domingo, junio 23, 2013

Coloridas caras de la Iglesia Protestante en América Latina

Evangélicos latinoamericanos
Jaime E. Elías

Una relación existente entre la eclesiología y la misión de la iglesia

Introducción

Bien se ha dicho que el protestantismo está avanzando en lugar de retroceder, y que ha tomado varias formas variopintas, dándose un matiz de sabor a crecimiento, dejando de adolecer y que va tratando de buscar una identidad muy propia. En esta descripción multicolor de la iglesia evangélica en América Latina, también se busca concentrar la relación entre “la eclesiología y la misión de la iglesia” (tema delimitado para nuestro ensayo) describiendo así los diferentes perfiles que ha tomado el protestantismo latinoamericano. No dudamos del crecimiento acelerado y los grandes pasos que haya dado, que sin duda se hayan marcado dentro de la historia. También podemos decir que su diversificación fue desarrollando una presentación tópica para su estudio. En lo que concierne a la misión, cada una de ellas fue tomando el camino muy propio a seguir y que no relega en ningún momento el bagaje adoptado por ella misma. En este tema se tratará de presentar de manera subjetiva y esporádica algunas influencias, tanto de la secularización, asuntos políticos, sociales, y asuntos contextuales. Se ha de considerar también la oposición que obtuvieron juntamente entre ellas al paso de su crecimiento como iglesia, tanto del liberalismo, evangelicalismo, pentecostalismo e indigenismo, que se fueron relacionando y al mismo tiempo aislándose unas con otras. También se describe la relación implícita de las ponencias filosóficas e ideológicas presentes de su época, y que se fueron dando a conocer por medio del estudio conceptual de las relaciones, misionales y teológicas que las hace únicas en su desenvolvimiento. El estudio va mostrando un proceso en el cual van incluidas cosas muy buenas y contingentes como asuntos que la hicieron “estática”, y a veces de retroceso. En términos casi finales se tratará el tema del oficio teológico en la relación eclesiológica, en otras palabras la relación teológica entre iglesia y misión. Para terminar se plantearan algunas preguntas abiertas para las posteriores reflexiones.

La variedad como identidad

En la historia de la iglesia latinoamericana (“protestante/evangélica”), en su época de estudio, se encuentra en un momento complejo, tratando de adquirir una identidad en la cual pueda sobrellevar consigo la teología y la misión (misión y teología). Considérese a entender que para describir el tema de la reflexión aludimos a Míguez Bonino y David Stoll. El primero describe cuatro rostros del protestantismo, mientras que Stoll desarrolla el evangelicalismo latinoamericano. “Se ha de decir que la iglesia es misional y la misión es iglesia” (Bonino). Entonces se puede considerar este aspecto como un colorido telón de fondo para reflexionar y forjar una línea de pensamiento y describir en su estudio cronológico –otras posibles “caras” que el protestantismo latinoamericano va tomando–. De tal manera, el protestantismo fue tomando varios rostros (y los sigue haciendo) y al mismo tiempo, haciendo la misión en el camino, cada uno en particular tratando de hacer el oficio por el cual fue transformándose y dándose a conocer. En este campo descriptivo hay una amalgama de criterios que se van relacionando entre sí, en aspectos litúrgicos, de evangelización, convicciones teológicas, y propuestas de estructura que cada una se fue desarrollando para dar a conocer sus diferentes rostros, tales como: –liberal, evangélico, pentecostal, étnico– (y para el tema en desarrollo otras posibles “caras”). Ellos van arrastrando dentro de su identidad, tópicos muy similares para la misión. Si bien el que hacer eclesiológico fue tomando varios rostros, esto quiere decir que no debemos aislarlos como asuntos individuales; en este caso podríamos ver a la iglesia como un todo. También la iglesia fue tomando forma en la reflexión teológica, adquiriendo nuevos paradigmas para promulgar el evangelio y crecer. Pero el avance se ha dado, y se da a través de algunos aspectos que tienen en común. Tales como: estructura, sistema, teología, cultura, cosmovisión, visión, estrategias, y fundamentos, los cuales podrían ser los más pertinentes. Veamos otros asuntos a considerar.

La misión como trabajo de la identidad

Dentro de la “herencia protestante en América latina” según se ha descrito en la introducción del tema que le encabeza, se ha dicho que la iglesia se encuentra en otra crisis, porque deja de adolecer, y trata de obtener la identidad para darse a conocer como tal. Bonino ha dado una variedad de presentaciones del protestantismo, y como es que va haciendo “la misión”, mostrando la identidad que le da a conocer en Latinoamérica, (sabiendo que cuando hablamos de Latinoamérica hablamos también de su multicolor). La primera relación existente es, que la iglesia no deja de ser iglesia y a la vez no deja de ser misional. Esta podría ser la línea intermedia del campo de concentración de cada una de ellas. En primer lugar el protestantismo liberal se enfocó en mantener la amalgama de la historia y la filosofía para proyectarse a la sociedad y salir de la opresión perfilándose a la modernización. También tomó varios sectores políticos e influencias extranjeras enfocándose en el desarrollo y el erradicar la pobreza. El protestantismo liberal fue asociado también a otros temas, religiosos y eclesiásticos para minimizar el autoritarismo educativo de la iglesia católica. Este es el primero en romper el monopolio, y forjar las raíces de una identidad propia. Esto también dio otros aspectos técnicos para llamarse iglesia tales como “protestante, evangélico, o evangelista” el cual son sinónimos y no cambian en nada. En este punto la iglesia no deja de ser iglesia sino que va adquiriendo madurez y la vez también va liberándose. En segundo lugar el rostro evangélico da nuevas expectativas dentro de la sociedad, la educación y la mutua comprensión entre la cultura latina y la norteamericana. Este rostro se identifica más que el anterior. El sentido del lenguaje que adquiere se ha considerado como más “evangélico, bíblico-teológico”. Este rostro adopto términos como “Dios creador, salvador, intercesor, transformador” esto se relaciona con el rostro liberal, las divergencias con la anterior se marcan visiblemente por menos involucramiento hacia la sociedad secular. De tal manera que el rostro evangélico va marcando evidentemente, las consideraciones también fundamentalistas, el cual margina el liberalismo como “modernismo” pero aun así la iglesia no deja de ser iglesia. En este caso la iglesia –aun sin querer queriendo– mantiene una estrecha relación de identidad. El rostro pentecostal es uno de los que más influyó en el crecimiento del protestantismo. A pasos largos y agigantados tomó como premisa el Espíritu Santo, apoderándose sobre esta y de manera domesticada fue conquistando nuevas fronteras. Sus divergencias se fueron notando por las diferentes ponencias conservadoras, pero esto no la detuvo, se ha de considerar que este rostro tuvo en su mayoría –analfabetismo bíblico–, pero también contribuyó a posturas éticas y gran celo evangelizador. En la descripción de este rostro se toma en cuenta de manera mayoritaria la relación de ser iglesia y se mantiene dentro de los parámetros de identidad eclesiológica. Por otra parte el rostro étnico se identifica con las diferentes condiciones sociales, culturales, y religiosas. El cual para la iglesia latinoamericana protestante no la margina, sino la abraza como parte del movimiento misional, haciéndola parte suya como iglesia. En este caso se podría considerar que es parte del trabajo misional del rostro liberal, como del evangélico y del pentecostal. Es en este punto donde se ve como la etnicidad fue clasificada para su rango descriptivo. En el siguiente tema se consideran otros aspectos a relacionar.

El crecimiento como fruto del trabajo de la identidad

El rostro liberal alcanza popularidad y se ve como avanza en el nivel de educación, política, sociedad, liberándose a cada paso misional. Si bien se ha dicho que la educación se desligó de la iglesia católica, ¿podríamos imaginar el crecimiento que pudo obtener al paso misional? Aunque el rostro liberal proponía un paradigma extranjero, fue bien adoptado, de tal manera que fue creciendo (en Latinoamérica se considera la adopción en última instancia y en el presente ha sido rechazada por algunos sectores). El bagaje que trae el rostro evangélico de igual que el primero es también parte del fundamentalismo de los primeros siglos. Aunque este fue más bien parte de la materia prima para el crecimiento al proponer nuevas perspectivas misionales como parte del desarrollo integral de la iglesia. En este punto se podría decir que el crecimiento fue aun más enraizado en las convicciones bibliotecológicas. El rostro pentecostal fue uno de los que más proyección obtuvo, de manera que su rostro es el más conocido y popular, contrario al rostro evangélico, fue el que menos raíces bíblicas obtuvo, pero con mayor alcance misional. El rostro de la etnicidad, considera también el trabajo misional y trae consigo mismo el deseo liberal de conquistar nuevas fronteras, aunque indirectamente como también el deseo de liberarse y secularizarse. Los aspectos fundamentalistas fueron utilizados para fortalecer una nueva cara de cultura evangélica y toma su teología bíblica como matera prima para la misión. Aunque la marginación y la falta de información que recibiera hacen que sea un hecho innegable de retroceso para su crecimiento, pero se mantiene. De manera particular el solo hecho de llamarle rostro étnico es discriminador y aislante de la unidad. Se ha de considerar que hay más divergencia y menos relación entre los otros rostros mencionados. Hasta el orden cronológico en el que se describe es una aberración. Pero no debe de alienarse ni dejar de decir que también cumple la misión como etnias protestantes en América Latina.

La centralidad teológica entre la iglesia y la misión

La narrativa teológica de algunos de los rostros descritos anteriormente muestran “su propia teología”, pero no existe ninguna variación marcada al tratarlos todos, –se consideran iglesia, misionales y teológicas–. Pero tienen algunas estrechas divergencias en su propia hermenéutica. Las caras teológicas han adoptado a Dios como su Dios, siendo este el punto de partida para la misión. Su teología es teocéntrica y trinitaria, en la cual todos mantienen la trinidad como centralidad y esencia en el hecho de ser iglesia misional (dese a entender así como: Padre, Hijo y Espíritu Santo). Considerando el rostro liberal como fundamentalista, (para otros sectores sí, y para otros no), el camino que optó fue otro. El rostro evangélico le da mayor credibilidad y casi optan por ser –bibliólatras–, (si se puede describir de esta manera). La cara pentecostal opta por la teología trinitaria, –muy lúdica por cierto, festiva y emocionalista– propone una mayor credibilidad al Espíritu Santo. Su característica distintiva es el bautismo del Espíritu Santo y sus diferentes manifestaciones, pero no deja en sí, el legado evangélico. Por otra parte la teología de la etnicidad muestra los mitos no estáticos que hablan también sobre Dios. (Porque los cielos y la tierra predican la gloria de su Nombre). Este es el bagaje que adoptó por sí mismo en sus propias intuiciones y necesidades de un creador, pero también un mezcla de lo importado e impuesto de las naciones europeas y tal vez racionalistas. Particularmente se ha de considerar que contiene parte de la teología o praxis teológica fundamentalista. Pero el rostro evangélico como el pentecostal opta por ser más bíblio-céntricos y otros más convencionales en sus puntos teológicos. Finalmente se podría decir que la relación existe en que todos tienen la misma teología, unos con mayor realce que otros, pero todos apuntan para la misma misión en diferente ángulo. La relación es muy evidente aunque en sus interpretaciones existan algunos puntos de vista en contradicción, que algunas se consideran como puntos de retroceso. En este caso no se podría decir y juzgar que el proselitismo que han tenido en la misión no sea genuino, solo que para algunos fue de mucho avance y para otros de poco caminar, pero la misión se ha dado.

Nuevas formas, otras caras e identidades

Existe un fenómeno que se debe de evaluar a la luz de las nuevas identidades (llámese iglesias) y preguntas que responder ¿Por qué cuatro rostros? ¿De donde surgieron? ¿Cómo es que fueron tomando forma? A estas alturas se podría considerar que los rostros descritos en la primera parte son mas reflexivas que investigativas, de igual manera no digo que están mal, pero desearía hallar aun mayores respuestas para el estudio. Esto nos llevaría a formular otros temas de importación para la eclesiología y la misión y sus diferentes caras. De manera contextual al punto real en que vivimos, la iglesia también va adquiriendo nuevos rostros, mencionar el auge de las “megas iglesias” que no necesariamente las coloquemos dentro del pentecostalismo o neo-pentecostalismo. Más bien se puede clasificar como una iglesia capitalista de marketing. ¿Qué hay de las iglesias emergentes? también es una nueva cara del protestantismo en Norte América, y América Latina. Si consideramos hacer un estudio minucioso podríamos dar respuestas en el tema. Otro rostro para Latinoamérica es el individualismo como resultado de la postmodernidad. Pero ¿Qué hay de aquellas personas que no se identifican con ninguna de las caras descritas aquí en el tema? ¿Son cristianos sin iglesia? ¿Se le podría llamar a esto –cristianismo sin rostro–? Considerando que de alguna manera, han sido o son, liberales, optan por ser modernos y secularizados y que al fin de cuentas traen sus propias convicciones teológicas. Qué hay de aquellos que también no se identifican con ninguna cara pero son “evangélicos”, de alguna u otra manera se consideran moralistas y hasta bíblicos en su conducta y manera vivir. Otros muy estudiosos profesionales en asuntos académicos, tanto de la sociología, antropología y religiosidad, y que de alguna manera se identificaron con algún rostro pero ahora ya no. ¿Qué rostro le pondríamos a este tipo de confesantes? Que tal vez pertenecieron y traen el bagaje o al menos alguna arruga de estas caras. También hay protestantes comprometidos con su gente y estudiosos que ven el rumbo del protestantismo para otros nuevos horizontes optando por “nuevas caras evangélicas”. En fin adentrándonos un poco a la conclusión, considero de manera sugerente que se debe reflexionar, sobre la historia, pero también sobre las nuevas tendencias teológicas que van adelante de nosotros y por las cuales también optarían para hacer según ellos “una buena misión”. Esto implicaría estudiosos profundos y detenidos al respecto pero suficientes para determinar sobre que ruedas iría el protestantismo y cuales serian sus nuevas estrategias de misión.

Conclusión

Es menester darle crédito, a las lecturas que han sido pertinentes y puntuales para el crecimiento académico en el tema, también para la reflexión teológica, y contemplación de la realidad cronológica en la que se encuentra el protestantismo (“evangelicalismo”). Damos por concluir este análisis entre la eclesiología y misión de la iglesia, pero no por sentada toda la información. Existen más temas pendientes para dialogar, sin embargo el reto persiste. El protestantismo ha dejado de adolecer, y de la crisis se ha lanzado por tener una propia identidad, pero aun existe demasiada tensión en la cual se ha desarrollado y tensión por desarrollarse. El protestantismo se ha dado a conocer en el presente estudio por cuatro rostros distintos (liberal, evangélico, pentecostal, étnico) pero a la vez con líneas teológicas que las entrelazan una con la otra. En fin podríamos decir que va creciendo y la misión de la iglesia sigue sin detenerse. Otras caras están surgiendo trayendo así el mismo sabor de las otras cuatro. Por lo tanto el reto es más evidente, el cual sugiero algunas preguntas para finalizar ¿tendríamos que ser más liberales, más evangélicos, pentecostales, neo-pentecostales o étnicos? ¿Optar por un protestantismo emergente? ¿Qué hay de las nuevas formas que puedan surgir después de estas? ¿Optaríamos por un cristianismo sin rostro? Hasta donde tendríamos el valor de proponer, con el fin de que la iglesia crezca y no se pierda la misión y con ella su sentido Bíblico. ¿Cuál sería el legado que utilizaríamos como transición? ¿Escogería alguna de las cuatro? ¿Se inclinaría por algún otro rostro? Mientras tanto la obligación se vuelve más pesada por los mayores retos que vemos por delante, pero el deber es seguir con el avance de la eclesiología y la misión, influyendo comprometidamente nuevas propuestas biblio-teológicas para su desarrollo y madurez.

Referencias
  • MÍGUEZ BONINO, José. Rostros del Protestantismo Latinoamericano, Grand Rapids: Nueva Creación, 1995.
  • STOLL, David. ¿América Latina se vuelve protestante? Las políticas del crecimiento evangélico. Nódulo, 2002. [en línea] <http://www.nodulo.org/bib/stoll/alp.htm>