jueves, julio 10, 2014

El fundamento del cosmos

"Cosmos". Fuente: nationalgeographic.es.
Sergio Simino Serrano

El presente artículo, sobre el inicio de la carta a los Efesios, es un estudio exegético parcial del texto propuesto que intenta situarlo y comprenderlo a partir del ámbito del pensamiento griego, por tanto usamos un acercamiento filosófico-teológico. En estos catorce versículos, que hemos reproducido al inicio de este artículo, encontramos algunas palabras que en griego tienen una profunda significación filosófica y vemos como su autor las aplica en su comprensión de Cristo y de su evangelio. No es de extrañar, si consideramos que la filosofía griega conformó la manera de pensar durante gran parte de la antigüedad clásica y helenística, que los cristianos primitivos pudiesen expresar el evangelio de Jesucristo con categorías de pensamiento que eran comunes y propias de la sociedad grecorromana.

Efesios 1:1-141

1 Παῦλος ἀπόστολος Χριστοῦ Ἰησοῦ διὰ θελήματος θεοῦ τοῖς ἁγίοις τοῖς οὖσιν [ἐν Ἐφέσῳ] καὶ πιστοῖς ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ,

2 χάρις ὑμῖν καὶ εἰρήνη ἀπὸ θεοῦ πατρὸς ἡμῶν καὶ κυρίου Ἰησοῦ Χριστοῦ.

3 Εὐλογητὸς ὁ θεὸς καὶ πατὴρ τοῦ κυρίου ἡμῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ, ὁ εὐλογήσας ἡμᾶς ἐν πάσῃ εὐλογίᾳ πνευματικῇ ἐν τοῖς ἐπουρανίοις ἐν Χριστῷ,

4 καθὼς ἐξελέξατο ἡμᾶς ἐν αὐτῷ πρὸ καταβολῆς κόσμου εἶναι ἡμᾶς ἁγίους καὶ ἀμώμους κατενώπιον αὐτοῦ ἐν ἀγάπῃ

5 προορίσας ἡμᾶς εἰς υἱοθεσίαν διὰ Ἰησοῦ Χριστοῦ εἰς αὐτόν, κατὰ τὴν εὐδοκίαν τοῦ θελήματος αὐτοῦ,

6 εἰς ἔπαινον δόξης τῆς χάριτος αὐτοῦ ἧς ἐχαρίτωσεν ἡμᾶς ἐν τῷ ἠγαπημένῳ.

7 Ἐν ᾧ ἔχομεν τὴν ἀπολύτρωσιν διὰ τοῦ αἵματος αὐτοῦ, τὴν ἄφεσιν τῶν παραπτωμάτων, κατὰ τὸ πλοῦτος τῆς χάριτος αὐτοῦ

8 ἧς ἐπερίσσευσεν εἰς ἡμᾶς, ἐν πάσῃ σοφίᾳ καὶ φρονήσει,

9 γνωρίσας ἡμῖν τὸ μυστήριον τοῦ θελήματος αὐτοῦ, κατὰ τὴν εὐδοκίαν αὐτοῦ ἣν προέθετο ἐν αὐτῷ

10 εἰς οἰκονομίαν τοῦ πληρώματος τῶν καιρῶν, ἀνακεφαλαιώσασθαι τὰ πάντα ἐν τῷ Χριστῷ, τὰ ἐπὶ τοῖς οὐρανοῖς καὶ τὰ ἐπὶ τῆς γῆς ἐν αὐτῷ

11 Ἐν ᾧ καὶ ἐκληρώθημεν προορισθέντες κατὰ πρόθεσιν τοῦ τὰ πάντα ἐνεργοῦντος κατὰ τὴν βουλὴν τοῦ θελήματος αὐτοῦ

12 εἰς τὸ εἶναι ἡμᾶς εἰς ἔπαινον δόξης αὐτοῦ τοὺς προηλπικότας ἐν τῷ Χριστῷ.

13 Ἐν ᾧ καὶ ὑμεῖς ἀκούσαντες τὸν λόγον τῆς ἀληθείας, τὸ εὐαγγέλιον τῆς σωτηρίας ὑμῶν, ἐν ᾧ καὶ πιστεύσαντες ἐσφραγίσθητε τῷ πνεύματι τῆς ἐπαγγελίας τῷ ἁγίῳ,

14 ὅ ἐστιν ἀρραβὼν τῆς κληρονομίας ἡμῶν, εἰς ἀπολύτρωσιν τῆς περιποιήσεως, εἰς ἔπαινον τῆς δόξης αὐτοῦ.

Empezamos por considerar el ver. 4

“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él”2

Para la primera frase de este versículo cuatro propongo mi propia traducción:

“de la misma manera nos escogió en él a causa del fundamento del orden”.

En primer lugar quisiera poner de manifiesto que donde la versión Reina-Valera traduce por “mundo”, el original griego usa una palabra que también nos es muy conocida hoy en castellano κόσμου. Evidentemente cuando una persona del s. I pensaba en el término cosmos no lo hacía de la misma manera que nosotros lo hacemos hoy, aunque sí están relacionadas. Para nosotros el universo es un cosmos, es decir, un todo ordenado de planetas, estrellas, galaxias, etc. del que formamos parte con nuestro planeta tierra. Para un griego el cosmos es el equivalente de orden que es su significado etimológico.

Quizás lo más llamativo de mi traducción sea que la preposición “πρὸ” sea leída como “a causa de” en lugar de “antes de” como es lo habitual en la mayoría de las versiones. Según el diccionario “Griego-Español”3 (parte superior), la preoposición “πρὸ” seguida de genitivo, como es el caso de las dos palabras que le siguen en el texto, puede traducirse entre otras acepciones como “a causa de”.

¿Cuál sería entonces la diferencia y por qué nos decidimos por esta traducción? La traducción “antes de” supone algunos problemas filosóficos-teológicos, ya que estamos entendiendo una secuencia de tiempo cronológico en la que estaría inmersa no solo la creación de Dios sino la propia realidad del ser de Dios. “Antes” de la fundación del mundo no puede haber tiempo cronológico, por lo tanto, no puede haber un “antes” ni un “después” porque en ese caso Dios estaría sometido al tiempo. En realidad Dios al crear el cosmos crea sincrónicamente el tiempo cronológico. A la realidad del ser de Dios solo puede corresponder la ausencia de tiempo cronológico, es decir, la eternidad, que es otra dimensión temporal completamente distinta.

Así que en primer lugar lo que pretende la traducción propuesta es evitar esta objeción usando otra que es posible a nivel filológico. Además la expresión “a causa de” nos introduce en el motivo por el que somos escogidos por Dios en Cristo, no el cuándo. Y esto tiene que ver con el sentido de la siguiente palabra: “καταβολῆς” que tiene dos posibles acepciones principales4 (parte superior), la de “principio, fundación, comienzo”, es decir, un origen temporal. Y la de “fundamento”, es decir, un origen causal. En este caso, y dado que los textos bíblicos mantienen una creación “ex-nihilo”, no sería tan determinante un sentido u otro teológicamente hablando, sin embargo, ya que el sentido de la preposición tenía el matiz de la relación causa-efecto, para esta palabra elegimos el mismo plano semántico y lo traducimos como “fundamento”.

Así que lo que nos dice aquí el escritor de Efesios es que Dios nos ha escogido en Cristo por causa del fundamento del orden creado por Él. Dios en su acción creativa ha puesto orden y por causa de ese orden nos ha escogido en Cristo. Nuestra elección en Cristo forma parte del orden con el que Dios ha querido dotar a su creación. Por tanto, nuestra elección en Cristo no forma parte de un “plan B” de Dios sino que forma parte de su voluntad creativa a favor de los seres humanos.

Pero sigue diciéndonos el versículo cuatro: “para que fuéramos santos e irreprochables delante de él en amor”. Ahora bien alguien puede preguntarse qué tiene que ver las dos frases de este versículo, ¿qué tiene que ver que seamos elegidos por Dios en Cristo a causa del fundamento del orden de la creación con ser santos?

Si tomamos como referencia el capítulo once del libro de Levítico en el AT según la interpretación de la antropóloga Mary Douglas5 (parte superior) todo tiene sentido. Brevemente lo resumimos de la siguiente manera, Dios ha puesto un orden en su creación y la clasificación de los animales que allí se da tiene que ver con la comprensión de Israel de cuál era el orden creado por Dios. Por tanto, Dios al ser santo se convierte en el garante de ese orden que ha creado e insta a respetarlo como forma de participar de ese orden. En definitiva es una manera de comprender la realidad. Por lo tanto, ser santo equivale a estar integrado en el orden creado por Dios respetando las normas que aseguran ese orden. Vemos entonces una relación entre orden y santidad, justamente lo mismo que aquí nos dice el autor de Efesios. Somos escogidos por Dios Padre en Cristo a causa del fundamento del orden para ser santos, es decir, para estar integrados en ese orden creado por Dios. Pero yo diría más, parte del orden de la creación es que somos escogidos por Dios.

El pecado en este sentido se convierte en un desorden de lo establecido por Dios, en un desajuste, así nuestra relación con la creación ya no es solo de administración, ni de superación, ni mucho menos de explotación, sino de respeto e integración en el orden creado por Dios.

Consideremos ahora el ver. 5.

“Por su amor, nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”

Aquí nos encontramos con una palabra odiada y amada a partes iguales dependiendo de cuál sea nuestra tradición eclesial, esta palabra es “predestinación”. En la tradición calvinista Dios predestina a unos para salvación y a otros para condenación6 (parte superior). Sin embargo, para comprender esta palabra vamos a considerarla dentro la orientación que nos hemos propuesto desde el principio. Y es que para esta palabra “predestinación”, en griego “προορίσας“, propongo la traducción de “poner o fijar un límite”. Nuestra palabra “προορίσας“ es el participio aoristo de “προ-οριζω”, y la palabra “οριζω” significa entre otras acepciones: “limitar, delimitar, separar, fijar los límites”7 (parte superior), a este sentido hay que añadirle lo que mencionábamos anteriormente para la preposición “προ”. Así que propongo como traducción para este versículo cinco: “a causa de limitarnos para ser adoptados como sus hijos por medio de Jesucristo según su buena voluntad”.

Por tanto, Dios además de elegirnos para formar parte del orden de la creación, nos limita para ser adoptados como hijos por medio de Jesucristo. Vamos a considerar lo que esto significa más detenidamente.

Para nosotros hoy poner un límite es trazar una línea que no puede sobrepasarse, tiene un sentido restrictivo. Un límite representa aquello que está fuera de nuestro alcance, aquello que no puede hacerse o una restricción que condiciona nuestros movimientos, nuestra acción o nuestro pensamiento de alguna manera en particular. De esta manera el límite se convierte en algo negativo. Por ello si decimos que Dios nos limita entendemos que Dios está haciendo más restringida nuestra vida o nuestra acción.

Sin embargo, en el contexto del pensamiento griego, poner límites no es poner restricciones sino un limitarnos constituyéndonos8 (parte superior). El límite que nos constituye es aquel que nos determina positivamente haciendo posible que seamos. Aristóteles decía que en el término medio está la virtud y así el término medio se convierte en un límite. Pero este término medio no es la mitad entre dos extremos sino que el término medio es el que constituye los extremos. Por ejemplo, la valentía no es el punto medio entre la cobardía y la temeridad. Sino que la valentía es la que determina lo que es ser cobarde y lo que es ser temerario. Por lo tanto, todo límite es un límite limitante, constituyente, a la manera de la justicia justificante. En este sentido si Dios nos determina, quiere decir, que nos constituye a través del límite que es Jesucristo para nuestras vidas. Lo que somos como cristianos lo somos porque Jesucristo nos limita, nos determina, nos constituye y de esta manera podemos ser adoptados como hijos de Dios.

El ser humano sin límites no es un ser humano completamente libre sino un ser humano absolutizado, y ya sabemos lo que pasa con los seres humanos absolutos... dejan de ser humanos para convertirse en monstruos presos únicamente de sí mismos.

De esta manera la “predestinación” no es ponernos un límite negativo, restrictivo, sino constitutivo de nuestra condición de cristianos, por tanto, un límite constituyente para convertirnos en hijos adoptados por Dios. No es un decreto que nos condiciona irremisiblemente sino un ponernos límite que nos constituye como hijos de Dios.

Hemos leído que Dios nos pone límite por medio de Jesucristo, así Cristo es el límite que nos constituye, lo que esto significa lo vemos de manera ampliada en los vers. 9 al 12.

Versículos 9 y 10:

“Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,
de reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra.”

Dice el ver. 9 “manifestándonos el misterio de su voluntad” y ¿cuál es el misterio de la voluntad de Dios Padre que aquí se nos manifiesta? Lo leemos en el ver. 10 “reunir todas las cosas en Cristo, las que están sobre los cielos y las que están sobre la tierra”. Aquí hay una gran profundidad teológica, pero solo decir que toda la realidad confluye en Cristo, todo está remitido a Cristo, todo está unido en Cristo. Al principio decíamos que Dios nos escogió en Cristo a causa del fundamento del orden de la creación, ahora vemos como todo ese orden remite a Cristo. En Cristo nada se perderá. La vida eterna es la plenitud de vida de la que tenemos un anticipo en los instantes eternos, pues bien, todos esos instantes eternos están en Cristo como el límite que los constituye.

Todo lo mejor y lo más pleno de la vida está resumido en Cristo y nos ha dicho el ver. 10 que esta concentración de plenitud de vida que se produce en Cristo se deriva “de la plenitud de los momentos oportunos”9 (parte superior). Aquí se introduce otra de las dimensiones temporales griegas, τῶν καιρῶν. El kairos es el momento adecuado en el que acontece algo. Es el momento justo por ejemplo cuando el atleta está cruzando la meta. La plenitud de vida que se reúne y se resume en Cristo no tiene lugar en cualquier momento sino en aquellos momentos que han sido ordenados por Dios Padre según su buena voluntad y según se había propuesto en sí mismo.

De esta manera entendemos mejor el ver. 11:

“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”

Según nuestra traducción: ”en el cual también fuimos elegidos siendo limitados según el designio del que produce todas las cosas según la decisión de su voluntad”. Volvemos a encontrar aquí la idea del principio y se cierra el argumento, en Cristo somos elegidos a través de ser limitados por él según la voluntad de Dios Padre, porque en Cristo están reunidas todas las cosas, incluidos nosotros mismos.

Termina diciendo el ver. 12 según nuestra traducción:

“para que seamos para alabanza de su gloria habiendo participado con Cristo”.

A modo de conclusión y dado lo que hemos considerado hasta aquí podemos decir que gracias a que somos escogidos por Dios en Cristo podemos formar parte del orden de la nueva creación. Pero además es que parte de ese orden con el Dios ha creado el universo es nuestra condición de elegidos. Un nuevo universo en la que ya todas las determinaciones están constituidas por el αρχη, el límite constituyente, que es Cristo. Ya no hay determinaciones que nos califiquen positiva o negativamente, ya no hay hombre o mujer, joven o viejo, ni rico ni pobre, ni trabajador ni parado, ni contento ni triste, ni pecador ni justo, ni creyente ni ateo, todos somos en Cristo y Cristo es nuestro límite constituyente.

Una elección que también nos pone límites para alejar de nosotros toda ansia de autodivinización que anida en todo hombre deseoso de una libertad sin límites, que va arrasando todo lo que aparece a su paso, incluida también esa creación de la que se cree dueño. Además nuestra determinación por medio de Jesucristo es la que nos otorga nuestra condición de hijos adoptados por Dios. De esta manera el universo ya no es ese lugar frío y desangelado, sino que es Cristo acogiéndonos para ser adoptados como niños de Dios. Niños acunados en el kairos de Dios susurrándonos de su amor.

Referencias
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  1. Usamos la versión del texto griego del Novum Testamentum Graece, edición 28ª.
  2. Usamos en el presente artículo el texto de la traducción Reina-Valera, revisión de 1995, mientras no se indique lo contrario
  3. Pabón S. De Urbina, J.M. Diccionario bilingüe, Manual Griego clásico-español.
  4. Pabón S. De Urbina, J.M. Diccionario bilingüe, Manual Griego clásico-español.
  5. Douglas, M. Pureza y Peligro, pp 63-81.
  6. Dicho esto con la mayor de las simplificaciones que seguramente no hace justicia a la doctrina calvinista, en cualquier caso, no es el objeto del presente artículo tratar directamente esta tradición teológica, solo lo tomamos como punto de referencia sobre lo que seguramente nos predispone a entender este término de forma “natural” dentro del pensamiento protestante
  7. Pabón S. De Urbina, J.M. Diccionario bilingüe, Manual Griego clásico-español.
  8. Siguiendo la hermenéutica filosófica actual influida por Nietzsche, Heidegger y Gadamer, y la lectura que se hace sobre Aristóteles y los autores preplatónicos.
  9. Traducción propia.