sábado, enero 14, 2012

El magnífico encuentro del Hijo de David con el hijo de Timeo

Dámaris Ruyán

46Entonces llegaron a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una gran multitud, un mendigo ciego llamado Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino. 47 Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, que te llama. 50 Y arrojando su manto, se levantó de un salto y fue a Jesús. 51 Y dirigiéndose a él, Jesús le dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? Y el ciego le respondió: Raboní, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino. (Mar 10:46-52 ;LBA)

En la estructura del evangelio de Marcos este pasaje es el último de los milagros de Jesús. La figura peculiar que presenta el autor para esta escena es un ciego. Ya anteriormente el narrador menciona la sanidad de un ciego (8:22-26) en Betsaida, ciego de quien no se sabe ni su nombre. En esta ocasión, el ciego hijo de Timeo clama a Jesús como ¡Hijo de David…! Ambos relatos de los ciegos enmarcan la primera sección de la segunda mitad de Marcos (8:27-10:45) lo cual subraya esencialmente la ceguera de los discípulos.1 Si bien la sanidad progresiva del primer ciego simbolizó el proceso lento de la apertura de los ojos de los seguidores de Jesús, la sanidad de Bartimeo es signo de la visión completa que ellos tendrán al final del Evangelio de Marcos.2

El presente escrito presenta las características del hijo de Timeo, Bartimeo el ciego, así como el significado de su clamor: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Por último, se concluye con algunas ideas sobre la repercusión del relato para nuestros días y su aplicación en nuestro seguimiento como discípulos y discipulas de Jesucristo.

I. ¿Quién es Hijo de Timeo? (10:46-47b.)

El narrador presenta al personaje como el hijo de Timeo, Bartimeo. En la mención de Bartimeo, encontramos primero el nombre del padre, reiterado después por el nombre propio. La presencia de este nombre es inusual por las siguientes razones: a. Puede ser un nombre mixto compuesto de una palabra griega y otra aramea (Bar-arameo-hijo y Timeaeus-griego-honorable),3 su nombre propio irónicamente, muestra su condición deshonrada y deshonrosa; b. la mención de Marcos de solamente dos nombres (Jairo y a Bartimeo) en todo el evangelio. Esta especial mención del nombre de este ciego indica que se disponía de una información especial o que Bartimeo era una persona conocida en la iglesia de Jerusalén4. Así pues, Bartimeo el ciego, estaba en las afueras de Jericó.Jericó se ubicaba a 8 kms al oeste del Jordán y a 30 Km al nordeste de Jerusalén, era un pueblo próspero de buen clima. Los ciegos, cojos y otros que no podían participar en los oficios tradicionales de la época solo podían mantenerse mendigando, por lo general al lado del camino.5 Este tipo de personas eran analfabetas en la ley, por lo tanto, no eran respetados como personas religiosas aunque estaban protegidos bajo la ley de Moisés.6

Bartimeo muy probablemente se encontraba en la orilla del camino a Jerusalén porque era un buen lugar para recolectar limosnas en donde los peregrinos religiosos que iban a celebrar la Pascua habrían tenido piedad para ayudar a un ciego necesitado.7 El narrador menciona que Bartimeo oyó que era Jesús el Nazareno. El uso del adjetivo el Nazareno, es una identificación que informa de dónde venía Jesús, de Nazaret de Galilea (1:9) lo cual permite inferir que el hijo de Timeo, Bartimeo había escuchado de Él.

Los ciegos no tenían fuerza en la sociedad,8 su ceguera los privaba del acceso al templo por lo tanto cuando Bartimeo escucha de Jesús nazareno, ¡clama! pero la multitud y los seguidores de Jesús, no le permiten acercase. La manera en que Bartimeo se dirige a Jesús, de nuevo hace suponer que ya había tenido noticias de él. Es así como el narrador presenta a un hombre hijo de Timeo (honorable), ciego, mendigo en las afueras de Jericó; hombre poco ignorante acerca de quién era Jesús nazareno.

ll. ¿Quién es el Hijo de David? (10:47-48)

El hijo de Timeo, Bartimeo se dirige a Jesús de la siguiente manera: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” La expresión “Hijo de David”, ocurre solamente dos veces en Marcos y es asociada con el Mesías. Esta frase refleja una esperanza mesiánica que se ve reflejada en los Salmos de Salomón. La esperanza mesiánica consistía en un libertador nacional, bajo cuyo poderío se daría el cumplimiento de las antiguas promesas de Dios a Israel.9 El Mesías iba a ser hijo de David, nacería en Belén y cuando apareciera, su reino permanecería para siempre.10

Los gritos de Bartimeo produjeron molestia tanto que muchos le reprendían para que callase pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Una de las esperanzas mesiánicas incluía que el Mesías daría vista a los ciegos,11 otorgaría sanidad, de allí que se podría deducir el clamor de Bartimeo por la misericordia de Jesús.

Ante el título “hijo de David”, Jesús no rechazó a quienes se lo daban, pero rechazó enérgicamente la idea de una realeza política asociada a este título.12 Sin embargo, en la medida en que Jesús tenía conciencia de realizar la misión del pueblo de Israel, la idea de la realeza no estaba en contradicción con su vocación, él le da un contenido nuevo: se trata de una realeza que “no es de este mundo”.13

Esta realeza “no de este mundo” puede verse en la manera en que Jesús se detiene y llama a Bartimeo. La multitud animó al ciego, de manera que él dejó a un lado su manto (lugar en donde probablemente guardaba sus limosnas) y fue a Jesús. Las acciones del Hijo de David en este momento de la historia implican compasión, deseo de salvación, ni una palabra de repudio o amonestación.

El magnífico encuentro del hijo de Timeo y el Hijo de David trae salvación e implica seguimiento

¿Qué quieres que te haga? Puede parecer una pregunta superflua pero indudablemente sirvió para fortalecer la fe del hombre, haciendo que expresara su propio deseo sobre la que Él a su vez actuaría y edificaría.14 Sin pensarlo mucho el ciego expresa mayor reconocimiento hacia Jesús al decirle Raboni, maestro mío y luego pide recobrar la vista y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. La fe en cuestión es la confianza en Dios y en el poder de Jesús para sanarle. El ciego había recibido la mejor limosna de su vida: recobrar la vista,15 y a la luz de la salvación, seguía a Jesús por el camino.16

El hijo de Timeo, un ciego marginado por su sociedad, excluido del santuario por su misma condición, parece no haber estado totalmente ciego porque reconoce en Jesús, autoridad, compasión por los más desvalidos y marginados y reconocía la esperanza mesiánica en el Hijo de David. Al reconocer en Jesús esa autoridad, el ciego no hace más que dejar todo y seguirle. Sigue a Jesús sin miedo, ni prejuicios lo cual es una actitud que se contrasta con la del grupo de los doce. Los miedos, bloqueos y resistencias se manifiestan en los discípulos en esta última fase de Jesús.

Para reflexionar: La ceguera en nuestro tiempo se manifiesta de muchas maneras. Para quienes hemos creído en Cristo, Él ha abierto nuestros ojos para ver su verdad y muchas veces nos comprometemos a seguirle pero en este seguimiento, nos cegamos cuando no vemos el por qué de las circunstancias difíciles de la vida. Agobiados, cansados y desanimados de las circunstancias adversas, ya sea en la familia, el ministerio o trabajo, no encontramos salida alguna y es allí donde debemos ir con Aquel que es nuestra esperanza, clamarle y pedirle: Maestro, que recobre la vista. Reconocer su autoridad y salvación diaria y sin duda Él actuará.

Así mismo, considero que debemos preguntarnos ¿qué estamos haciendo para manifestar el seguimiento como discípulos de Jesucristo? ¿Le estamos siguiendo en el camino o de pronto ya nos quedamos perdidos?

El seguimiento se manifiesta en la compasión. En nuestros países latinoamericanos no hacen falta mendigos. Considero que los cristianos debemos ser más conscientes de la necesidad material y espiritual de otros. Al estar conscientes de ello, podremos ayudar a quienes necesitan andando en el camino. Y me refiero a “andar en el camino”, en nuestras labores diarias, cotidianas en donde pudiéramos manifestar la misma compasión y amor dadas a nosotros en Jesucristo cuando experimentamos ese magnífico encuentro.

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  1. Guillermo Cook y Ricardo Foulkes, Comentario Bíblico Hispanoamericano: Marcos (Miami, USA: Editorial Caribe, 1993), 292.
  2. Ibíd.
  3. Robert H. Stein, Baker Exegetical Commentary on the New Testament (EE.UU: Baker Academic, 2008), 494.
  4. Guillermo Cook y Ricardo Foulkes, Comentario Bíblico Hispanoamericano: Marcos (Miami, USA: Editorial Caribe, 1993), 293.
  5. Craig Keener, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia: Nuevo Testamento (EE.UU: Editorial Mundo Hispano, 2006), 159.
  6. Craig Keener, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia: Nuevo Testamento (EE.UU: Editorial Mundo Hispano, 2006), 159.
  7. Stein, Baker Exegetical Commentary on the New Testament, Josef Schmid, 294.
  8. Craig Keener, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia: Nuevo Testamento, 160.
  9. Josef Schmid, El evangelio según San Marcos (Barcelona, España: Editorial Herder, 1973), 294.
  10. G. Ladd, Teología del Nuevo Testamento (Barcelona, España: Editorial Clie, 2002), 194.
  11. Josef Schmid, El evangelio según San Marcos (Barcelona, España: Editorial Herder, 1973), 294.
  12. Oscar Cullman, Cristología del Nuevo Testamento (Buenos Aires, Argentina: Methopress, 1965), 156.
  13. Cullman, Cristología del Nuevo Testamento, 156.
  14. A. Elwood Sanner, Comentario Bíblico Bacon Tomo 6 (EE.UU: Casa Nazarena de Publicaciones, 1990), 368.
  15. Ibid.
  16. J.A. O´Flynn, Comentario de la Sagrada Escritura: Evangelio según San Marcos tomo 3 (Barcelona, España: Editorial Herder, 1960), 527.