/features/holly-ordway-interview/
  • Rookmaaker, (2003) Arte Moderno y la muerte de una cultura. España: Editorial Clie.
  • Eagleton, Terry. ( 2012) Razón, Fe y revolución. Barcelona: Editorial Paidós.
  • Eagleton, Terry. ( 2012) Razón, Fe y revolución. Barcelona: Editorial Paidós.
  • Sabato, Ernesto. (1998) Obras completa, Ensayo. Barcelona: Editorial: Seix Barral.