lunes, mayo 26, 2014

El matrimonio desde la óptica Paulina: Una recuperación del sentido de la sexualidad y el género

"El beso", por Gustav Klimt. Fuente: wikipedia.org
Adolfo Céspedes Maestre

Este reducido estudio bíblico-teológico del matrimonio solo se limitará a ser visto desde los matrimonios heterosexuales, pero por ningún motivo intenta legitimar una percepción discriminadora a la diversidad sexual; de hecho, creyendo en la igualdad, partimos a garantizarla para las relaciones interpersonales diversas.

Hoy día, el matrimonio ha sido objeto de muchas penurias, de situaciones angustiosas, de aflicciones y de momentos de carga emocional, pero ¿Cuál ha sido el motivo todas estas circunstancias? Las relaciones personales marcan considerablemente la vida cotidiana de las personas, por esto Pablo habla de esas situaciones concretas en la ciudad de Corinto, referentes al matrimonio y al celibato, que no solo envuelven asuntos de cotidianidad sino que muestran toda la ideología del contexto de Corinto.

En el presente nos encontramos ante un derrumbe de lo religiosamente instituido como señal de amor de dos personas que han decidido entregarse el uno al otro, este caos se debe a la pérdida de valores que le caracterizaban, creando paradigmas en relaciones interpersonales que conllevaban a la marginación de la mujer, como ser sexuado y como poseedora de un rol en la misma sociedad y por ende a la sublevación de la opresión del poder patriarcálista del hombre sobre ella.

En primer lugar en este escrito nos enfocaremos en la redacción y estructura literaria del texto, después se mostrará una proyección del lugar social en el que se desprende el texto, su contexto cultural que como resultado nos arrojará al sentido del matrimonio desde la óptica de Pablo además de ayudarnos a crear una interpretación oportuna el día de hoy.

“De las cosas que me escribieron, bien le está al hombre no tocar mujer; pero con todo, por razón de las fornicaciones, cada uno conserve su propia mujer, y cada una conserve su propio hombre.

El marido a la mujer páguele lo que es debido, e igualmente la mujer al marido. La mujer no es dueña de su propio cuerpo, sino el marido; e igualmente el marido no es dueño de su propio cuerpo, sino la mujer. No se abstengan el uno al otro, a no ser de común acuerdo por un tiempo, con el fin de darse a la oración y luego juntarse de nuevo, no sea que os tiente satanás a causa de vuestra incontinencia.

Esto lo digo no como un mandato, sino por concesión. Mi voluntad seria que todos los hombres fueran como yo, mas cada cual tiene de Dios su propio don: uno de una manera y otro de otra.” 1 Corintios 7: 1 – 7 (Biblia Griega del Nuevo Testamento)


Un juego literario: preguntas y respuestas

En relación con este texto deseo destacar varios elementos que nos ayudaran a interpretarlo apropiadamente. En primer lugar el texto de 1 de Corintos fue escrito en una visita de Pablo a Éfeso, éste ya había ido a Corinto a predicar, y luego de su recorrido por muchos lugares tres cristianos mensajeros llamados Téfanos, Acacio y Forfunato, comentaban a Pablo de los problemas al interior de la comunidad de Corinto, este pues se animó a escribirles y a darles su punto de vista (Exhortación) respecto a cómo se estaba llevando el evangelio de Cristo en esta comunidad.

Ahora en la tarea de análisis del texto nos encontramos con algo que ha llamado nuestra atención, y que en verdad nos sorprende del mismo Pablo, pero que nos formula una serie de alternativas literarias en cómo pudo utilizarse el texto de forma apropiada. El autor quien anteriormente y aun posteriormente en otros de sus temas es muy ordenado, preciso y conciso en su estructura, forma, estilo literario y temas a tratar en sus escritos, nos revela un escrito poco compuesto, porque en esta ocasión nos hace encontrarnos con un Pablo que responde la solicitud de los Corintios pero de manera poco ordenada, parece que en toda la estructura textual que va desde 1 corintios 7:1 – 40, Pablo es inconsistente en mantener un tema como tal, más bien hace juego con varios aspectos de estos dos temas: Matrimonio y Celibato, distribuyéndolos en toda esta pericopa.

Es decir que Pablo inicia respondiendo sobre un tema, luego va a otro y responde según lo que piensa, para después volver a responder otro asunto respecto al mismo tema con el que había iniciado. Esto nos demuestra según nuestra hipótesis: una inconsistencia temática, que nos lleva a pensar que Pablo respondía según las situaciones de aquel entonces siguiendo su propio orden mental. Otra formulación hipotética que pudo haber ocurrido es que quizá la carta que los Corintos enviaron a Pablo tuviera una secuencia de preguntas de las situaciones, entonces Pablo en este sentido responde de la misma forma.

Aun así, Pablo no nos deja mucho espacio para inducir si es o no, un uso de retórica, aunque lo deducimos inmediatamente, afirmándolo; ya que parte su discurso con la formula retórica, para ampliar y convencer a sus oyentes en un juego de preguntas y respuestas.

Aunque aclaramos inmediatamente que no trataremos todos los temas de todos los asuntos a los que Pablo apunta, sino que nuestro objetivo aquí es acerca del matrimonio heterosexual, su importancia y la problemática de conceptualización de los Corintios. Para esto utilizaremos 1 corintios 7: 1 – 7, estos versos nos ayudarán a la comprensión del tema y a su relectura actual.

En nuestro análisis se entreteje una composición estructural del texto en subtemas de la siguiente manera:

1. Problemática de la ascesis en Corinto v.1
2. Problemática del libertinaje en Corinto v.2
3. Nuevo paradigma sobre cómo entiende el matrimonio Pablo v. 3 - 4
4. Negación de la abstinencia en el matrimonio v.5 - 6
5. Deseo voluntario de Pablo. v.7

Esta visión del texto nos ayuda a comprenderlo un poco más, dando luz sobre los puntos necesarios que utilizaremos para una lectura hermenéutica sobre el matrimonio.

Caos social e ideológico (filosófico)

Corinto era una ciudad muy rica, ya que los procesos económicos que se vivían en esta capital eran amplios y muy abundantes. Había negocios artesanales, industriales, y hasta religiosos, pero uno de los negocios que resaltaba a esta ciudad era la prostitución; este negocio utilizado en cantidades elevadas no solo por los Corintos, sino que se había hecho un asunto de mercado de exportación e importación.

Este negocio que fue implícitamente religioso, caracterizaba la estructura socio-económica de esta ciudad aunque no le representaba, había templos enormes y estilísticamente muy bellos de la diosa Afrodita, la diosa del amor. Los habitantes de Corinto inconversos visitaban mucho el templo, en donde se practicaban rituales sexuales y de prostitución, ya que esta diosa tenía a su servicio más de mil sacerdotisas, que eran prostitutas sagradas. (Kugelman, R 1987)

La vida de los corintos estaba fuertemente influenciada por lo sexual, tanto así que las doncellas de Corinto <<Kore Korinthe>> no eran otra cosa que prostitutas y los Corintios vivían una vida licenciosa frente a esto. Es necesario sumar dos situaciones más a este contexto, primero que la mujer era quien se prostituía, por lo cual podemos dilucidar la actitud, el concepto y el trato que se tenía de los derechos de las mujeres.

Así pues, la mujer vivía con una libertad relativa, podía tomar una iniciativa en asuntos económicos y participar de cultos religiosos, pero seguía manteniéndose en posición de inferioridad ante el hombre, es más, se convertía en objeto sexual. Se mantenía la subordinación de la mujer porque priorizaba la jerarquía familiar, poniendo como base la sumisión solo de la mujer. La situación de las mujeres pobres exigía que se dedicaran a cualquier actividad, tanto en casa como en la calle, y las esclavas tenían la obligación de prestar servicios sexuales (Prostitución) al amo y a otros hombres de la casa patriarcal, y en cuestiones de honor las libertas eran consideradas como de menor honor que los libertos (Hombres). (Foulkes, I. 2003)

Segundo, por otra parte no solo se veía la marginación de la mujer, sino que a la vez su mundo helenístico dualista influenciaba de sobremanera en las costumbres de estos personajes, ese mundo estaba representado por las corrientes filosóficas gnósticas existentes ya en Corinto, que daban propaganda a la ascesis y al cuidado interno pero no externo del ser humano.

El problema de la ascesis en contrapartida con el libertinaje sexual que se vivía en Corinto, era otro problema potencial que afectaba al tema del matrimonio en la ciudad; de tal manera que llegaban a afirmarse que “Bueno le sería al hombre no tocar mujer…” v.1 como lo dice Pablo al inicio, mostrando la problemática de algunos que asistían a la iglesia de Corinto influenciados por el gnosticismo, condenaban las relaciones corporales- sexuales.

En este sentido el cuerpo es impuro, malo, animalesco, tiene sustancias demoniacas, es pasajero y está excluido de la salvación; eso quiere decir que el cuerpo es menospreciado (Richter, I. 1998) por lo tanto nos encontramos ante un contexto de marginación y menosprecio al cuerpo y a la mujer. La mujer y el cuerpo sometidos al patriarcalismo, subyugados a las reglas de dos comportamientos excesivos en la cultura urbana de Corinto: El libertinaje y la ascesis.

Pablo recupera lo marginado y subordinado

Ahora entonces, podemos deducir porque Pablo le dice a los Corintos que para él, el matrimonio no estaba en discusión de ser lícito o no, sino que se reconoce como un don de Dios y por lo tanto es bueno, que éste debe ser gozado y aprovechado a plenitud.

Era correcto que tanto Pablo como la comunidad viera la urgencia de no casarse, ya que en términos escatológicos se vivía un tiempo de expectativa de la Parusía (Regreso del señor). Estas personas al igual que los de Tesalónica, habían dejado a un lado sus labores cotidianas por esta urgencia y vivían despreocupadamente algunas situaciones importantes, entre éstas, la actividad del matrimonio. Aunque a Pablo le agradaba la idea de que la gente estuviera interesada en la venida del Señor, a la vez se veía preocupado por la rigidez de la gente en olvidar la vida normal, no se casaban y ni siquiera algunos trabajaban. Si Jesús ya volvía ¿Cuál era el objetivo?, claro está todo esto como excusa, para argumentar ya sea su libertinaje o su ascesis; su influencia del gnosticismo y su participación con las prostitutas, según sea el caso.

Sin embargo, el autor nos dice que es necesario que el matrimonio sea tenido en cuenta como parte de la gracia de Dios, quienes no se casaban pues no serían juzgados, porque el ser célibe también sería parte de la gracia de Dios y quienes lo hacían de igual forma no serían juzgados. El problema se presentaba en aquellos que se casaban pero vivían como célibes, los ascetas condenaban las relaciones sexuales aun dentro del matrimonio, por eso trataban de separar a las parejas, con la justificación de servir mejor a señor. (Foulkes, I. 2003)

Pablo dice que el matrimonio puede ser vivido, recuperando el sentido del cuerpo sexuado, dando importancia y respeto al género y despojándolo de la marginalidad de la mujer y del poder del hombre hetero-patriarcal sobre ella. Los hombres y las mujeres deberían casarse para evitar que el deseo sexual los dominara o la pasión se apoderara de estos, esa era la idea de algunos. Es necesario mencionar que Satanás no es la figura del deseo sexual, sino más bien la forma de descargar ese deseo, en este caso, la prostitución, ese debería ser el objetivo principal para combatir la fornicación (Libertinaje) tan difundida con prostitutas en aquel entonces. Al igual que los hombres y las mujeres en todos sus sentidos deberían tener relaciones interpersonales, sexualmente hablando, basadas en la reciprocidad y la igualdad para dar un golpe bajo al gnosticismo (Ascesis) (v.2).

En el matrimonio y la relación entre ellos debe caracterizarse porque el hombre y la mujer desde su diversidad:

1. Construyan una relación de igualdad y de reciprocidad: v.3

Es interesante observar como Pablo les dice a los dos, hombre y mujer que se deben el uno al otro, que es una obligación tener relaciones sexuales. Que el contrato matrimonial conlleva entregar sus cuerpos, ya que sería injusto no tener relaciones sexuales, en verdad ellas son una deuda que se tiene el uno al otro, una obligación mutua. (Kugelman, R. 1987)

El uno se entrega al otro y así respectivamente, conceden sus cuerpos, entregan su cuerpo consagrado, no malo, ni sucio, ni animalesco, aquí Pablo rompe con el sentido de cuerpo gnóstico, éste le da la importancia que se merece el cuerpo, le da su posición de santo, consagrado a Dios. A la vez que muestra la importancia de manejar una relación de igualdad entre mujer y hombre, ya que no es solo la mujer la que concede el cuerpo, sino que coloca a la mujer y el hombre en equidad, uno al lado de otro, hombre entregándole su cuerpo a la mujer y en sentido contrario, recuperando el sentido de ser mujer.

2. Una relación de respeto por los derechos y los deberes por igual. v.4

En el matrimonio, ni el hombre, ni la mujer puede tener (Exousia) poder sobre el cuerpo del otro. El poder del hombre esta sobre su compañera y así en sentido contrario. En el patriarcalismo el poder sobre el cuerpo es de arbitrariedad, en Pablo es de una entrega mutua. (Richter, I. 1998) La entrega del cuerpo de tal manera que ya no le pertenece en sí al sujeto, sino a su compañero, no cabe el abuso al poder, no es una relación de sometimiento ni de injusticia.

Aquí volvemos a romper con el patriarcalismo, el libertinaje sexual, y la ascesis, que marginaban y sometían tanto al cuerpo, como la mujer. Pablo en todo este pasaje presenta una relación matrimonial basada en la igualdad, la reciprocidad, en el respeto de los derechos de la mujer y del hombre, y un énfasis a la práctica sexual como deber matrimonial.

Para terminar Pablo nos dice que definitivamente se niega a la propuesta ascética en el matrimonio (v.5), que coloca al hombre como dual, menospreciando su propio cuerpo, y exigiendo realizarse como un ser espiritual que se abstiene de los apetitos sexuales. El celibato es un don, y yo quisiera que todos lo tuvieran, nos dice Pablo, pero Dios le concedió a cada quien un don, vívalo de forma apropiada, ya sea que se case o que sirva como célibe, cada quien es responsable de vivir su sexualidad, de gozar de los privilegios de su cuerpo.

Una Relectura al mundo de hoy

Esas relaciones interpersonales hoy día se han visto golpeadas, maltratadas, abusadas, tal vez porque se heredó la forma de los Corintios de mirar el matrimonio, siguiendo el patrón de subordinación a la mujer y de abuso sobre su cuerpo; además que el cuerpo sigue siendo víctima de una mirada repulsiva, lujuriosa y como poseedora del placer, como un objeto que solo sirve para asuntos sexuales, fundamentada en estereotipos sexuales.

Era de esperarse que las iglesias en donde se habla de ética, de moral, la igualdad entre mujeres y hombres pudieran hacer eco, pero la realidad es otra. Son estas instituciones aún más de talla fundamentalista, en las que la asistencia de las mujeres es más voluminosa y en las que a veces se les discrimina con más auge, mirándolas más como objetos que como sujetos activos en el proceso de predicación y oficio ministerial. De la misma manera que se ha mirado al cuerpo y sus manifestaciones sexuales provenientes de Satanás, reprimiéndolas y llevándolas a un estado de tabú o en casos, en silencio de manera licenciosa.

La posición de la mujer se ha entendido hoy día a favor del uso y la utilización del hombre hetero-patriarcal, arguyendo que éste es la cabeza, y que ellas solo son los instrumentos de estos. En otras se ve como instrumentos de pecado, de lujuria, tentaciones sexuales e infidelidades, dándole poca dignidad al cuerpo femenino en cualquiera de sus expresiones.

Los matrimonios no han funcionado porque los problemas radican en la cama, es cierto, pero no porque se haya hecho una mala utilización de métodos o de accesorios fantasiosos, sino porque a través de las caricias y tratos diarios los unos a los otros han puesto en juego el valor de la corporalidad y su dignidad. Sumemos además el asunto del poder, los hombres hetero-patriarcales tratan a sus mujeres como inferiores a ellos, todo esto refleja una sexualidad reprobable que repercute aun en el hecho de la genitalidad. Es necesario dignificar a la mujer para que no sea vista como placer sexual o un objeto de servicio para el hombre en el hogar, sino que tenga respeto y comprensión, debe ser reconocida y tratada como un ser humano.

Nuestra propuesta para contribuir a relaciones matrimoniales más sólidas se basa en: la igualdad, la reciprocidad y el respeto por los derechos de cada una de las partes conyugales. Que se respete su individualidad, pero también la relación mutua por el compromiso que se tiene uno con el otro, que su relación sexual esté fundamentada en ser libre, espontánea y satisfactoria.

Es por esto que se denuncia con un: “No más” al modelo familiar de alguien que gobierna, controla, ordena y manda y se privilegia la participación mutua de poderes y de roles en la casa, en donde se tienen en cuenta con ternura los conflictos mutuos, se lucha juntos, y se escuchan las necesidades del otro. En donde se reconozca a los seres humanos no solo por sus roles y sus funciones, sino por el simple hecho de ser personas. De esta manera lograr aquello lo que Pablo pretendía en sus cartas y con las que tantas veces, confundió la iglesia, uno solo… un solo cuerpo. Hombres y mujeres diversos pero siendo un solo cuerpo, iguales entre sí.

Referencias
  • Brown, R. & Kulgeman, R. (1987) Primera carta a los Corintos. En: Comentario Bíblico de San Jerónimo. (9 – 42). Madrid: Ediciones Cristiandad.
  • Levoratti, A. & Foulkes, I. (2003). Primera carta a los Corintios. En: Comentario al Nuevo Testamento Latinoamericano (817 – 841). pamplona: Verbo Divino.
  • Pixley, J. & Richter, I. (1998, N° 29). Sexualidad en Tiempos Escatológicos. En: Cristianismo Originarios Extra palestinos (35 – 138 d.c). RIBLA. (Pp. 106 – 119).