domingo, agosto 03, 2014

La música eclesial como instrumento de denuncia profética

"Guitar". Fuente: forwallpaper.com.
Juan Pablo Espinosa

El caso de la Dictadura Chilena (1973 – 1990)

El arte en general y la música en particular constituyen mediaciones necesarias para abordar la comprensión de la realidad, en este caso desde una perspectiva simbólica. El símbolo o el lenguaje simbólico constituyen espacios antropológicos de una mayor profundidad, ya que por medio de ellos expresamos de una manera más variopinta la misma existencia. Dice Humberto Maturana, biólogo chileno en su libro “Transformación en la convivencia” que “los símbolos son elementos del flujo recurrente de conducta consensual, que es el empleo del lenguaje”1, con lo cual se asume que el mundo simbólico y aquello que expresa el arte, la pintura, la música o hasta los mismos gestos del cuerpo y las emociones o sentimientos, corresponden a pactos lingüísticos que son consensuados por los miembros de una determinada cultura.

Estos pactos simbólico – lingüísticos, nunca son de carácter ingenuo, por el contrario, siempre poseen un mensaje que de acuerdo al contexto en el cual se pronuncia cambian y asumen una determinada función. Lo que aquí pretendemos desarrollar es la tesis de que la música eclesial y especialmente aquella con carácter escatológico se presenta como un instrumento de denuncia profética frente a una realidad de opresión y temor. En este desarrollo, presentaremos tres ejemplos de canciones usadas en la liturgia eclesial católica chilena nacidas en el contexto de la Dictadura Militar de Augusto Pinochet (1973 – 1990), asumiendo que el fin escatológico del tiempo de crisis que presentan dichas canciones era el término de la misma Dictadura.

El lenguaje social del Reino y de la escatología.

En el Nuevo Testamento acudimos a la relación que se establece entre la esperanza escatológica, la venida del Mesías – Jesús de Nazaret y el anuncio que éste hace del Reino de Dios, realidad que posee un eminentemente lenguaje social. Dicho lenguaje se aprecia en el llamado preferencial a los pobres, identificados como protagonistas de la nueva sociedad que se instaura en la historia, además de la denuncia que se realiza a los poderosos de la tierra que oprimen a los sujetos marginados del sistema social y productivo de Israel.

El lenguaje social del Reino y la esperanza religiosa que de él emana en la historia “se expresa en términos de Reino de Dios en momentos de especial sufrimiento y desgracia colectiva. Es la afirmación de Dios como promesa y utopía comunitaria de liberación y justicia. La esperanza en el Reino de Dios parte de una singular conciencia de opresión y de injusticia, pretende expresamente denunciar poderes históricos concretos y vincula inseparablemente la fe en la fidelidad de Dios con su intervención justiciera y liberadora”2 En el caso de la realidad chilena en tiempos de la Dictadura Militar, uno de los regímenes más descarnados de toda América Latina con cerca de 3000 muertos y desaparecidos, cifra otorgada por los informes Rettig y la Comisión de Reparación y Justicia, el pueblo y aquellos que eran buscados por las centrales de inteligencia, experimentaban esta conciencia de saber que la esperanza debía ser colocada en el Dios que se reveló como libertador de los pobres.

La experiencia de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBS), nacidas al amparo de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968), post Vaticano II y la presencia de numerosos Obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos, pastores de varias denominaciones cristianas y numerosas laicos presentes en las poblaciones allanadas por los militares, junto a una lectura popular de la Palabra de Dios nacida de la Teología de la Liberación, fueron acrecentando la visión y el lenguaje social del Reino, lenguaje que se cantaba en las comunidades cristianas desde el imaginario del Pueblo que caminaba junto hacia la sociedad libre y justa construyendo la nueva historia que venía iluminada por la presencia de el Salvador.

Este compromiso en el orden escatológico, conlleva una praxis histórica efectiva. La espiritualidad cristiana y la esperanza escatológica no son desencarnadas, sino que llaman a “generar una praxis histórica que dé testimonio de la esperanza en el Reino (…) la praxis cristiana deberá transparentar y verificar en acciones su presencia real, única garantía de la viabilidad de su futuro real. El esperante cristiano es el operante en la dirección de lo esperado. De ahí que su praxis habrá de obrar la justicia y libertad implicadas en la promesa de la resurrección”3. Volvemos a la experiencia de la libertad y la justicia, ámbitos de la fe cristiana que son cantados y celebrados por la liturgia de la comunidad en medio del contexto de crisis y que invitan a vivir la esperanza histórica y práctica que nace de la opción de la fe en el Dios de Jesucristo.

Tres ejemplos de canciones escatológicamente proféticas4

1. “Somos un pueblo que camina” – procesional de entrada, especialmente para cuaresma y adviento - Marchas5

“Somos un pueblo que camina y juntos caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad".


Sufren los hombres mis hermanos Buscando entre las piedras la parte de su
pan, sufren los hombres oprimidos, los hombres que no tienen ni paz ni libertad
Sufren los hombres mis hermanos mas Tú vienes con ellos y en ti alcanzarán otra ciudad que no se acaba sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad”

Este primer ejemplo, la canción “Somos un pueblo que camina”, habla de la condición comunitaria de la Iglesia dejando de lado el intimismo. Se habla de la ‘ciudad que no se acaba’ que es una ciudad de ‘eternidad’. Es una imagen para hablar de la Jerusalén Celestial en relación a Ap 21,4, pero también para anunciar que el régimen del terror, de penas y tristezas está por llegar a su fin. ¿Cómo se logrará? Con el esfuerzo de todo el pueblo que camina junto a Jesucristo que viene con ellos, especialmente con los que buscan el pan, con los oprimidos y los que no tienen paz ni libertad. Jesús está con ellos así como lo dice Mt 25,35-40 (estuve en el preso, en el sediento, en el hambriento…)

2. “Yo volveré a cantar” – Liturgia de difuntos. Dolor, esperanza – comunidades de base.6

“Yo volveré a cantar el amor y la esperanza
Yo volveré a cantar los caminos de la paz.


Quizás me veas sufriendo por amar a los demás
Quizás me veas gritando ¡que el pobre no tiene pan!

La cárcel no es mi morada, las rejas se romperán
Si fuertes son las cadenas, más fuerte es nuestro luchar”

Este segundo ejemplo, tomado de la liturgia de difuntos, muestra una de las realidades más características del tiempo de la Dictadura Militar, no sólo chilena, sino que de la de todos los países y pueblos que la han padecido. Se habla de los encarcelados, de los que están sujetos con cadenas. La muerte se imagina como una cárcel, como un lugar del sufrimiento, pero a pesar de esta condición de sometimiento se vive de la esperanza que el canto volverá a resurgir entonando los caminos de la paz. Las cadenas algún día se romperán y el Reino de Dios llegará en toda su plenitud. Es la resurrección definitiva. El trabajo común por la instauración histórica del Reino se expresa en la frase ‘más fuerte es nuestro luchar’ que denuncia ‘que el pobre no tiene pan’. Parece ser un bello comentario popular al Salmo “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?... pero tu Señor estás cerca… los pobres comerán, satisfechos quedarán”.

3. “Toda la tierra espera” – Tiempo de Adviento7

“Toda la tierra espera al Salvador
Y el surco abierto a la obra del Señor:
Es el mundo que lucha por la libertad
Reclama justicia y busca la verdad”


“En un pesebre Jesús apareció Pero en el mundo es donde nace hoy: vive en nuestros hermanos, con ellos está y vuelve de nuevo a darnos libertad”

Este último ejemplo, tomado de la liturgia del Adviento, tiempo del año litúrgico eminentemente escatológico y que invita al creyente a esperar en las promesas mesiánicas del Dios que vendría a liberar a los pobres trayendo la justicia y la verdad, es también un poema de significación profética. ¿A qué mundo llega el Salvador? Llega a un mundo en el cual se lucha por la libertad, la justicia y la verdad, valores eminentemente mesiánicos y que los poderosos de la tierra no aseguran para el pueblo. Pero ese Salvador nace y se hace hombre en Jesús de Nazaret que ‘aparece’ en un pesebre, es decir con los marginados. En ellos Él está y desde la marginalidad y la indigencia de la condición humana trae la tan ansiada libertad.

Conclusiones

A modo de conclusión y luego de haber presentado tres ejemplos que grafican cómo la música eclesial se utiliza como instrumento de denuncia profética en medio de una situación de crisis, como es el caso de la Dictadura Militar Chilena, podemos comprobar que la dimensión simbólica y el imaginario popular de los sencillos está cruzado tanto por la estructura sociopolítica como por la experiencia religiosa y creyente. La Iglesia en tiempos de Dictadura se concibe como la voz de los sin voz, y desde esta realidad eleva su voz hecha canto pregonando proféticamente que el temor ya no tiene lugar para aquél y aquella que han puesto su confianza en Jesús de Nazaret y en el Reino que anuncia a los hombres.

Para nosotros, generaciones posteriores y que somos hijos de estos intentos de lograr la democracia y la libertad, constituye un enorme desafío salvaguardar y volver a cantar la vida, el amor y la esperanza. No por haber nacido luego de la década del 70 o del 80 no tenemos derecho al ejercicio de la memoria histórica y eclesial. Esta nos pertenece. La historia se construye entre todos. Y para aquellos que tenemos fe en el Dios de Jesucristo, la misma Iglesia, su liturgia y sus prácticas de solidaridad y justicia, son aquellos primeros motores que nos hacen reflexionar sobre nuestra historia, con sus alegrías y tristezas, pero sobre todo con sus esperanzas.

__________
  1. Humberto Maturana, Transformación en la convivencia (Santiago: Dolmen, 1999), 44.
  2. Rafael Aguirre, La mesa compartida, Estudios del NT desde las ciencias sociales (España: Sal Terrae, 1994), 141.
  3. Juan Luis Ruiz de la Peña, La Pascua de la Creación, Escatología (Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2000), 11-12.
  4. Las letras de las canciones que proponemos están tomadas de un Cantoral Comunitario Católico del año 1992 editado por las Ediciones Paulinas en Santiago de Chile. Las indicaciones que acompañan a cada canto también son tomadas de dicho cantoral. Las colocamos porque consideramos fundamentales para comprender el contexto en el cual se cantaban. Aunque el cantoral es de 1992, dos años después del retorno a la Democracia en Chile las canciones se cantaban desde los año 80 aproximadamente.
  5. Para escuchar la canción dejamos el siguiente link https://www.youtube.com/watch?v=IVrKSK7l9jY
  6. https://www.youtube.com/watch?v=7uhmZBjmatw
  7. https://www.youtube.com/watch?v=mj_ZgGTlnLM